martes, 29 de abril de 2014

LA RESPONSABILIDAD DE L@S EDUCADOR@S

Cada vez que debatimos acerca del binomio herencia-ambiente, empezamos a mantener frecuente e inconscientemente una especie de "lucha" para llegar a determinar quién gana, es decir, qué es lo que realmente tiene más peso: aquellas características de carácter innato (y frecuentemente heredadas) o aquellas fruto de nuestro proceso de aprendizaje (y por lo tanto, adquiridas después del nacimiento).
En realidad este debate es interesante, pero no en este sentido de intentar determinar qué es lo determinante o dónde podemos hallar la explicación última de por qué actuamos, sentimos o vivimos de la forma en la que lo hacemos. Es interesante en la medida en la que nos ayuda a comprender la necesidad de reflexionar acerca del grado de responsabilidad que cada un@ posee sobre las actitudes del otr@ (ambiente), o por contra, profundizar en la aceptación del SER en el sentido de toma de consciencia de algo que un@ mism@ posee de manera innata y cómo se puede aprender a gestionar para obtener el máximo rendimiento (herencia).

¿A dónde pretendo ir con todo esto? En este caso concreto, mi reflexión se dirige hacia el punto en el que cuando se trata de intentar comprender a la infancia, nos cuesta aceptar que por un lado poseemos un grado de responsabilidad importante como educador@s (tanto familias, como escuela) pero al mismo tiempo hay ciertas cuestiones que tienen que ver con el estilo personal de ese niño o niña, cuestiones en relación con sus las necesidades propias de su momento evolutivo, y que deberíamos de profundizar en ellas para respetarlas y no coartarlas.

Es decir, en la infancia se es especialmente curios@, la experiencia aún es limitada, por lo que existe un ansia por aprender y conocer todo lo que le rodea de manera libre y sin condicionamientos sociales estrictos. ¿Esto implica que lo idóneo sería dejarles al libre albedrío? En absoluto.
Esto implica, por contra, la asunción de nuestra máxima responsabilidad como educador@s:
1. Observarles para poder permitirles profundizar de manera especial en aquello con lo que disfrutan, frecuente e íntimamente ligado al propio talento personal.
2. Establecer unos mínimos en función de sus propias capacidades y necesidades. Estos mínimos obviamente tienen que ver tanto con su desarrollo cognitivo (profundizar en conocimiento) como con su desarrollo emocional.
3. No olvidar NUNCA  que sus necesidades no pasan por encima de las de los demás, lo cual implica que también han de aprender a renunciar y a aceptar que no pueden llevar a cabo todo aquello que deseen, especialmente cuando se pueden estar vulnerando derechos de otras personas (incluidas nosotras mismas, por supuesto).

Y por último, también sería importante recordar que estamos tod@s en el mismo barco, que la educación es cosa de todos y todas: de niños y niñas, de familias, de escuela,... del entorno más inmediato. Desde esta perspectiva, para que el barco no vaya a la deriva, aunque obviamente es importante defender lo que consideramos justo para nuestr@s hij@s y/o alumn@s, no podemos olvidar profundizar en primera instancia acerca de nuestra propia responsabilidad para que el barco continúe por los cauces óptimos.

sábado, 19 de abril de 2014

...CUANDO EMPEZAMOS A SENTIRNOS INDEFENS@S

HABLANDO EN CONFIANZA
Temporada 2013/2014
PROGRAMA 14

Necesitamos sentir que controlamos nuestra vida.
El ser humano tiende a necesitar sentirse no sólo útil para sí mismo, sino también para los demás, y poder conformar así la propia autoestima. Necesitamos además sentir que se posee un cierto grado de control sobre la naturaleza, sobre el ambiente que nos rodea. Esto no significa ni implica que con ello podamos caer en la afirmación de que por eso se explica que vivamos en una sociedad donde unos controlan a otros como si de una tendencia natural se tratara, sino más bien al contrario. Si de algo nos dota la experiencia con prontitud es precisamente de la comprensión de que existen toda una serie de variables con las que hemos de aprender a convivir para poseer una calidad de vida óptima. Y una de esas variables, no es otra que el azar.
Por ejemplo, por mucho que avance la ciencia meteorológica, no siempre se va a poder predecir a ciencia cierta y con exactitud el tiempo que hará mañana.
Este ejemplo es una muestra de que efectivamente, esto es una de las primeras cuestiones que aprendemos cuando empezamos a manejarnos entre una ciencia: no se puede hablar de exactitud, sino más bien en términos de porcentajes, de tal forma que cuando afirmamos que un fenómeno X es debido a una variable Y, en realidad lo que afirmamos es que hay un porcentaje de probabilidad lo suficientemente alto como para determinar que X tiene lugar gracias a Y... pero también hay un porcentaje de probabilidad (aunque poco elevado) que nos indica que pueden existir otra serie de variables que pueden estar mediando, incluyendo la probabilidad e azar, especialmente en lo referente a la relación con otras personas.
Y ante este hecho, no deja de existir quien opine que no existe el azar, sino el destino, que aunque sea indemostrable, al menos no genera tanta sensación de incertidumbre. Sin embargo, si esto fuese así (que el destino es la explicación a hechos impredecibles o con poca probabilidad de ocurrencia), ¿de qué valor estaríamos dotando pues al esfuerzo por conseguir los diversos logros a lo largo de nuestro ciclo vital?

