Esta frase a veces es muy recurrente en l@s niñ@s, aunque tampoco en tod@s. De hecho hay niños (uno de ellos es mi segundo hijo), que no habría peor castigo que no dejarles ir al cole cada mañana.
¿Cómo reaccionamos ante esta petición? ¿Hay una manera adecuada de hacerlo? En todo caso, lo que sí es bien cierto es que no nos puede pasar desapercibido si el tema persiste a lo largo de los días, e incluso meses.
No podemos (ni debemos) alarmarnos por cada negativa por parte de nuestr@ hij@ para ir a clase, pero tampoco podemos desatender los motivos por los que se está dando esta situación... puede haber sólo uno, pero a veces las razones pueden ser múltiples y variadas.
Estar content@ con sus compañer@s, que haya un buen clima escolar en general, y de manera especial, su maestro o maestra... todos ellos son factores de suma relevancia que no deberíamos desatender como padres y madres desde casa. Todo ello va a formar parte de esa motivación extrínseca de la que tanto se viene hablando últimamente, aunque no siempre se la nombre de esa manera: aquellos elementos externos al individuo que suponen un impulso a la realización de determinadas tareas o mantenimiento de ciertas actitudes.
Carina Tacconi nos pone en la línea de una posibilidad explicativa.
¿Por qué los niños no tienen ganas de ir al colegio?
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