lunes, 8 de diciembre de 2014

ALTAS CAPACIDADES INTELECTUALES Y ASPERGER

Hace un tiempo que no trato a través de una entrada en este blog el tema de los diagnósticos erróneos en las altas capacidades, y no es precisamente porque no considere necesario hacerlo.
El tema que más he venido tratando a este respecto es de la importancia de tener muy claro de qué estamos hablando, es decir, no basta con describir síntomas y tratar en consecuencia. Hemos de centrarnos en el origen o la causa de los mismos, y el motivo no es otro que aunque hayan ciertas cuestiones que puedan parecer solaparse y parecer de índole similar, obviamente la intervención ha de ser diferente en función del origen.

Me explico mejor: cuando observamos a un@ niñ@ de 7 años que no tiene amig@s, podemos pensar que obviamente posee una dificultad para crear y conservar relaciones sociales. Esto puede darse por distintos motivos:
   - No comparte intereses ni aficiones comunes con niñ@s de su edad.
   - Tiende a la introversión y prefiere los juegos en solitario.
   - Posee una dificultad neurológica que le impide establecer vínculos sociales.
   - Carece de las habilidades sociales necesarias para ello.
En consecuencia, en función del motivo por el que est@ niñ@ no tenga amig@s puede ser diverso, por lo que no podemos limitarnos a concluir que "tiene un problema" sin más y empezar a utilizar el mismo tipo de intervención para cualquiera que encontremos que no establece relaciones sociales.
¿El motivo? Voy a responder con una experiencia personal: hace unos años un día empecé a tener ardor de estómago después de comer, el cual iba increméntandose conforme pasaba el día. El caso es que una persona bienintencionada me ofreció sales de frutas.... santo remedio para las digestiones pesadas. Así que me lo tomé. Esto desencadenó un dolor aún mayor, puesto que lo que me estaba sucediendo no era un exceso de ácido gástrico (que tiende a contrarrestarse con la ingesta de sales de frutas), sino todo lo contrario.
Un síntoma no ha de tratarse de la misma forma en todas las personas a no ser que conozcamos el origen del mismo.

Por eso en esta ocasión tengo la necesidad de tratar el tema de la llamada "doble excepcionalidad" en el caso concreto del asperger y las altas capacidades.
En mi opinión, sí creo que pueda existir, pero en casos muy concretos, y tal y como menciona la propia expresión, excepcionales. Estos casos concretos hacen referencia a talentos particulares, pero no a lo que podríamos denominar "superdotación" (entendida desde la perspectiva de desarrollo brillante en numerosas áreas, incluida la emocional).
En cuanto a las cuestiones relativas a la tendencia a interpretar con cierta literalidad lo que se le ha expresado, sucede otro tanto de lo mismo: el origen puede ser diverso.
En este caso, recomiendo consultar este enlace del blog Vida de Cebra. Sin lugar a dudas, muy exclarecedor:  El Superdotado y su Manera de Entender

¿Por qué urge una buena formación de los profesionales en lo que altas capacidades se refiere?
La respuesta puede poseer varias vertientes:

1.
Porque cuando observamos una tendencia al aislamiento en un@ niñ@ con respecto a su grupo de edad cronológica, puede ser debido a que no lo percibe como "su grupo de iguales". No nos sentimos cómod@s entre aquellas personas con las que no sólo no compartimos aficiones, ni opiniones, sino que además parece que estamos hablando en lenguajes diferentes.

2.
Porque es habitual una tendencia a la introversión, lo cual implica que aunque no haya problemas para hablar con otras personas, sí que es cierto que se prefiere la reflexión íntima, el diálogo interno. La capacidad de reflexión es mayor en soledad que en grupo, aunque se pueda nutrir de contenidos expresados por otras personas... es decir, no hay una conclusión inmediata, en el mismo momento en el que tiene lugar la conversación, sino que se tiende a dar con mayor precisión cuando se llega a casa y se reflexiona sobre todas esas cuestiones en la intimidad.

3.
Porque si bien es cierto que hay niñ@s con altas capacidades que tienden a expresar su emotividad sin problema alguno, hay otr@s que tienden a guardársela para sí, y sólo la expresan en aquellos contextos en los que se sienten segur@s (como suele ser habitual, en su casa y con su familia).

4.
Porque hay niñ@s con altas capacidades que presentan lo que denominamos "disincronía emocional", lo cual implica que cuando se encuentran ante situaciones cotidianas que no saben cómo asimilar emocionalmente, desconocen cómo ha de reaccionarse en consecuencia, lo cual tiende a generar un estado de confusión, especialmente cuando no está presente la persona que tiende a ser su referente emocional (habitualmente su madre).
Este tipo de cuestiones, NO implican inexistencia de sentimientos, ni de expresividad, ni inmadurez emocional, tan sólo se trata de un rasgo muy habitual (aunque no para tod@s) en niños y niñas con altas capacidades.

