La idea de este blog surgió en honor al programa de radio que presenté durante casi 14 años... y me está dando alas para difundir el interés por las ALTAS CAPACIDADES INTELECTUALES
Soy una eterna aprendiz que tiene muchas ganas de enseñar....
"La vida en familia supone nuestra primera escuela para el aprendizaje emocional. En tan íntimo caldero aprendemos qué sentimientos abrigar hacia nosotros mismos y cómo reaccionarán otros a tales sentimientos; cómo pensar acerca de esos sentimientos y qué elecciones tenemos a la hora de reaccionar; cómo interpretar y expresar esperanzas y temores. Esta escuela emocional funciona no solo a través de no solo lo que los padres dicen o hacen directamente a los niños, sino también en los modelos que ofrecen a la hora de manejar sus propios sentimientos y aquellos que tienen lugar entre marido y mujer" DANIEL GOLEMAN
El título es idóneo para tratar el tema de la tendencia en ocasiones demasiado
frecuente con la que entendemos la escolarización y educación de niños y niñas en particular y que es extrapolable a la forma con la que abordamos temas relacionados con la infancia en general.
Constantemente asistimos a una deshumanización de l@s niñ@s. Se les pierde el respeto, se
les enseña a ser competitivos y se les trata como números, en función
de la nota que sacan. Incluso en ocasiones, como ha sido el caso de mis
hijos, es el sitio donde aprender a discriminar
y a identificarse con su género en detrimento del otro.... algo grave
está pasando.
Urge un cambio, pero profundo. Un cambio de paradigma, de
manera de entender la educación y no solo en los centros escolares. Solo
de esta forma, dejará de patologizarse a la infancia, se empezará a
respetar las diferencias y empezaremos a respetarles como lo que son:
seres humanos con plenos derechos.
(Texto escrito por: Almudena Fuentes y extraído de la página de facebook enterapia psicología)
Paula tiene 7 años, de momento es un "fracaso escolar" porque no lee
las 44 palabras por minuto que tendría que leer para su edad...
Juan tiene 8 años y le acaban de diagnosticar un TDAH muy leve, el colegio fuerza a sus padres a llevárselo o a medicarle...
Silvia tiene 11 años y no le interesan las matemáticas porque no se las
enseñaron bien, ahora sus padres le han puesto a petición de su
profesora, 4 horas a la semana de clase particular al volver a casa. En
el colegio la sacan de su clase para hacer refuerzo de matemáticas con 5
niños más y sus resultados en matemáticas siguen siendo muy bajos.
Se acuesta por las noches asustada y con miedo a los exámenes, su
pasión es bailar, pero no le queda tiempo y no se lo permiten...
Claudia tiene 15 años y se pasa 9 horas en el colegio y 4 horas estudiando en casa...
Carlos tiene 6 años y molesta en clase porque es un niño de altas
capacidades que se aburre soberanamente, pasa su tiempo siguiendo moscas
y fabricando figuras de papel... Está permanentemente castigado sin
recreo y amonestado por su profesora en presencia de sus compañeros...
Daniel tiene 9 años y por más que se esfuerza en sacar una buena nota
para sentirse satisfecho, su profesor suma religiosamente las décimas en
los exámenes y le pone puntuaciones como 4,8 sin ninguna compasión...
¡¡¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO?!!
Los niños tienen que ser todos iguales, ni mejores ni peores.
Somos muchos los que nos sobrecogemos al dejar a nuestros hijos en un
sistema educativo que no tiene ni pies ni cabeza, que no cuenta con el
individuo, al que le importa un bledo cómo son Paula, Juan, Silvia,
Claudia, Carlos o Daniel, y cuáles son sus fortalezas.
