viernes, 21 de febrero de 2014

LA CREATIVIDAD EN EL DIBUJO INFANTIL

Una de las primeras muestras de creatividad que solemos percibir en la infancia se efectúa a través de sus dibujos.
Manejamos diversas nociones en torno a esta temática, como que pasan por distintas fases, que suele ser utilizado como muestra de expresividad emocional (especialmente en aquellas etapas en las que se sienten limitad@s por el lenguaje) y que suelen intentar reflejar la forma en la que perciben el mundo. Esto último nos suele llevar a error en numerosas ocasiones: tendemos a interpretar de dicha afirmación que debería de aproximarse en la medida de lo posible a lo percibido en la realidad. Por lo tanto, si no se aproxima, se tiende a decir que "el niño o la niña aún no está madur@", o peor aún, que "no es creativ@".

La creatividad y el talento no tiene nada que ver con el realismo, o con lo mucho que se asemeje al objeto real.
Cierto es que poseer la capacidad de efectuar un copia lo más exacta posible, requiere de un gran talento, porque no se trata simplemente de ejecutar trazos, sino que hay que manejar otra serie de cuestiones, como las sombras o la percepción de profundidad.... pero cuando hablamos del dibujo infantil, la creatividad se desarrolla en otro sentido, no necesariamente en este. Para esto también se requiere de otra serie de habilidades, como la viso-espacial.



A parte, he de reconocer que hay un aspecto que me resulta bastante llamativo, acerca del cual continúo haciéndome múltiples preguntas: ¿por qué nos empeñamos en que coloreen todo lo que dibujan? y ¿por qué les obligamos a utilizar los colores que consideramos pertinentes para cada cosa o persona?
La primera pregunta la formulo tras haber observado que hay bastantes niños y niñas con altas capacidades que prefieren dibujar los trazos y prescindir de darles color.
La segunda pregunta, porque tendemos con demasiada frecuencia a corregir aquellos dibujos que no han sido coloreados "como Dios manda", es decir: la cara de una persona tiene que ser color naranja clarito o rosa (nunca verde o azul... a no ser que sea un pitufo ;) ), las hojas de los árboles han de ser verdes, el cielo azul, las nubes blancas y el sol amarillo.
Y aquí nacen nuevas preguntas: ¿nos percatamos de hasta qué punto coartamos su creatividad? ¿somos conscientes de hasta qué punto aplicamos determinadas pautas prejuiciosas que fácilmente caen en cuestiones incluso racistas?....¿desde cuándo el "color carne" tiene que ser naranja clarito o rosita? ¿el color marrón, el negro, el amarillo.... no son también "color carne"?

Me pareció sumamente interesante dejar por aquí una serie de mitos que se tienden a manejar respecto al dibujo infantil, extraído de Garabatos y Dibujos:

5 FALSAS CREENCIAS SOBRE EL DIBUJO INFANTIL  
(pincha en este título para acceder al texto original)

1. El dibujo aparece a partir de los primeros monigotes


Esta es una de las creencias que más me sorprenden. Me encontré a una madre que incluso no dejaba dibujar a su pequeña de dos años porque pensaba que lo que hacía era "borronear" sin más.

Desde que un niño descubre que puede dejar rastro con las cosas, por ejemplo los alimentos, está iniciándose en el dibujo. Cuando a los 18-20 meses o incluso antes, sostiene un lápiz y traza sus primeras líneas el niño se expresa de una manera particular, aún rudimentaria en forma de garabatos, pero con ello está dejando su sello personal, igual que lo hace al caminar, al jugar o con cualquier otra exteriorización de su conducta.



2. El dibujo debe representar la realidad


Esta es sin duda una de las ideas más castrantes hacia el dibujo infantil. Cuántas veces habrás oído que un adulto le dice a un niño eso de "no se hace así, sino asá"...

Hasta que el niño no alcanza la etapa realista, hacia los 8-9 años, no pretende representar lo que ve sino aquello que siente sobre lo que ve. Esta diferencia es vital para darse cuenta de que el dibujo es un medio de expresión y comunicación realmente potente y nos pone en contacto directo con su mundo interior. Incluso representando la realidad en sus dibujos, el niño la dibujará según el filtro de sus experiencias y de su forma personal de percibir los objetos.

Por eso, nuestras correcciones van a generar inseguridad e insatisfacción en los niños, porque les hacemos creer que hay una forma correcta de dibujar y otra que no, y así acaban pensando que no saben.




3. El niño debe hacer en sus dibujos un uso realista del color


Esta creencia nos lleva irrevocablemente a corregir los dibujos de los niños que no están coloreados según lo que vemos en la realidad. Como hemos dicho antes, hasta que el niño no alcanza la etapa del realismo, el uso que hace del color está guiado más por sus emociones y experiencias subjetivas que por lograr una representación fiel de la realidad. También es a partir de esta etapa que es capaz de distinguir y utilizar las diferentes gamas cromáticas de cada uno de los colores.

De ahí que las correcciones que hacemos en etapas en las que no existe esta conciencia sobre la relación del color con el objeto confundimos al niño y limitamos su forma natural de expresarse a través del dibujo. Además podemos perder información fundamental sobre su estado emocional, que el niño expresa a través del color.

4. Para saber dibujar bien hay que tomar clases


No cabe duda que para ser un artista es necesario conocer una serie de técnicas pictóricas que te posibiliten reflejar aquello que deseas en un cuadro, pero cómo sabréis son muchos los artistas que reconocen la sencillez de las formas de los dibujos de los niños como fuente de inspiración para realizar sus obras.

Sin duda, al niño que muestra interés por aprender a dibujar de una manera determinada con perspectiva y de forma proporcionada, le será muy beneficioso tomar clases de dibujo, pero éstas no son en absoluto imprescindibles para que consideremos que alguien pueda o no dibujar sobre un papel.

Y lo de bien o mal, es muy relativo...



5. Con cualquier cosa que le des a un niño puede dibujar


Aunque esto es así, porque los niños si algo tienen es creatividad y un pensamiento divergente espléndido, esta creencia lleva a muchos a proporcionar a los niños cualquier cosa para dibujar. Con cualquier cosa me refiero, por ejemplo, a un trozo de papel de esos que ya hemos utilizado por la otra cara, o materiales que ya no están en perfecto uso, porque "como pintan con cualquier cosa...".

Sin querer, al ofrecer materiales e instrumentos que no están en perfectas condiciones de uso, no solo le estamos transmitiendo al niño que para nosotros su actividad de dibujo no es importante, sino que podemos influir negativamente en la valoración que hacen ellos mismos de esta actividad, en que la sujeción de los instrumentos sea poco adecuada o en adoptar posiciones del cuerpo forzadas al dibujar.

Puedes acceder a este artículo para obtener algunas pautas al respecto.

(http://gtadeaacc.blogspot.com.es/2014/02/la-creatividad-en-el-dibujo-infantil.html)

1 comentario:

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