5. Porque la evolución en cuanto a la sociabilidad en niños y niñas con altas capacidades tiende a ir en aumento conforme van pasando los años. Aun existiendo una preferencia por la soledad, frecuentemente evoluciona en sentido positivo cuando ha tenido los apoyos suficientes para ello, por lo que es de suma importancia evitar etiquetaje alguno en torno a la manera en la que se relaciona.

jueves, 6 de noviembre de 2014

LA VERTIENTE EMOCIONAL EN NIÑOS Y NIÑAS CON ALTAS CAPACIDADES

Hace ya más de 2 años que tuve la oportunidad de asistir a esta ponencia de Izaskun Etxebarria, pero he de reconocer que sigue siendo la persona, que desde mi punto de vista, mejor ha abordado la temática del desarrollo emocional en niños y niñas con altas capacidades, aportando no sólo conocimientos teóricos, sino también casos reales y una buena dosis de empatía.

Estas fueron las diapositivas de su ponencia, y aunque no es lo mismo leerlo que escucharla en persona, os dejo el aporte:
http://es.slideshare.net/bnagusia/120530-aacc-izaskun#

CARACTERÍSTICAS Y NECESIDADES EMOCIONALES Y SOCIALES
- Sentido del humor
- Perfeccionismo
- Gran sensibilidad e intensidad emocional
psicomotora, sensorial, imaginativa, intelectual y emocional

DESARROLLO MORAL/ÉTICO
- Independiente
- Justicia
- Idealismo
- Verdad
- Empatía
- Equidad
- Transcendencia

RECOMENDACIONES
- Sentir que son comprendid@s y aceptad@s
- Aceptarles y valorarles en su totalidad, con sus errores y aciertos
- Quitar seriedad y miedo al hecho de tener altas capacidades
- Desafiarlos no sólo intelectualmente, sino también emocionalmente
- Enseñarles a expresar sus emociones
- Trabajar el permiso a equivocarse
- No minimizar sus sentimientos
- Permitir que se relacionen con personas de mayor edad
- Trabajar el aspecto ético. Nada es neutral. Inclusión en el curriculum
- Debatir sobre el sentido de las normas, los comportamientos, sus consecuencias
- Concederles tiempo, escucharles
- Permitir su individualidad, no conformismo y capacidad crítica

lunes, 3 de noviembre de 2014

ALTAS CAPACIDADES Y DESINTEGRACIÓN POSITIVA

En el momento en el que una persona empieza a indagar e investigar en torno al tema del desarrollo de la inteligencia y de manera más concreta, en el de las altas capacidades, efectivamente nos encontramos por numerosos artículos donde divers@s estudios@s del tema nos suelen mostrar su visión, su opinión, investigaciones, conclusiones,.... todo ello con mayor o menor grado de acierto o atino, según opiniones.

Pero hay un antes y un después cuando accedes a las teorías de Kazimierz Dabrowski.

Ya he dedicado varias entradas a este autor... considero que es el teórico que más se ha aproximado a la realidad del desarrollo en las personas superdotadas:
** DISTINTOS NIVELES EN EL DESARROLLO MORAL (DABROWSKI) 
** SOBREEXCITABILIDAD EN NIÑ@S DE ALTA CAPACIDAD

Y si algo no podemos obviar, es la intensidad emocional con la que se vivencia el mundo en las altas capacidades.
Dicha intensidad hace disfrutar de los aspectos positivos de la vida de una forma mucho más plena y placentera... hace que lo bueno sea muy bueno, muy positivo, muy placentero.
Aunque también es cierto que lo negativo puede llevar a ocasionar un dolor indescriptible. Y es que la tristeza ante las malas experiencias, que por otro lado son tan habituales como las positivas, hace que nos podamos sumir en una larga apatía y desinterés por todo aquello con lo que hemos estado disfrutando durante gran parte de nuestra vida.... exagerad@s, nos llaman quienes nos conocen.

No creo que la vida sea un camino de rosas, de la misma forma que tampoco considero que lo sea de espinas. Simplemente, mirado de la manera más objetiva posible, se trata de una senda cambiante, versátil en ocasiones, que nos proporciona sorpresas inesperadas, algunas buenas y otras no tanto.

Tampoco creo que la felicidad sea un estado perpetuo de alegría y ausente de malestar. Pienso que se disfruta mucho más en su búsqueda que en su hipotético encuentro.., y ante esto sí que es mucho más importante la actitud que mostremos ante esta senda vital y todo lo que pueda acaecer a lo largo de su tránsito.