Los
niños no son felices, se aburren en clase, se cansan de tantas horas, de
tantos deberes, de tantos ejercicios, de tantos exámenes, de tan poco
tiempo libre, de tantas exigencias, de tan poco cariño, ¡son niños!,
¡por el amor de Dios!, ¡pero no son tontos!... Si tan sólo nos
atreviéramos a escucharles, a saber qué es lo que piensan de sus vidas,
de esos ejércitos de los que forman parte obligatoriamente, de ese
madrugón matinal que les empuja como ganado a ser simplemente una
nota...
Estamos locos los mayores por permitir lo que estamos
permitiendo, luego mirando hacia otros mundos y sintiendo compasión... Y
yo me pregunto, ¿qué niño es más feliz?
A mí me da miedo
escuchar a mis hijos. Me sobrecoge verlos cargados como mulas, con
montones de libros de texto a sus espaldas, llenos de obligaciones y
pendientes de una nota.
Nuestros hijos no son notas. ¡BASTA YA!
No quiero pasarme la vida peleándome con ellos para que se sienten a
estudiar, no quiero que sientan que sólo miramos las notas que les
ponen, no quiero que se acuesten asustados por culpa de las notas o de
los exámenes, que se estudian como papagallos para olvidarse al día
siguiente. Es cruel evaluar permanentemente a un ser humano... Roza el maltrato...
¿Por qué no se habla de esto en los medios?
En la clase de Perico premian al niño que más libros lea con una bolsa
de chucherías. Todos compiten por leer el mayor número de libros
posible, pero no por los libros, sino por las chucherías... ¿Estamos locos?
Estamos haciendo a nuestros niños competitivos, generando envidias
entre ellos, separando a los niños de las niñas, estableciendo baremos
como "niños buenos" y "niños malos" (o "niños listos" y "niños
tontos"...)
Tratamos mal a los niños, no les tenemos en cuenta,
no comprendemos que son únicos, especiales, seres humanos; son soldados
uniformados y cargados con macutos en busca de un resultado para que la
sociedad se quede tranquila.
Y ¿qué podemos hacer?...
Revisar las expectativas que tenemos sobre nuestros hijos, no permitir
que les midan con un metro como el del parque de atracciones, en el que
si llega a la altura puede subir y si no llega o se pasa, tiene que
quedarse en tierra. Defender la individualidad de nuestros hijos,
darnos cuenta de que no hay fracaso escolar, sino poco interés por lo
que se aprende. Animar a nuestros hijos a protestar como individuos, a rebelarse y apoyarles. Buscar el que aprendan y disfruten haciéndolo. Cerrar los libros obligatoriamente a una hora establecida. Darles días de asuntos propios o ¿es que ellos no tienen derecho a estar un día agotados? Vamos a quitarles la presión de las notas, a convencerles de que lo único que tienen que hacer es aprender y disfrutar.
Vamos a mostrarles el camino ¡YA! y a no esperar a que lo tengan que
encontrar con un psicólogo en el futuro (todo mi amor y respeto hacia
esta magnífica profesión), o con un psiquiatra cuando ya no puedan más.
Vamos a liberar a nuestros hijos. ¡¡NO IMPORTAN LAS NOTAS!! IMPORTAN NUESTROS NIÑOS que, en definitiva, son el futuro.
En esta ocasión, no voy a hacer ningún comentario. Tampoco voy a exponer ninguna reflexión al respecto (al menos no por escrito ;-) )... porque en realidad, muchas de mis ideas, de mis pensamientos, mis sentimientos, quedan brillantemente reflejados en las palabras de esta niña.
Por favor, tomaos los escasos 8 minutos que dura su intervención... y al igual que yo hice, empapaos de conocimiento. Merece la pena.
ADORA SVITAK: QUÉ PUEDEN APRENDER LAS PERSONAS ADULTAS DE LA INFANCIA
"Quisiera empezar con una pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que fueron llamados ""infantiles"? Para los niños como yo que nos llamen "infantiles" es una cosa frecuente.Cada vez que hacemos un pedido irracional, mostramos un comportamiento irresponsable o manifestamos cualquier otro rasgo de ser ciudadanos Norteamericanos normales, nos dicen que somos infantiles, y esto realmente me molesta. Al fin y al cabo, veamos estos sucesos: Imperialismo y colonización, guerras mundiales, George W. Bush. Pregúntense: ¿Quiénes son los responsables? Los adultos.
