Las familias que nos hallamos implicadas de una u otra forma con el tema de las altas capacidades intelectuales de nuestr@s hij@s, solemos dirigir nuestras quejas hacia la manera en la que se tiende a abordar el tema no sólo desde los colegios, sino también generalizando un poquito hacia el resto de la sociedad.
En ocasiones hay casi que "demostrar" que no te pasas el día entrenando a tu hij@ para que vaya más avanzado en cuanto a contenidos.
No se insiste tanto para ponderar la inteligencia de nuestr@s hij@s por encima de la de l@s demás niñ@s. O lo que es lo mismo: personalmente no deseo que quede patente que mi hijo es más listo que nadie (ya he manifestado a ese respecto en otras entradas, que sé que no es un ser perfecto... y ni falta que le hace), sino que si tiene reconocidas unas necesidades educativas especiales, se cumplan con él, de la misma forma que considero que se deben de cumplir con l@s demás. Es sinceramente humillante que la respuesta obtenida cuando se plantea la posibilidad de que el niño o la niña posea AACC sea "que todas las madres pensamos que nuestro hijo es el más listo".... porque esa nunca es la pretensión.
Lo que resulta además evidente que los conceptos de inteligencia, C.I. (Cociente Intelectual) y potencial están íntimamente ligados. Pero sí que parece también a veces evidente que existe una cierta confusión a la hora de concretar qué es lo que implica cada uno. Hay una relación, pero no son lo mismo. Si llegáramos a esta comprensión, hay mayor probabilidad de que al menos en parte, los problemas anteriormente mencionados tiendan a mitigarse.
INTELIGENCIA, C.I Y POTENCIAL
De manera resumida, podría decirse que lógicamente, para llegar a obtener un determinado C.I., es requisito imprescindible poseer un cierto grado o nivel de inteligencia. Pero esto no implica que el C.I. sea un fiel reflejo visible de un constructo intangible como lo es la inteligencia.
Es decir, para que una persona pueda resolver las pruebas que los distintos tests de inteligencia plantean (cálculo, viso-espacial, destreza lingüística,..) y con ello obtener una puntuación global o C.I., ha de ser un individuo inteligente. Pero el C.I. en sí mismo NO NECESARIAMENTE REPRESENTA LO QUE ES LA INTELIGENCIA. De hecho hay numerosas habilidades que también tienen que ver con la inteligencia individual que cada uno posee que no se ven reflejadas en los tests, como la musical, la inter o intrapersonal, o la corporal-kinestésica. Esto suele, en todo caso, verse reflejado de manera más obvia cuando se destaca de manera llamativa por encima de la mayoría dentro del mismo rango de edad (el ejemplo de W.A. Mozart sería el más conocido, quizá).
Si no se da así, o lo que es peor, no se le da la importancia que realmente se merece, estas habilidades se quedaría en potencialidades, es decir, aquello para lo que el individuo se halla preparado pero no necesariamente ha llegado a desarrollar porque no se le ha ofrecido ni facilitado la oportunidad en el medio en el que se desenvuelve.
El C.I. no está desligado del nivel cultural ni educativo. Es por eso que cuando se afirma que cada vez somos más inteligentes porque el C.I. sube, en realidad hay que plantear otra serie de cuestiones, como la disponibilidad o el acceso a más recursos educativos, bien en la educación escolar, bien a través del mundo multimedia que nos ofrece internet.
Es obvio que es un dato a considerar, pero es excesivamente aventurado llegar a afirmar (como he llegado a leer en algunos artículos) que eso es porque "cada vez el ser humano es más inteligente".
El umbral individual de aprendizaje
También se ha llegado a determinar que la inteligencia varía en una misma persona a lo largo de los años, basándose una vez más en la variabilidad de su C.I. conforme se va desarrrollando. Nos volvemos a topar de nuevo con una problemática de índole similar: no puede llegar a afirmarse que la inteligencia entendida como potencial ha variado, lo que han cambiado son las condiciones de vida de la persona. A lo largo de los años, ha estado pasando por un continuo proceso de aprendizaje, con lo cual, su propia estructura cerebral ha variado. Lógico si consideramos la noción de "plasticidad neuronal" (al final propongo un vídeo que considero de referencia para comprender el proceso de adaptación al medio y cómo influye sobre el desarrollo cerebral la estimulación de ciertas habilidades y viceversa).