En todo caso, en el momento en el que aparecen las espinas en el camino, debemos permitirnos el lujo de sentir el dolor. Y digo bien: "el lujo", porque en ocasiones preferimos optar por la huída en búsqueda de la tan ansiada felicidad, sin pararnos a sentir lo que es lógico sentir en ese momento: dolor.
Cuando nos detenemos en este sentimiento cuando las experiencias que estamos viviendo son percibidas como altamante negativas, es cuando acabamos poseyendo mayor capacidad de análisis y reflexión, de tal forma que poco a poco vamos desintegrando positivamente todas aquellas creencias que hasta ese entonces hemos estado manteniendo, y por cuyo motivo, hemos podido llegar a la situación de casi desesperación actual.
Lejos de hundirnos, las malas experiencias pueden suponer una balsa para acabar saliendo no sólo a flote, sino con una consistencia mucho más consolidada y férrea incluso.

Cuando escribo estas líneas, lo hago desde mi perspectiva personal... aunque he de reconocer que cuesta un poquito más cuando la perspectiva cambia hacia mi visión de madre: me apetecería quitarles el dolor, evitarles el sufrimiento, sentir su felicidad por encima de cualquier mala experiencia... pero también sé que eso no está en mi mano, y si lo estuviese, realmente tampoco sería algo que les sirviese para seguir creciendo en plenitud.

¿Qué debemos hacer entonces ante su sufrimiento? ¿Dejarles sol@s? ¿Esperar a que pase?
Tenemos una gran responsabilidad ante sus malas experiencias, y no es otra que la de ser su soporte, su apoyo, su hombro sobre el que llorar, su lucha, su dignidad,... la persona que les aportará todo el cariño que necesiten mientras pasan por ese proceso.
Si encuentran en nosotr@s, su FAMILIA, todo eso... no habrá malas experiencias en el mundo que puedan hundirles de manera definitiva, ni mucho menos. Saldrán reforzad@s y con mucha más confianza en sí mism@s... para ello.... debemos empezar por lo más importante: CONFIAR EN ELL@S.

jueves, 16 de octubre de 2014

¿ALTAS CAPACIDADES? ....¡PARA QUÉ ACTUAR SI AÚN NO HAY PROBLEMA!

Relación entre la ansiedad y la depresión en niños escolares con superdotación intelectual de 9 años de edad 
"Bragado y cols. refieren que los trastornos de ansiedad en los niños suelen ser los más prevalentes, ya que la mayoría han sufrido de estrés en mayor o menor medida debido a que desde pequeños están expuestos a presiones cada vez mayores, como la presión para triunfar, la de vivir en un mundo inestable, la presión por autorrealizarse, competir, ser el mejor, tener éxito en la escuela, entre otras. Todas estas presiones pueden ocasionar diversas respuestas siendo la ansiedad y la depresión algunas de ellas, por lo cual es importante su estudio, ya que se ha observado que el estrés del adulto tiene su origen en la infancia (Hart, 1994)"


"No pasa nada por no atender... siempre que no empiece a tener problemas", "...mejor no etiquetarlos tan pronto", "en este centro no vamos a hacer nada".... y un largo etcétera de respuestas hemos tenido que oír muchas familias cuando se plantea la posibilidad de que nuestr@s hij@s tengan altas capacidades.
En ocasiones resulta curioso cómo puede ser posible que este tipo de respuesta pueda ser oído no sólo por personas diferentes, si no además por parte de centros diferentes con independencia de ser públicos, concertados o privados. Estas expresiones se vienen repitiendo hasta la saciedad a lo largo y ancho de la geografía no sólo española, sino que casi me atrevería a decir que mundial.
Pienso que realmente, las personas que dicen este tipo de cosas a las familias, no son conscientes de cómo suenan en nuestra cabeza.
En ocasiones da la sensación de que se sienten en la "obligación moral" de tener que bajarnos los humos... no vaya a ser que creamos que nuestr@s hij@s son más list@s que nadie. El problema es que cuando expresamos este tipo de ideas en los centros, la mayoría no lo hacemos con tal fin, sino por una necesidad de compartir e intercambiar información acerca de lo que venimos observando desde hace un tiempo.
Es curioso cómo se puede llegar a afirmar que las familias debemos mantener un intercambio fluido de información con los colegios para poder llegar a conseguir una educación para nuestr@s niñ@s lo más integral y completa posible... eso hasta que llega el momento en que se expone la posibilidad de una necesidad especial, entendida como un derecho de la infancia, nunca como un privilegio.