¿Qué hemos hecho nosotros los niños? Bueno, Ana Frank llegó a millones con su impactante relato del Holocausto, Ruby Bridges ayudó a ponerle fin a la segregación en los Estados Unidos, y, más recientemente, Charlie Simpson ayudó a recaudar 120.000 libras para Haití en su pequeña bicicleta. Así que, como lo demuestran estos ejemplos, la edad es irrelevante. Los rasgos a los que hace referencia la palabra "infantil" son tan frecuentes en adultos que deberíamos eliminar esta palabra discriminatoria a la hora de criticar comportamientos asociados con la irresponsabilidad y la irracionalidad.
[...] Adultos y amigos de TED, ustedes necesitan escuchar y aprender de los niños y confiar en nosotros y tener mayores expectativas. Deben escuchar hoy, porque nosotros somos los líderes de mañana, lo que quiere decir que nos ocuparemos de ustedes cuando estén viejos y seniles. No, era broma. Ahora en serio, seremos la próxima generación, los que llevarán este mundo adelante. Y en caso de que piensen que esto no les afecta, recuerden que existe la clonación, y que eso requiere pasar de nuevo por la infancia, en cuyo caso ustedes querrán ser escuchados al igual que mi generación. El mundo necesita oportunidades para nuevos líderes y nuevas ideas. Los niños necesitan oportunidades para liderar y tener éxito. ¿Están a la altura de este desafío? Porque los problemas del mundono deberían ser la herencia de la familia humana.
Hace un par de semanas, la señorita me hizo ir al recreo a hablar con ella. El
motivo era “aconsejarme” sobre el futuro del niño.
Se ha enterado de que mi hijo tiene intención de entrar en el seminario el año
que viene (ya lo sabía desde hace años, pero ahora se ha enterado de que le han
concedido la beca). Pues bien, ha expuesto una serie de motivos contradictorios
para intentar quitarme la idea de la cabeza. Quiere que siga en este centro y
quiere que repita curso. Con esta mujer no se puede discutir y solo me limito a
asentir y darle la razón. Me dijo (como si tuviera que asustarme con eso) que
tendría que mandar un informe extensísimo sobre el niño, con todas nuestras
tutorías, con las tutorías de todos los años de primaria. Cuando vio que eso no
me “asustaba”, cambió el registro y empezó a decirme, eso sí como consejo de
amiga a amiga, que ese colegio es un colegio de “niños pijos” que van a acosar
a mi hijo y que le van a hacer la vida imposible. En fin, argumento tras
argumento durante la media hora del recreo todos para convencerme de que
matriculara al niño en “su” colegio otra vez .
En aquella conversación me quedó una cosa clara, y es que ella quiere que su
hijo mayor entre en el seminario pero el niño no quiere y ella no puede
pagarlo. (o eso me dijo)…Ahí ya empecé a sospechar motivos personales para esa
“campaña” anti-seminario.
Hoy, al ver que no habíamos echado la solicitud de reserva de matrícula me ha
vuelto a llamar para que acudiera al recreo. La argumentación de hoy ha sido
más agresiva y no sólo conmigo. Se ha pasado las 5 horas de clase con mi hijo,
haciéndole un auténtico lavado de cerebro; mintiéndole descaradamente,
chantajeándolo, asustándolo e hiriéndole donde más le duele. Sabiendo la falta
de padre que sufre, ha llegado a prometerle que conseguiría que estuviese estudiando en Valencia con su padre 1º y 2º de la ESO, si renunciaba al
Seminario….a lo que el niño, por supuesto, ha accedido…¿¿Ves???...¡no tiene
vocación!. Le ha estado mintiendo sobre el millón de cosas a las que tendrá que
renunciar si entra, que tendrá que levantarse a las seis de la mañana para
maitines (falso), que si suspende un examen le dejarán un mes sin ver a su
madre, ya que sabe que es lo que más quiere en el mundo (falso), que si
suspende le dejarán sin comer (falso), que tendrá que pasar las vacaciones allí
y ya no me verá más (falso). Ha hecho llorar a mi hijo, le ha hecho sufrir,
realmente le ha torturado durante cinco horas.