En cambio, hay una cuestión de suma importancia que no podemos obviar: tod@s nosotr@s poseemos un umbral de aprendizaje. Es decir, en las distintas habilidades que potencialmente podemos llegar a desarrollar, hay un límite que una vez alcanzado no podría llegar a ser superado por mucho entrenamiento al que estuviésemos sometidos. O por decirlo de otro modo: puede que con el entrenamiento, yo sea capaz de hacer cálculos numéricos mentalmente cada vez más complejos y de forma más rápida, pero llegará un momento, en el que alcance un tope, un máximo dentro de mis posibilidades, y de ahí, por mucho que siga entrenando, mis resultados ya no lleguen a mejorar. Y realmente no importa: no se trata de llegar a ser perfectos, sino de luchar por alcanzar el nivel óptimo al que cada persona de manera particular pueda llegar.
¿Por qué lo expongo entonces? Porque también quisiera que se empezara a mitigar esa creencia consistente en pensar que niños y niñas de alta capacidad lo son porque sus padres y madres están todo el día "entrenando" con ell@s en casa. Esto es obviamente una mala (pésima incluso) interpretación de la consideración de la importancia de la estimulación temprana en el desarrollo cognitivo de cada niñ@. Porque cada niño y cada niña, de hecho todas las personas, posee un umbral el cual no puede llegar a superarse por mucho que se insista o se adelante en casa o en el colegio. Y ese umbral depende de otros factores, probablemente más estables que el C.I., como por ejemplo la capacidad intelectual individual o el momento evolutivo en el que se halle el niño o la niña. Por ejemplo, por mucho que yo pusiera a mi hijo de 15 meses delante de "El Quijote", dudo mucho que llegara a leer ni una sola palabra... ¡¡ni una sola letra, de hecho!!
Digamos que lo que sucede en el caso de la alta capacidad, es que ese umbral se sitúa más arriba si lo imaginamos como una escala de posibilidad de aprendizaje o potencialidad. Y por eso es tan importante estimular no sólo aquello a lo que supuestamente "no llega a la media" (que desgraciadamente a veces se convierte en una tendencia), sino también llegar a apoyarle en su proceso de aprendizaje de tal forma que se acerque en la medida de lo posible a este umbral. Es más, esto no sólo sería aplicable a las altas capacidades, sino que debería de convertirse en una buena y bonita costumbre para tod@s l@s niñ@s que pasan por el sistema educativo.
En ocasiones hay casi que "demostrar" que no te pasas el día entrenando a tu hij@ para que vaya más avanzado en cuanto a contenidos.
No se insiste tanto para ponderar la inteligencia de nuestr@s hij@s por encima de la de l@s demás niñ@s. O lo que es lo mismo: personalmente no deseo que quede patente que mi hijo es más listo que nadie (ya he manifestado a ese respecto en otras entradas, que sé que no es un ser perfecto... y ni falta que le hace), sino que si tiene reconocidas unas necesidades educativas especiales, se cumplan con él, de la misma forma que considero que se deben de cumplir con l@s demás. Es sinceramente humillante que la respuesta obtenida cuando se plantea la posibilidad de que el niño o la niña posea AACC sea "que todas las madres pensamos que nuestro hijo es el más listo".... porque esa nunca es la pretensión.
INTELIGENCIA, C.I Y POTENCIAL
De manera resumida, podría decirse que lógicamente, para llegar a obtener un determinado C.I., es requisito imprescindible poseer un cierto grado o nivel de inteligencia. Pero esto no implica que el C.I. sea un fiel reflejo visible de un constructo intangible como lo es la inteligencia.
Es decir, para que una persona pueda resolver las pruebas que los distintos tests de inteligencia plantean (cálculo, viso-espacial, destreza lingüística,..) y con ello obtener una puntuación global o C.I., ha de ser un individuo inteligente. Pero el C.I. en sí mismo NO NECESARIAMENTE REPRESENTA LO QUE ES LA INTELIGENCIA. De hecho hay numerosas habilidades que también tienen que ver con la inteligencia individual que cada uno posee que no se ven reflejadas en los tests, como la musical, la inter o intrapersonal, o la corporal-kinestésica. Esto suele, en todo caso, verse reflejado de manera más obvia cuando se destaca de manera llamativa por encima de la mayoría dentro del mismo rango de edad (el ejemplo de W.A. Mozart sería el más conocido, quizá).
Si no se da así, o lo que es peor, no se le da la importancia que realmente se merece, estas habilidades se quedaría en potencialidades, es decir, aquello para lo que el individuo se halla preparado pero no necesariamente ha llegado a desarrollar porque no se le ha ofrecido ni facilitado la oportunidad en el medio en el que se desenvuelve.