¿CUÁNDO APRENDEMOS A SENTIRNOS INDEFENS@S?
Imaginemos una situación de nuestra vida cotidiana que supuestamente deberíamos manejar con un cierto grado de control... ¿qué podría suceder si de pronto tomamos consciencia de que nada de lo que hagamos parece tener efecto sobre las consecuencias?
1- Que no estemos dotad@s de las estrategias necesarias para hacer frente a esa eventualidad. Por ejemplo, cuando un amigo con el que nunca hemos discutido, de pronto nos contesta a gritos, o como cuando en el colegio se nos informa de una actitud de nuestro hijo, la cual es totalmente diferente a la que observamos en casa.... necesitamos tomarnos nuestro tiempo para reaccionar.
2- Que sean cuestiones relativas al azar las que hayan poseído un mayor peso que nuestro esfuerzo. Por ejemplo, cuando nos hemos preparado una presentación de manera exhaustiva, pero el día que tiene lugar la misma enfermamos, o llegamos tarde por un atasco.
3- Que sean otras personas quienes nos impidan avanzar. En este caso y cuando se repite en el tiempo, hay una elevada probabilidad de generar el fenómeno de Indefensión Aprendida.

CÓMO ACTUAR ANTE EL SENTIMIENTO DE INDEFENSIÓN
En primer lugar, cabe preguntarnos ¿por qué es necesario saber de dónde viene el origen de esta sensación?
No siempre se hallan respuestas en el origen (e incluso no siempre se halla el origen a todo lo acontecido), pero sí que es cierto que en su búsqueda podemos ir encontrando pequeños acercamientos al porqué, lo cual nos dota progresivamente a su vez de mayor sensación de seguridad en nosotr@s mism@s.
Habría que partir de la base de que no somos grandes expert@s, sino etern@s aprendices. Sólo con el mantenimiento de esta actitud, habrá mayor probabilidad de no caer en el sentimiento de culpabilidad por no haber conseguido un determinado logro.
Cuando dejamos de dotarnos del grado de "experto en", somos conscientes de que cuanto más sabemos, de más información carecemos. Es decir, si ante una determinada situación no hemos sabido reaccionar adecuadamente, o nos hemos sentido paralizad@s, quizá es por no haber poseído toda la información necesaria para haber podido actuar en consecuencia.
Esto no nos exime de responsabilidad, pero sí en muchas ocasiones, de culpabilidad.

domingo, 6 de abril de 2014

CONVERSACIONES CON EL VIENTO

** De mi amigo Alberto Cadenas :)

- Viento dime, ¿qué puedo hacer?
- Deslízate -me contestó-
- Pero, ¿cómo lo hago? si están aquellos que tratan de impedírmelo, con sus prejuicios y sus opiniones?

- Has subido esta montaña ¿a que sí?
 Y has podido ¿a que sí?
¿Cuántos te dirían que estas loco o que te juegas la vida por subir y encontrarte encerrado en la niebla, medio perdido?
...y sin embargo aquí estás, tú solo, sin miedo, sin temor a que en este instante te juzguen o critiquen, o te digan que no sigas subiendo; es más, aunque te lo dijesen harías caso omiso y seguirías subiendo ¿a que sí?
- Es cierto Viento
- Pues haz lo mismo con el resto de tu vida

sábado, 5 de abril de 2014

ENTRE MAESTROS: Película-Documental Completa

Hacía un tiempo que había visto que se estaba preparando un documental en torno a un tema de muchísimo interés educativo: trabajar para educar en el autoconocimiento en el alumnado.

Pienso que este tipo de cuestiones resultan de vital importancia en las altas capacidades, puesto no siempre resulta sencillo aprender a gestionarse cuando estamos hablando de una intensidad emocional además de intelectual.
(El Huffington Post)

martes, 1 de abril de 2014

IDENTIFICAR Y DESARMAR LOS "VIRUS" MENTALES

HABLANDO EN CONFIANZA
Temporada 2013/2014
PROGRAMA 13
 ¿Por qué la denominación de “virus mentales”?
La mayoría de las cosas en la vida no son buenas o malas en sí mismas, tan sólo lo son en función del uso o interpretación que se haga de ellas.
Por eso hay determinadas características en el ser humano que en función de cómo se hayan aprendido a gestionar, pueden resultar un apoyo o por contra, ser un lastre en el camino hacia un desarrollo personal digno. Por ejemplo, hemos hablado en numerosas ocasiones de que somos seres sociales por naturaleza, es decir, que buscamos y necesitamos el apoyo de los demás. Este tipo de cuestiones evolucionan también en un sentido de reciprocidad, en el momento en el que sentimos la necesidad también de ser nosotr@s mism@s un apoyo también para los demás.