La impotencia ante esta señora que también le ha chantajeado con el tema de los
exámenes. (si no vas al seminario, podré pasarte la mano con las faltas de
lengua y quizá apruebes…si no, no podré hacerlo y repetirás), me ha dejado todo
el día fuera de mí.
Discutir con ella es absurdo, corregirle en todas y cada una de sus mentiras,
es absurdo…hablar con el director y montar un escándalo (porque todo lo que sea
contradecirla es montar un escándalo debido a sus reacciones exageradas) es
absurdo quedando 3 semanas de colegio.
He meditado, he intentado relajarme y pensar fríamente. He hablado con mi hijo
y con la delegación de educación y he accedido a reservar matrícula en ese
centro para calmar a esa señora que como se puede apreciar por sus actos no se
encuentra en condiciones para dar clase.
Bien, he hablado con mi hijo y estaba tan confundido después del “lavado de cerebro”
que lo he dejado estar. Le he dicho que le dé la razón a su señorita porque
está muy alterada por sus problemas de salud y que no se preocupe por nada más,
que por estudiar y sacar buenas notas en estos últimos exámenes.
¡Ah! Hoy han hecho un “test de madurez” que por lo que me ha comentado el niño
no es otra cosa que un psicotécnico normal. La señorita mirando el test le ha
dicho que lo ha hecho bastante mal, que si no tiene madurez suficiente no podrá
pasar…otra vez ha hecho llorar a mi hijo y le ha vuelto a hacer sentirse
inferior.
Cuando empezó con la “cantinela” de que quería que repitiera, me fui a la ley y
la única baza que tiene para hacerle repetir es “falta de madurez”. Un
chiquillo que habla de tú a tú con adultos desde que tenía 3 años, no tiene, ni
tendrá falta de madurez para estudiar un 1º de la ESO. Pero ella sigue
intentándolo. No sé los motivos, no los entiendo. Pero este daño que le está
haciendo a mi hijo le va a durar mucho tiempo.
Por otro lado, la semana pasada contactaron conmigo varias madres de niños que
no están en la clase de mi hijo, para alertarme de que todos los días en la
fila de entrada del colegio se estaba abusando y humillando a mi hijo por parte
de los compañeros.
Tanta es la impotencia que tenemos ante su señorita y tutora, que he preferido
acompañar y recoger al niño todos los días y así evitar problemas. Solo tres
semanas, nos repetimos el niño y yo. Un último esfuerzo y no tendrás que sufrir
más nada de esto.
Sé que la señorita fue una buena profesora en su día, a pesar de no admitir
consejos, ni información sobre niños de Altas Capacidades. Lleva un tiempo, un
par de años, con graves problemas de salud que mucho me temo que le están
afectando psicológicamente. Las “charlas” con los alumnos son cada vez más frecuentes,
de tal modo que se pone a contarles cosas de su vida y no dan clase, acumulando
materia día tras día. Todos los años terminaban antes de tiempo todos los
exámenes….este año, está haciendo exámenes de dos temas porque no les da
tiempo.
Los niños están muy asustados ante sus reacciones y no quieren decirle nada
para no irritarla. Me comentaban esta semana un par de madres, que sus hijas
sabiendo que la señorita se había equivocado en la puntuación de los exámenes y
que tenían más, se negaban a decírselo a la señorita. Preferían quedarse con
menos nota, que intentar hablar con ella. Aún así, me da la sensación de que la
aprecian.