El C.I. no está desligado del nivel cultural ni educativo. Es por eso que cuando se afirma que cada vez somos más inteligentes porque el C.I. sube, en realidad hay que plantear otra serie de cuestiones, como la disponibilidad o el acceso a más recursos educativos, bien en la educación escolar, bien a través del mundo multimedia que nos ofrece internet.
Es obvio que es un dato a considerar, pero es excesivamente aventurado llegar a afirmar (como he llegado a leer en algunos artículos) que eso es porque "cada vez el ser humano es más inteligente".
El umbral individual de aprendizaje
También se ha llegado a determinar que la inteligencia varía en una misma persona a lo largo de los años, basándose una vez más en la variabilidad de su C.I. conforme se va desarrrollando. Nos volvemos a topar de nuevo con una problemática de índole similar: no puede llegar a afirmarse que la inteligencia entendida como potencial ha variado, lo que han cambiado son las condiciones de vida de la persona. A lo largo de los años, ha estado pasando por un continuo proceso de aprendizaje, con lo cual, su propia estructura cerebral ha variado. Lógico si consideramos la noción de "plasticidad neuronal" (al final propongo un vídeo que considero de referencia para comprender el proceso de adaptación al medio y cómo influye sobre el desarrollo cerebral la estimulación de ciertas habilidades y viceversa).
En cambio, hay una cuestión de suma importancia que no podemos obviar: tod@s nosotr@s poseemos un umbral de aprendizaje. Es decir, en las distintas habilidades que potencialmente podemos llegar a desarrollar, hay un límite que una vez alcanzado no podría llegar a ser superado por mucho entrenamiento al que estuviésemos sometidos. O por decirlo de otro modo: puede que con el entrenamiento, yo sea capaz de hacer cálculos numéricos mentalmente cada vez más complejos y de forma más rápida, pero llegará un momento, en el que alcance un tope, un máximo dentro de mis posibilidades, y de ahí, por mucho que siga entrenando, mis resultados ya no lleguen a mejorar. Y realmente no importa: no se trata de llegar a ser perfectos, sino de luchar por alcanzar el nivel óptimo al que cada persona de manera particular pueda llegar.
¿Por qué lo expongo entonces? Porque también quisiera que se empezara a mitigar esa creencia consistente en pensar que niños y niñas de alta capacidad lo son porque sus padres y madres están todo el día "entrenando" con ell@s en casa. Esto es obviamente una mala (pésima incluso) interpretación de la consideración de la importancia de la estimulación temprana en el desarrollo cognitivo de cada niñ@. Porque cada niño y cada niña, de hecho todas las personas, posee un umbral el cual no puede llegar a superarse por mucho que se insista o se adelante en casa o en el colegio. Y ese umbral depende de otros factores, probablemente más estables que el C.I., como por ejemplo la capacidad intelectual individual o el momento evolutivo en el que se halle el niño o la niña. Por ejemplo, por mucho que yo pusiera a mi hijo de 15 meses delante de "El Quijote", dudo mucho que llegara a leer ni una sola palabra... ¡¡ni una sola letra, de hecho!!
Digamos que lo que sucede en el caso de la alta capacidad, es que ese umbral se sitúa más arriba si lo imaginamos como una escala de posibilidad de aprendizaje o potencialidad. Y por eso es tan importante estimular no sólo aquello a lo que supuestamente "no llega a la media" (que desgraciadamente a veces se convierte en una tendencia), sino también llegar a apoyarle en su proceso de aprendizaje de tal forma que se acerque en la medida de lo posible a este umbral. Es más, esto no sólo sería aplicable a las altas capacidades, sino que debería de convertirse en una buena y bonita costumbre para tod@s l@s niñ@s que pasan por el sistema educativo.
ENTRENA TU CEREBRO, CAMBIA TU MENTE (entrevista de E.Punset a Sarah J.Blakemore a propósito de la importancia de la plasticidad neuronal como motor y al mismo tiempo resultado de un proceso de aprendizaje y adaptación al medio )
Es evidente que la interpretación de altas capacidades es errónea desde su base, desde el momento en que confunden potencial con rendimiento. Lo normal que me encuentro al exponer el caso de mi hijo.
ResponderEliminarQuizá porque aún se sigue el eterno paradigma conductista: el "potencial" para algun@s no es lo que importa, sino el rendimiento.
EliminarY con esto hay que ser cautelos@s: el potencial no tiene por qué pasar desapercibo, a no ser que l@s observador@s cometan el terrible error de aplicar sesgos. Es decir, restar importancia a los logros y centrar por contra y de manera exclusiva en los defectos.