No deseo hacer una crítica generalizada hacia la enseñanza, al contrario: me enorgullezco de poder decir que mis hijos van felices a un colegio donde se les atiende y se les respeta, lo cual conlleva unas ganas enormes por aprender.
Lo que quiero en realidad de que se tome consciencia de la importancia de la detección (lo más temprana posible) así como una adecuada atención... por ello he dejado al comienzo de esta entrada un artículo de DOLORES VALADEZ SIERRA, ROSA MARTHA MEDA LARA y OSMAR MATSUI SANTANA.
...porque cuando no se atiende adecuadamente, aunque parezca que "ahora mismo no lo necesitan"... sí que pasa algo.

domingo, 5 de octubre de 2014

MARÍA S. DAUDER: "Las Altas Capacidades en la Escuela Inclusiva: los Marramiaus de la Calle Caballa Descarada"

Hace ya más de 4 meses que entré en contacto con María.
Acaba de publicar su libro "Horus Lluç i els marrameus del carrer Verat Descarat".
Desde el mismo momento en que se empezó a extender la noticia de esta publicación, fueron muchas las personas interesadas en conocer si la obra sería traducida al castellano, y tal y como nos anunció la propia autora, así sería.
No es sencillo encontrar historias para niños/as con altas capacidades que nos introduzcan en un mundo de aventuras y viajes a través de distintos continentes al tiempo que vamos aprendiendo algunas curiosidades culturales, así como de la historia y de la ciencia.
A lo largo de estos meses, nos ha ido introduciendo la historia a través de redes sociales, lo cual he de confesar que ha ido desatando mi curiosidad.
Aprovecho además para decirte María, que en mi casa no hay mejores personajes para despertar la curiosidad que esos preciosos mininos protagonistas... ;)
Es muy sencillo adquirir ya el libro en castellano, tan sólo tienes que pinchar en este enlace: Las Altas Capacidades en la Escuela Inclusiva: los Marramiaus de la Calle Caballa Descarada

...y además, puedes tener la oportunidad de acudir a la presentación el próximo sábado día 25 de octubre:


sábado, 27 de septiembre de 2014

EN LAS ALTAS CAPACIDADES... NECESITAMOS NO SENTIRNOS SOL@S

Ya han pasado más de 3 años desde que empecé a escribir en este blog.
El comienzo fue motivado por una necesidad de no dejar en el olvido algo con lo que tanto disfruté durante más de 13 años y que desgraciadamente terminó el pasado mes de abril por causas ajenas a mi voluntad... y a la voluntad de todos los que formábamos la radio.
Esa fue la idea de este blog: empezar a dejar por escrito todos aquellos programas de radio a los que con sumo gusto había dedicado mi tiempo a lo largo de 10 años. De ahí el nombre: Hablando en Confianza.
Sin embargo, también por aquella época yo sentía una necesidad apremiante, que no era otra que la de poder exponer algunas reflexiones, compartir algunas vivencias en torno a un tema que había entrado en mi vida personal justo en el momento en el que fui madre por primera vez, aunque en aquel momento en el que mi hijo Jon llegó a mi vida no fuera consciente de las emociones tan intensas que se me iban a ir generando con el paso del tiempo, compartiendo nuestras vidas.
Y no tuvieron que pasar demasiados años para llegar a percatarme que nuestras vidas no eran como las de los demás, o al menos no como la mayoría de las familias me las planteaban.
Sin embargo, esa ha sido siempre nuestra normalidad, porque en realidad no existe otra palabra que pueda definir mejor nuestro día a día... aunque sea una normalidad diferente.

Comencé por tanto a dedicar más tiempo a hablar y compartir mis vivencias, artículos interesantes, noticias, actividades... todo aquello que pensaba que podría ser de utilidad para otras familias como la nuestra.
No creía que pudiese llegar a mucha gente, de hecho en ocasiones he tenido la sensación de estar escribiendo más en un diario personal que en un blog público.
Sin embargo... sucedió. Gracias a ir publicando en este blog temáticas y experiencias relacionadas con las altas capacidades, también comencé a conocer a muchas personas.... MUCHAS, con las que podía compartir mis historias e interesadas en conocer poco a poco algo más sobre este tema. Esto ha resultado ciertamente muy gratificante... al fin y al cabo, todas las personas necesitamos sentir que pase lo que pase, no estamos solas.

Sois muchas las personas que os habéis puesto en contacto conmigo a través de mi correo para contar vuestras vivencias, experiencias, inquietudes... en definitiva, he sentido que necesitabais una manera de desahogar algo que no podíais compartir con nadie más.
Quiero deciros que sin lugar a duda, no os imagináis el honor que ha supuesto para mí que depositaseis vuestra confianza en mí, que en realidad no soy más que una desconocida para vosotr@s, aunque desde luego, compartimos muchas cosas en común.