Las madres con las que he hablado, tienen la misma sensación que todos: esa
señora no está bien psicológicamente. Aún así, nadie está sufriendo esto tanto
como mi hijo.
Un niño extremadamente sensible, al que ataca desde un punto de vista muy, muy
personal.
Si cualquier madre/padre viera como torturan psicológicamente a su hijo día
tras día, le cortan las alas de su talento, no le dejan avanzar, le mienten, lo
asustan y encima sus compañeros le acosan y le humillan, tomaría medidas más
drásticas seguramente.
Yo solo quiero que mi hijo salga de ahí. Que se le pongan las notas en función
de sus conocimientos. Que no se le humille constantemente, y se le deje leer un
libro en una tarde y no se le castigue por ello. Que pueda mirar las lecciones
siguientes, y no se le castigue. Que se le invite a profundizar en el área del
conocimiento que más le guste. Que se tenga en cuenta su alta capacidad y se
informen (que ya han tenido tiempo) de las particularidades de estos niños para
ayudarle.
Como madre, me siento frustrada por no “defender” a mi hijo. Como persona
pragmática, creo que estoy haciendo lo correcto porque lo primero es que mi
hijo pueda salir de ahí.
Realmente, no sé si todo esto será constitutivo de delito, pero a estas alturas
me está pareciendo que si. Quizá me plantee una denuncia ante el juzgado…no lo
sé. Estamos agotados, agobiados, frustrados y muy dolidos. Espero que mi hijo
consiga salir indemne de esto y que no le queden secuelas psicológicas.
"En el sector de la industria, innovar supone mejorar continuamente los productos con respecto a sus versiones anteriores. En este proceso gradual, a veces surge una innovación radical que rompe con el paradigma anterior. Se trata de una innovación disruptiva, algo que obliga a la industria a cambiar sus esquemas y a adaptarse para no morir.
CurtisJohnson, consultor educativo, le explica a Punset que la educación está viviendo un proceso de innovación disruptiva que, con apoyo de las plataformas digitales, revolucionará la manera de aprender en las aulas."
Hoy he ido a recoger al niño para llevarlo a la consulta del anestesista, pues
lo operan próximamente de vegetaciones. La profesora me ha hecho subir para
enseñarme un examen que han hecho hoy que el niño ha dejado en blanco. Me ha
vuelto a decir que va a repetir, reiterándolo varias veces y dándolo por
sentado. Cuando hemos salido de clase, el niño me ha contado que antes de
llegar yo le ha dicho que “cuando lo haga repetir y yo le mande a la
inspección, le enseñará el examen y retará al inspector a que lo apruebe si
puede. También ha añadido que como será “denuncia falsa” multarán a su madre y
como no podrá pagarla tendremos que irnos de Almería”.
Esas cosas, son las que no entiendo ni entenderé. Creo a mi hijo, porque hasta
la misma profesora a admitido cientos de veces que puede ser como sea, pero que
el niño es muy sincero en lo que dice. Y todas estas cosas son las que no me
parecen apropiadas y creo que están perjudicando gravemente, no sólo a mi hijo
que por fin sale de ese colegio, sino a todos sus compañeros.
El otro día esta señora, hizo un ranking de popularidad con la siguiente excusa
¿quién creéis que llegará a la universidad? Los niños votaban si, no o puede
ser, levantando a cada niño de su sitio para hacer la votación pública.
Son humillaciones que ningún niño debería soportar, en mi opinión.
Lo del examen en blanco, es algo que hacía tiempo que no había hecho. Estos
días hemos estado tan enfrascados en la hospitalización y posterior
intervención de mi madre que el niño ha estado bastante desconcentrado. Y este
niño, como muchos otros niños con AC, si no se lo sabe perfecto, no contesta.
Es así. Prefiere no poner nada, antes que poner algo mal. No lo entenderé
nunca, pero así es.
He hablado con él y me ha prometido que no le volverá a pasar.