Vivimos en sociedad, nos relacionamos en pequeños grupos sociales (en búsqueda de nuestro propio grupo de referencia) porque eso tiende a mejorar nuestra calidad de vida. Sin embargo, puede convertirse en un lastre en el momento en el que supeditamos nuestras necesidades a las de los demás, sólo por el hecho de sentir que esta es la única forma de “encajar”.
En ese momento, ya podríamos hablar de actuar bajo el influjo de virus mentales, cuando empezamos a gestionar ciertas creencias y/o actitudes en un sentido que nos impide un desarrollo personal digno.
En definitiva, dichas creencias asimiladas desde el exterior (culturalmente hablando) suponen un hándicap para conseguir un desarrollo en plenitud, de la misma forma que un virus cuando entra en el organismo provoca un mal funcionamiento de nuestros órganos, impidiendo que funcionen de manera natural.
Suponen por tanto:
1 – Un obstáculo para la creación de relaciones sociales sanas y plenas.- Se pueden elegir determinados grupos sociales que nos pueden resultar dañinos, manteniendo la creencia de que éstos tienen más éxito social.
2 – Un impedimento al desarrollo individual.- Habitualmente la elección de grupos sociales inadecuados supone un retraimiento en la manera de SER y de sentir de cada persona.

¿Cómo detectar la influencia de “virus mentales”?
La detección de estos “virus” suele ir determinada en la medida en que empezamos a manejar ciertas creencias como verdades absolutas, y por tanto, nos están suponiendo un impedimento para seguir avanzando. ¿Cuáles pueden ser estas creencias?
1) LECTURA DE PENSAMIENTO: cuando en lugar de preguntar una duda, interpretamos directamente en función de nuestras propias opiniones y experiencias (sin aplicar la empatía). Suele ser debida por una excesiva confianza en la propia intuición.
2) TODO O NADA: excesivo perfeccionismo. Se trataría de la tendencia a pensar en términos absolutos, de tal forma que o”todo me sale bien” o de lo contrario “lo considero un fracaso absoluto”.
3) EXCESIVA GENERALIZACIÓN: en función de tu propia experiencia individual, determinar leyes generales por las que se rige el universo. Quizá también por un déficit de empatía, se tiende a focalizar las propias experiencias como una cuestión generalizada a las demás personas. Se trataría de un pensamiento egocéntrico del estilo “si yo lo siento así, todo el mundo ha de sentirlo de la misma forma”.
4) IMPULSIVIDAD: toma de decisiones de manera excesivamente inmediata, sin previa reflexión.
5) FOCALIZACIÓN SOBRE LOS ASPECTOS NEGATIVOS: probablemente por temor a hacerse ilusiones y que luego salga mal.
6) DISTORSIONES COGNITIVAS: manejar pensamientos distorsionados como verdades absolutas.
7) PERSONALIZACIÓN EXCESIVA: propia de una cierta tendencia egocéntrica. Por ejemplo: susceptibilidad, darnos por aludid@s cuando alguien hace un comentario general.

En este punto, se hace necesaria una reflexión personal: cuando llega el momento en el que se siente que se tienen varios frentes abiertos, con varias personas de distintos contextos y sin relación entre sí, sería cuando cabe pensar que quizá nuestro grado de responsabilidad es mayor de lo que pensábamos, en el sentido en el que probablemente estamos bajo la influencia de determinadas creencias prejuiciosas que nos impiden un desarrollo digno (“virus mentales”) y sería importante iniciar un proceso de reflexión en torno a los puntos anteriormente mencionados.

Análisis y Afrontamiento de las Creencias Prejuiciosas
Afortunadamente, de la misma forma que el organismo a través de nuestro sistema inmunitario lucha y vence a esos virus invasores, nuestra psique también mantiene una tendencia a luchar contra todo aquello que le daña. Obviamente, habrá ocasiones en las que se necesite algún apoyo (en el caso de una infección, a través de antibióticos; en el caso de un “virus mental”, a través del apoyo profesional adecuado).

El paso previo a cualquier afrontamiento sería efectuar un exhaustivo análisis de la situación para determinar la forma en que tendemos a manejarnos en nuestra vida cotidiana y el porqué estamos manteniendo dicha tendencia. No siempre somos plenamente conscientes de ambas cosas.

** CÓMO ACTUAMOS ANTE UN PROBLEMA:
- Ocultándonos
- Abandonando la situación
- Imposición del propio criterio
- Practicamos la escucha activa
- Mantenemos una postura de desconfianza en el otro (atacamos antes de que nos ataquen)
- etc, etc....

** CÓMO GESTIONAMOS FRACASOS
- Cuando tomamos consciencia de nuestros errores, actuamos para aprender de ellos.
- Manejamos un sentimiento de incapacidad de afrontamiento.
- Nos esforzamos por percibir los aspectos positivos de una determinada situación (incluso
ante situaciones claramente hostiles)
- Locus de Control: a quién o a qué responsabilizamos de los resultados de una situación
(a nosotr@s mism@s, al elementos externos, siempre a otras personas, etc...).

Fuente: http://www.seapremur.com/La_salud_por_la_integridad/psicologia_cognitiva.htm

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