Esto me ha hecho reflexionar en un sentido: ¿cuál puede ser el motivo por el que una persona siente la necesidad de contactar con alguien para contar su historia en privado?
Se me ocurren varias respuestas, probablemente porque yo misma lo he vivido en alguna ocasión:
* Dejar de sentir soledad (no es un tema que sea sencillo de exponer a cualquiera)
* Desesperación (porque no resulta sencillo encontrar a alguien realmente sensibilizado con lo que se está sintiendo)
* Necesidad de compartir sentimientos
* Encontrar un apoyo para "salir de dudas"
....
.... y pueden haber muchas más respuestas que nos llevan a una gran pregunta: ¿cómo es posible que en algunos centros educativos no se percaten de hasta qué punto puede hacerle daño a un@ niñ@ con altas capacidades cuando se niegan a atenderle?? Porque es muy duro llegar a la conclusión de que aunque tienes mucho para dar, eso en definitiva no le importa a nadie... ¿de verdad se puede seguir creyendo que la no atención a las altas capacidades no tiene repercusión alguna??
Tengamos tod@s siempre algo muy presente: muchas vivencias de la escuela nos marcan para siempre, tanto en un sentido positivo.... como en otros que pueden no serlo tanto.

En todo caso, lo que realmente importa es que he necesitado escribir sobre esto porque es importante que de una vez por todas, se empiece a sensibilizar al mundo acerca de las altas capacidades... tiene que dejar de suceder que nos avergüence incluso en ocasiones hablar de esto con los demás. Tenemos que seguir trabajando para visibilizar el tema, lo cual incluye el no permitir que nadie intente ningunearnos.
Todas y cada una de las personas que me habéis escrito os lo merecéis.

Así que desde luego, no podría terminar sin antes agradeceros a tod@s vuestra cercanía y cariño... a veces tardo un poquito en contestar, pero desde luego, tened bien por seguro que lo haré. Porque sois importantes. MUCHO..... ¡¡GRACIAS A TOD@S!!

viernes, 11 de julio de 2014

SUPERAR IMPEDIMENTOS PARA UN DESARROLLO PLENO

HABLANDO EN CONFIANZA
Temporada 2013/2014
PROGRAMA 18

Las dificultades en la vida ¿siempre resultan un impedimento?
El sendero que utilizamos para caminar por la vida, no siempre resulta sencillo. Sabemos incluso que aunque haya momentos en los que la senda es recta y libre de impedimentos, el camino puede continuar siendo ciertamente tortuoso... y es que puede dar la sensación de que cuando aparentemente no tenemos problema alguno, los buscamos a modo de aliciente, de lucha que dote de sentido a nuestra existencia.
El motivo para esto no es otro que el hecho de que nos suelen gustar los retos, no tener la sensación de que nuestra vida es sencilla, ni que ya tenemos todo hecho de antemano. De esta forma, cuando salvamos un obstáculo, lo tomamos como forma de superación personal: nadie nos regala nada, sino que ha sido fruto del propio esfuerzo.

Impedimentos sociales
Cuando hablamos de que somos seres sociales por naturaleza, desde luego hemos de entender en primera instancia que el motivo no es otro que la tendencia a la supervivencia. El apoyo de las demás personas es fundamental, aunque obviamente no nos sirve el apoyo de "cualquiera".
No tiene el mismo peso el apoyo recibido por alguien de la familia, por ejemplo, que el de un desconocido con el que no nos une vinculación emocional alguna.
Y es que necesitamos un impulso, un apoyo... a modo de trampolín. Eso se obtiene a través de una red de apoyo social que nos conozca y apoye de manera especial en aquello que se desea emprender. No es una condición absolutamente indispensable, pero sí bastante importante, puesto que cuando no se siente dicho apoyo, esto podría desencadenar:
1) Que saliese a flote el  miedo a la equivocación  en lugar de tomar el error como una oportunidad de aprendizaje llevado a cabo con mucho mayor grado de profundidad.
2) Que aflorase el  miedo a no ser querid@ , a defraudar a las demás personas, a no ser lo "suficientemente buen@.
Esto último no es en absoluto una banalidad, puesto que puede resultar relativamente sencillo caer en el chantaje emocional como estrategia para conseguir algún tipo de beneficio personal, sin haber sido plenamente conscientes de ello.

El miedo también se trata de un sentimiento natural y deseable, en el sentido de tendencia a la propia supervivencia. Ahora bien, en gran medida, la gestión del mismo se halla mediada por el estilo social - educativo en el que nos hayamos desarrollado, de tal forma que el  miedo a no encajar  , es decir, a no tener aceptación social, puede acabar funcionando como un fuerte impedimento para conseguir desarrollarse en plenitud.