Otra cosa que quería señalar, es que a diario tienen “exámenes orales” en los
que mi hijo siempre saca 9 o 10. Cuando llega la hora de evaluar, todas esas
buenísimas notas nunca son tenidas en cuenta. Solo cuentan los exámenes
escritos. Y eso es trabajo diario que si, como se supone, se trata de una
evaluación continúa debería tenerse muy en cuenta a la hora de puntuar.
Cuando hablamos de cambios en la educación, no solemos (o no debemos) hacer referencia de manera exclusiva al sistema escolar. El cambio ha de ser mucho más profundo... cultural, social, ideológico.
Hemos de concebir de manera diferente: * El aprendizaje: como adquisición de conocimiento, no de contenido * La infancia: como una parte más del desarrollo humano, y por lo tanto con los mismos derechos fundamentales que las personas adultas * La educación: como acto de responsabilidad de toda la tribu cultural.
Lo cierto es que puede parecer utópico pensar en un cambio tan profundo, al menos si la expectativa es a corto plazo... pero ¿y si nos animamos a asumir ese reto?
"Quizá usted haya tenido la suerte de conocer a algún loco, aquel tipo de persona que actúa de manera diferente. Rebeldes y problemáticos, parecen no seguir consejos de nadie, inconformistas y desobedientes, totalmente inadaptados. Personas que se atreven a desafiar las reglas establecidas, a realizar profundos cambios. Serán amados u odiados, a veces envidiados; lo que nunca nadie podrá hacer será olvidarlos. Porque solo los locos intentan cambiar el mundo ...y a veces lo consiguen."
Hay ocasiones en las que tengo la sensación de que nos estamos habituando demasiado cumplir a rajatabla la premisa de que "el fin justifica los medios", sin importar si esos medios son los más adecuados para lograr el fin.
Cuando oímos hablar de éxito, con demasiada frecuencia lo asociamos al resultado obtenido (lo cual es lógico), pero podemos estar pasando por alto el proceso, es decir, los medios empleados para llegar a ese "logro".
No puedo evitar preguntarme qué es lo que está detrás de un resultado (tanto si es considerado como exitoso como si no), cómo se ha invertido el esfuerzo, gracias a quién o a costa de qué.... porque continúo creyendo que lo importante son los procesos, no tanto los resultados.
Esta afirmación supone por tanto una profunda crítica a las diversas maneras que se están teniendo de actuar e incluso de interpretar la realidad: suspender una asignatura por un 4 en un examen, aunque el esfuerzo llevado a cabo durante todo el año haya sido considerable o por contra, aprobarla aunque se haya estado vagueando el curso entero, pero se sacó un 5 en la nota final; determinar "oficialmente" que un@ niñ@ tiene AACC porque saca todo 10 en el colegio, o concluir que es imposible porque si aprueba, lo hace por los pelos.
Y continúo pensando que flaco favor hacemos a nuestra cultura (y a la sociedad por extensión) si nos empeñamos en deshumanizar toda característica o todo acto propiamente humanos. Lo verdaderamente importante son las personas que tendemos a colocar detrás de una cifra, bien sea un CI, una nota a final de curso un balance de resultados en una empresa.
El verano pasado, cuando asistí a un curso sobre altas capacidades en la Universidad de La Rioja, se trataron 3 conceptos de suma importancia a la hora de entender este tipo de cuestiones de las que acabo de hablar: efectividad, eficiencia y eficacia.
La efectividad es la capacidad de lograr resultados en función de unos objetivos predeterminados.
La eficiencia consiste en lograr resultados con el mínimo esfuerzo o coste.
Y la eficacia hace referencia a lograr el máximo de resultados (en función de los objetivos), aplicando el mínimo coste o esfuerzo.
Me gustaría que fuéramos perdiendo la costumbre de hablar de números con los que identificarnos o de mencionar escalas en las que compararnos (como el ya famoso "informe PISA", que dice medir el nivel de los diversos sistemas educativos en función del rendimiento en determinadas materias), para empezar a pensar por nosotros mismos, a evolucionar como género humano y a trabajar por la única mejora que realmente importa: la que respecta a cada individuo.
