Sin embargo, cabe recordar lo que NO son (un problema, un trastorno, una contrariedad del desarrollo, etc), y con la misma urgencia, rememorar los problemas que en ocasiones se puede llegar a manifestar tanto para las personas que poseen altas capacidades, como para aquellas que realmente desean ayudar y luchar por sus derechos. No siempre los obstáculos provienen del centro escolar...
Me permito rescatar en esta ocasión esta reflexión de Juan Serrano Cazorla, escritor y profesor de lengua y literatura castellana:
Mi Experiencia con Alumnos de Altas Capacidades
Como habrán intuido algunos de mis
lectores, durante mi jornada laboral en los depauperados institutos
públicos de Cataluña me dedico, además de a impartir clases de
lengua y literatura, a detectar alumnos de Altas Capacidades (es
decir, alumnos talentosos y superdotados). Esta es, quizá, la más
arriesgada e infructuosa tarea que puede acometer un profesor de
secundaria idealista y obstinado. En breve sabrán por qué.
Cuando se tiene la formación necesaria
y la voluntad de atender todas las necesidades del heterogéneo alumnado
de un centro escolar, detectar estudiantes con altas
capacidades intelectuales es sencillo, pues sus sofisticados
comportamientos los delatan. Por esta razón, he identificado con
facilidad alumnos altamente dotados en todos los institutos en los
que he trabajado; había de varios tipos: alumnos perfectamente
adaptados con un buen expediente académico (aunque casi nunca
extraordinario); estudiantes alienados que inhibían su enorme
capacidad; alumnos con un deplorable expediente académico que
empleaban sus talentos en generar todo tipo de conflictos que paliaban
su aburrimiento y denunciaban su frustración; adolescentes que
se saltaban las clases sistemáticamente y que, sin embargo,
aprobaban los exámenes sin dificultad, etc. Todos, a pesar de sus
diferencias, estaban muy solos y en permanente conflicto con un
entorno académico inapropiado e intolerante.
En cuanto he detectado a uno de estos
alumnos y, temerariamente, me he propuesto ayudarlo, he tenido que
sortear todo tipo de obstáculos hasta que mi capacidad
persuasiva se ha topado con uno insalvable a lo largo del
accidentado recorrido: el obstáculo infranqueable puede ser un tutor
desidioso, un jefe de estudios que tiene cosas más importantes que
hacer que atender hipótesis inverosímiles sobre alumnos superdotados
que no lo parecen, un psicopedagogo que carece de formación sobre el
tema y que está convencido de que no hay alumnos
superdotados en su instituto, unos padres temerosos de que su hijo
sea etiquetado como superdotado, etc. Por descontado, yo no he salido
indemne de estas campañas de socorro de alumnos de Altas
Capacidades: además de invertir mucho tiempo y energía
infructuosamente, me he ganado la displicencia y animadversión de
profesores prejuiciosos y, sobre todo, profundamente ignorantes. Y, en
cuanto a los alumnos dotados que he detectado, ninguno ha sido
sometido a diagnóstico ni, por supuesto, se ha beneficiado de medidas
educativas especiales. Ha seguido tan desamparado como siempre
a pesar de mi persistencia.
En definitiva, en nuestro sistema
educativo todo el mundo se comporta como si los alumnos de Altas
Capacidades no existieran, como si fueran un producto ocasional de
los platós de televisión. Pero los alumnos extraordinariamente
dotados sí que existen: están entre nosotros, en nuestros colegios e
institutos, frustrados, alienados y, lo que es peor, ignorantes
de su condición y de su potencial, recibiendo de todos los espejos
una imagen distorsionada de sí mismos. Están entre nosotros y jamás
levantarán este país miserable.
Me he sentido tremendamente identificada con las palabras de este profesor de Lengua y Literatura.Yo también soy docente de esa misma especialidad y desde hace años éste ha sido mi campo de batalla.Los niños con altas capacidades no sólo se encuentran indefensos ante un sistema educativo que les da la espalda,sino que sufren burlas de compañeros y desprecio por parte de muchos profesores. Parece que esta lucha que me ha acarreado tanto sinsabores fue premonitoria.Acaban de confirmarme que mi hijo, que está a punto de cumplir 4 años,es de AC. Y sé que la lucha continúa...
ResponderEliminarEfectivamente, la lucha continúa. Pero hay una cuestión a considerar y de gran importancia: ni nuestrs hij@s están sol@s... ni padres y madres lo estamos :-)
EliminarTe dejo mi correo privado: soniambr75@gmail.com