Impedimentos a nuestro desarrollo de índole cultural
A parte de tener en consideración lo expuesto hasta ahora, también debemos luchar por identificar aquellos impedimentos de tipo más cultural, tales como valores y formas de comportamiento consideradas como "adecuadas" o "inadecuadas" según criterio de los distintos grupos culturales.
Por ejemplo, "La virtud del término medio" . Este tipo de consideración obviamente tiene su razón de ser en el sentido en que nos insta a huir de los extremos (habitualmente más radicales, inflexibles y con poca tolerancia hacia la diferencia).
Sin embargo, ¿qué sucede cuando la interpretación de dicha premisa se inclina hacia un sentido en el que se insta a pasar desapercibid@s? Esta perspectiva se mantendría bajo la idea errónea de que lo más adecuado sería que el individuo se difumine entre la masa social, que no se haga notar, que no se muestre como diferente, porque de lo contrario puede convertirse en el blanco perfecto de ataque por parte de la "mayoría".
Obvia decir que esta postura resulta de una intolerancia peligrosamente abrumadora hacia la diferencia. ¿Qué sucede pues con aquellas personas que en sí mismas, poseen un grado de diferencia muy significativo con respecto a las demás, aquellas que se encuentran en un extremo u otro de la campana de Gauss? Este afán de "pasar desapercibidos/as" tiende a resultar tremendamente dañino en la construcción de su propia autoestima personal.

Cuando asumimos la gran influencia de la adopción de ciertas normas, pautas, creencias (en su gran mayoría prejuiciosas) que pululan de una u otra forma en nuestra cultura, sin aplicar el espíritu crítico individual correspondiente, estaremos pues corriendo el riesgo de caer en numerosas contradicciones entre nuestros propios sentimientos y nuestra propia manera de actuar, o lo que es lo mismo, manteniendo una doble moral regida por el  "no repitas lo que yo hago, sino actúa según te digo" .
Mi pregunta para finalizar sería la siguiente: ¿estamos preparad@s para afrontar estas contradicciones y actuar en consecuencia?
Habrá que intentarlo...

miércoles, 9 de julio de 2014

¿POR QUÉ ODIAR A L@S NIÑ@S SUPERDOTAD@S? II

Segunda parte de ¿Por qué odiar a l@s niñ@s superdotad@s?

Traducción del artículo de Barbara Kerr, del 16 de agosto de 2012
(Pinchar en el título para acceder al original)


¿POR QUÉ ODIAR A L@S NIÑ@S SUPERDOTAD@S? UN EXPERIMENTO MENTAL


En los treinta y cinco años que he estado aconsejando y haciendo la investigación con los niños superdotados, a menudo me han sorprendido por el resentimiento y el desprecio por los niños superdotados que he encontrado por parte del público, de los profesores, e incluso algunos de mis colegas en la academia.
Muchos estudiosos de nuestra zona, incluyendo Nicholas Colangelo, Craig Howley, y Camilla Benbow han tratado de explicar este fenómeno, por lo general en términos de un anti-intelectualismo de la sociedad estadounidense y las preocupaciones generalizadas sobre las raíces racistas de las pruebas de inteligencia. La mayoría de nosotros, en la educación de los superdotados somos conscientes de estas explicaciones.
Nicholas Colangelo, en su discurso en la VI Bienal Simposio Wallace sobre Educación para Niños Dotados, remonta las raíces de anti-intelectualismo, no sólo para el inicio de la ruptura de América de la cultura de elitismo europea, sino para la Universidad de Profesores de Columbia, donde muchos estudiosos promovieron la idea de que educación para superdotados era un medio de perpetuar la dominación del patriarcado capitalista blanco.
Howley mostró cómo el anti-intelectualismo nos conducía "fuera de nuestras mentes" al obligar a los estudiantes talentosos a los márgenes de la sociedad.
Camilla Benbow mostró cómo las llamadas para la equidad en la educación a menudo significaba la inequidad para los niños intelectualmente brillantes.
Dudo, sin embargo, que las personas comunes y corrientes que encuentro, se resientan de la educación de niños dotados y talentosos, ni que sean conscientes de estos conceptos, ni estén tan sólo vagamente preocupados por el elitismo o la perpetuación del patriarcado capitalista.
Yo creo que hay una motivación psicológica más profunda basada en experiencias personales. Por eso me comprometí en el siguiente experimento mental. Quería entender, en el nivel más profundo, ¿por qué una persona puede que no le guste o incluso desprece la gente inteligente. Esta es la forma en que realicé mi experimento mental.

En primer lugar, lancé la pregunta: "¿Cuándo he tenido sentimientos de ira y resentimiento hacia las personas inteligentes y las cosas que dicen o escriben?" Busqué en mi recuerdo, y me vinieron varios ejemplos vívidos.