Efectividad, eficiencia y eficacia. Tres términos que deberíamos tener en cuenta para no olvidar que el fin no siempre justifica los medios. Porque cuando los medios nos han deshumanizado, y con ello se nos ha perdido el RESPETO, ya no deberíamos hablar de "resultados positivos".
Para muestra, un botón.... veamos estos dos vídeos donde se habla de los dos países con mayor puntuación en el anteriormente mencionado informe PISA, y después volvamos a preguntarnos ¿qué es lo realmente importante?
24 de abril de 2013
Hoy ha venido el niño diciendo que no iba a volver al colegio.
Mi madre ha estado 12 días ingresada en el hospital y durante estos días el
niño ha sufrido el descontrol de horarios y de casas. Unos días en una y otros
en otra puede que haya descuidado los estudios. El jueves pasado la operaron de
urgencia por la noche y por lo tanto, el niño no fue a clase el viernes
porque se acostó muy tarde y pensé que sería mejor que descansara. Pues bien,
no tenemos ningún teléfono al que llamar para pedir la tarea y la señorita
tampoco le ha encargado a ningún niño que nos la diga.
Ha ido a clase toda la semana y resulta que hoy había una recuperación de una
especie de prueba de inglés que hicieron el viernes. Todos lo sabían y mi hijo
no. Nadie le ha informado, ningún compañero, ni siquiera la señorita que ha
estado con él, lunes y martes. Pues hoy se ha puesto como una fiera, insultando
a los niños que no habían aprobado (entre ellos mi hijo porque no la hizo)
diciendo que “por culpa de estos gilipollas tenemos que perder la hora de
religión”.
También había mandado ejercicios de lengua, y al ir a corregirlos hoy….ídem de ídem. Insultos, gritos y amenazas de repetir curso. Además a añadido con gestos
despectivos “luego vendrá tu madre con la cantinela”.
Que tenga que volver a repetir a mi hijo “aguanta y estudia que solo te queda 1
mes y medio ahí” es muy triste. Ir a hablar con la profesora es absurdo. Esa
mujer no escucha y se inventa lo que haga falta con tal de llevar la razón. La
he pillado ya en muchas mentiras.
He estado unos meses sin escribir porque los problemas eran menos habituales,
más esporádicos y hemos redirigido el esfuerzo en mejorar las carencias del
niño. Pero en una ocasión en que mi madre y yo fuimos al recreo a darle el
bocadillo al niño, mi madre le dijo a ella que el niño se aburría en clase;
sencillamente, sin nada más…sin ni siquiera sugerir que era por su culpa. Esta
señora entró en cólera y empezó a decirle a mi madre cosas sin sentido, como
que "mi madre había abandonado a sus hijos y se había ido fuera" cosa
que afectó mucho a Juan Gabriel.
Como la conozco, yo calmé la situación, pero estas cosas son demasiado
habituales. La señorita tiene atemorizados a los niños, a los que les hace
mentir a su antojo con tal de salirse con la suya y llevar la razón frente al
director, a un padre o madre o ante quien sea.
Después de aquel vergonzoso episodio y de decirme que no quería ver a mi madre
más por allí, me citó un día para hablar con el director del colegio,
seguramente previendo que yo arremetería contra ella por su actitud. En la
reunión lo que quería era exponer sus razones para que Juan Gabriel repitiera
curso. Por supuesto, el director que conoce a Juan Gabriel, dijo que eso sería
lo último. Que a ese niño repetir le haría mucho más daño que no hacerlo. La
señorita aportó todas las malas notas, pero sólo las malas notas…no dijo nada
de los continuos dieces en conocimiento del medio cuando pregunta oralmente, o
las buenas notas de matemáticas, ni de los escritos diarios que le trae de
casa. No le di más importancia al ver la actitud del director y al hablar con
el profesor de matemáticas y asegurarme que si el niño suspende algún examen,
es por no hacerlo como su profesor dice…no por hacerlo mal. Le obligan a hacer
operaciones ridículas por escrito, cuando él las hace mentalmente y varios
requisitos de ese tipo, le hacen bajar mucho la nota. Pero, por supuesto, no
pone en duda el nivel de conocimientos del niño.
También me ha contado mi hijo, que en ocasiones se ponen “a charlar” en clase y
la señorita les cuenta que su padre fue un héroe de guerra, que tiene un
edificio en propiedad, que cada hermano suyo dispone de una planta completa
para ellos, que veranean en Inglaterra y que hacen cruceros por el
Mediterráneo. Todo esto en una clase donde hay niños sin padres, con padres en
paro, sin recursos y con un nivel adquisitivo medio muy pobre, o incluso con
los padres encarcelados.
Son cosas que me asustan, me asombran y me preocupan y no quiero dejar de
comentárselas. El efecto de todo esto, es que a esta señora se le teme en el
centro, que nadie le discute, que está histérica por cualquier problema de
salud o privado y que la paga constantemente con los niños.
Es una pena, porque es la profesora que más se dedica a ellos. Pero me preocupa
que olvide que son niños y que no pueden pagar sus frustraciones
constantemente.
Otra cosa que quería poner en su conocimiento es que en las lecturas, la
señorita obliga a todos a ir al ritmo de ÁAA, un niño que padece dislexia y que
por lo tanto lee muy, muy despacio. Por supuesto que apruebo a que se ayude al
que no llega, pero no pueden obligar a los demás a descender de nivel.
Imagínese a mi hijo, con un nivel de lectura de un adulto, obligándole a leer
como un niño de 1º de primaria. Sería lógico que a los cinco minutos estuviera
mirando por la ventana o pensando en sus cosas.
Esta señora, lejos de motivar a mi hijo, lo desmotiva constantemente, aplasta
su moral y sus esfuerzos por mejorar, no le deja avanzar en lo que le gusta y
le prohíbe terminantemente adelantar o ampliar conocimientos.
Por todo esto que le contaba al principio, está castigado toda la semana sin
recreo y tiene que ir el martes de 4 a 6 al colegio para estudiar.
Continuará....
01-02-2013
Por estas fechas dejé de escribir…sólo conseguía indignarme más y más, y he
evitado ir al colegio y soportar las continuas mentiras de esa profesora con
respecto a mi hijo, sus continuas intromisiones en su vida privada, mi vida
privada, la de mi familia. Si voy una vez más en este estado, no podré
controlarme. En vez de eso, estoy dedicando todo mi esfuerzo a trabajar con el
niño. Gracias a una página de Facebook con recursos didácticos, encontré una
foto muy curiosa. Se trata de un dragón en miniatura posado sobre los dedos de
un niño. Cuando mi hijo vio la foto, le vino la inspiración y quiso inventar
una historia: “Draco, un dragón pequeño”. Todos los días escribe una página de
la historia.
Al principio muy emocionado, luego…se fue aburriendo. Pero
convenciéndole de lo que ha mejorado su letra y su ortografía, de lo bonita que
será la historia cuando la termine…la sigue escribiendo, eso sí, con el
sentimiento de estar haciendo “una tarea”. Le he prometido que la publicaremos
y la terminaremos con el ordenador (odia escribir a mano). Lleva 32 páginas. Ha
mejorado muchísimo en la escritura. Ya no se cansa tanto, evidentemente, y la
ortografía está a años luz de donde estaba. Creo que ha sido buena idea
redirigir el esfuerzo a mejorar sus carencias, en vez de intentar que cambien
las circunstancias del colegio.
Las notas que me trae para mí no sirven. “Yo sé que tú lo sabes, y que tienes
un 10”, el día que tengas un buen profesor él también lo sabrá y te lo pondrá
“oficialmente”. No te preocupes, porque tu esfuerzo SI vale la pena.