El incidente número 1, fue mi experiencia a los diez años de edad, con la  lectura en de The New Yorker el 30 de noviembre de 1963. Estaba fascinada y horrorizada por el asesinato de Kennedy la semana anterior, y cuando vi una copia de la revista New Yorker, la recogí. (¿Cómo se metió en mi casa South St. Louis... nunca lo sabré).
Recuerdo mi primer intento para leer como solía hacer: escanear rápidamente las páginas, en la manera en la que nos habían enseñado a hacer en nuestra escuela post-Sputnik para superdotados - pero me atasqué. A las once, yo estaba bastante segura (segura de mí misma, se podría decir) que yo sabía que la mayoría de las palabras en el idioma Inglés - y un muchos franceses también, porque en mi escuela hablamos francés todos los días). Este artículo, sin embargo, tenía una palabra tras otra que no podía adivinar por el contexto o las raíces latinas. Me encontré sintiéndome primero, molesta conmigo misma; a continuación, molesta por la revista; luego frustrada, y luego enfurecida con este sofisticado grupo de adultos que estaban discutiendo entre ellos mismos un incidente tan vital para todos nosotros - de una manera que simplemente no podía entender.
Miro a ese tema ahora, y creo ver qué era tan difícil. Acerca de Kennedy el editor escribió: "Sus intereses corrieron más rápido que su mandato ... sus pequeñas promociones ... Casals, Robert Frost ... Stravinsky ... podría parecer fatuo ..." ¿Mandato? ¿Casals... quién? ¿Stravinsky - algo de ruso? ¿Fatuo? Ver http://archives.newyorker.com/?i=1963-11-30 # folio = 052. 

Él era muy importante para mí (tenía un pequeño santuario dedicado a Kennedy en mi habitación), pero estaba fuera de aquella conversación acerca de él. ¿Es esto lo que se siente cuando una no puede leer rápidamente; no puede entender muchas de las palabras; y lo peor de todo, no se sabe a quién se están refiriendo estas personas inteligentes? ¿Apartados? ¿Rechazados? ¿Mudos?

El incidente número 2 llegó mucho más tarde, en la escuela de posgrado.
Yo estaba en mi tercer semestre de estadística, y nos pidieron derivar la fórmula para la distribución F y decir por qué era la correcta distribución a utilizar en un análisis de dos vías de varianza con medidas repetidas. "La prueba F se utiliza para las comparaciones de los componentes de la desviación total. Por ejemplo, en un solo sentido, o de un solo factor ANOVA, la significación estadística se prueba por la comparación de la estadística de la prueba F donde MS es cuadrático medio, = número de tratamientos y = número total de casos. Uso de la distribución F es un candidato natural porque la estadística de prueba es la relación entre dos cantidades a escala de las plazas de cada uno de los cuales sigue una distribución Chi-cuadrado a escala."
En primer lugar, para derivar la distribución F, al parecer necesitaba cálculo, y yo no había tenido cálculo. La universidad había asumido que si tuviera esos resultados de las pruebas de alto rendimiento en matemáticas que debo saber cálculo. Pero no lo hice. Cuando le pregunté a una compañera de clase cómo aprender cálculo, ella sólo dijo que lo había recogido. ¿Recogido? Yo estaba furiosa. Con mi misma, por no haber tomado cálculo, y no ser capaz de simplemente recogerlo. Con mis maestros y asesores, por no decirme que debía tomarlo. Con todo el maldito mundo de la estadística, que era la puerta de entrada a un doctorado, el filtro de matemáticas que podrían impedirme hacer lo que quería hacer.
Recuerdo a mi joven esposo que me encontró inclinada sobre mi libro, mis lágrimas cayendo y arrugando las páginas. "¡Nunca lo conseguiré! ¡No me gusta esto!"
Una vez más, miro hacia atrás ¡y recuerdo la angustia de no poder conseguirlo!
Linda Gottfried, una erudita de la inteligencia, me dijo una vez, "La inteligencia es la capacidad de hacerse popular, dar sentido a las cosas, y saber qué hacer al respecto". Toda mi vida, había sido popular, tenía sentido de las cosas, y entonces había descubierto qué hacer. Es terrible y humillante golpearse contra la pared.
¿Es esto, pues, lo que se siente al no conseguirlo; tratar de intentarlo e intentarlo, pero no ser capaz de dar sentido a un problema? No es de extrañar que la gente acabe bloqueada, dé la espalda, y diga: "Olvídate de eso. No puede ser tan importante ".
 ¿Es sorprendente que la gente sea un poco despectiva con aquellas personas que pasan la mayor parte de su tiempo luchando con estos problemas, en lugar de hacer algo más placentero o fructífero?
Por supuesto, me di tiempo [...]. Incluso me impaciento con estudiantes de posgrado que dicen: "Yo voy a ser consejero, no investigador. ¿Por qué tengo dar estadística? "Acabo diciéndoles que es una puerta de enlace a través de la cual se pasa, y por otro lado, útil para entender más acerca de cómo hacerse preguntas sobre el mundo.
Quiero recordar siempre la frustración y el dolor, así que puedo ayudar a la próxima estudiante a través de la aplicación de un poco más de compasión.

Este experimento mental me enseñó que el resentimiento de las personas que se hacen populares rápidamente, que tienen una gran cantidad de memoria de trabajo, que razonan con destreza, es algo más que el anti-intelectualismo o el disgusto por el elitismo de la educación de los superdotados. Su respuesta es más visceral y más primitiva; y la discusión razonada de las diferencias individuales y la educación equitativa no disipa el miedo y la ira que está ahí. Me gustaría tener una solución. Eso llevará más experimentos mentales.
BARBARA KERR

¿POR QUÉ ODIAR A L@S NIÑ@S SUPERDOTAD@S? I

Puede resultar un título un tanto chocante, llamativo e incluso podría tildarse de sensacionalista. Estoy de acuerdo... relativamente.
Y digo "relativamente" porque aunque pienso que es mucho más beneficioso, no sólo para las personas a título individual, sino también además para la sociedad (a título grupal) centrarse en aquellos aspectos positivos que podemos extraer de las altas capacidades, como parte del "ser" de aquellos individuos que las posean, también es verdad que a lo largo de todos estos años que llevo reflexionando en torno a este tema, la visión experimentada desde las familias tiende a resultar a veces un tanto "bipolar": orgullo por un lado, y angustia desmesurada por el otro.
¿Qué es lo que está en la base de esa angustia que traspasa incluso fronteras? Tendemos a creer que "en otros sitios están mejor que en el nuestro", pero desengañémonos: esa sensación es compartida de manera común mucho más allá de las fronteras, con independencia del país al que nos estemos refiriendo.

Habría que buscar e indagar acerca del origen para poder así atajar el problema de raíz:

1) En primera instancia, dentro de cada un@ de nosotr@s mism@s:
          a) Qué prejuicios seguimos manteniendo que tanto daño pueden estar haciéndonos, tanto en lo referente a las altas capacidades, como a la crianza de l@s hij@s en general, qué tipo de contradicciones mantenemos a lo largo de toda su educación, como por ejemplo, ¿queremos niñ@s obedientes pero al mismo tiempo con pensamiento crítico? ¿queremos niñ@s que mantengan esa actividad creciente en la medida en la que se ilusionan con un proyecto pero al mismo tiempo que hagan todo sentad@s tranquilamente en el sofá y sin moverse demasiado?
          b) Qué debilidades podemos estar mostrando sin ser realmente conscientes de ellas: por ejemplo, que nos cueste percatarnos de que aún son pequeñ@s para determinadas cosas, especialmente las referidas al desarrollo moral y/o emocional, puesto que tenemos la sensación de que tenemos un "pequeño gran hombre o mujer" en casa.... recuerdo que en una ocasión mi hijo mayor me dijo "¿sabes mami? ...ya sé cuál es mi problema. Es que creo que tengo un cerebro de adulto... pero en pequeñito".

2) En segundo lugar, dentro de la/s cultura/s:
          a) Que no pondera los aciertos con la misma vehemencia, con la que castiga los errores. De esta forma, finalmente acabamos buscando con mucho más ahínco los errores cometidos, porque de lo contrario, vemos peligrar nuestro sistema de valores.
          b) Que tiende a mantener una visión muy equivocada de la objetividad, pensando que para entender y trabajar mejor el objeto de estudio, hay que "mirarlo por encima", sin llegar a indagar más allá de lo meramente observado de forma externa. De esta forma, se tiende a concluir fácilmente que "si no saca buenas notas... es imposible que sea superdotad@".
         c) Y por último lugar, pero desde luego, quizá sea el punto más importante, que no educa en la diversidad desde una perspectiva de apertura; una cultura que describe las diferencias, pero no se pone en su piel. Vivimos en una sociedad en la que cuando vemos a un@ niñ@ que reacciona con intensidad ante determinadas situaciones, en lugar de entenderle, automáticamente, se le juzga (y en ocasiones también se juzga a su familia: "no está bien educado", nos dicen).

Esta es la perspectiva crítica y analítica que desearía que se mantuviese a la hora de entender el título de la entrada, que en esta ocasión, dividiré en dos partes. La segunda parte es una traducción realizada de un artículo de Barbara Kerr, titulado precisamente:  ¿Por qué la gente odia a l@s niñ@s superdotad@s?: Un experimento mental"

lunes, 7 de julio de 2014

JUEGOS VIOLENTOS

HABLANDO EN CONFIANZA
Temporada 2013/2014
PROGRAMA 17
¿Podríamos afirmar que el ser humano es violento por naturaleza?
Estamos habituad@s en nuestra cultura y otras similares, al uso de la violencia. El ser humano, a lo largo de siglos, milenios incluso, se ha visto inmerso en largos episodios de violencia: guerras por la dominación del otro, establecimiento de estados de represión y miedo, etc... de ahí que existan tendencias que afirmen que como especie, tendemos a la extinción.
Es por ello que no creo que ahora de manera especial haya un problema explícito vinculado a este tema, por la aparente afición creciente a películas violentas, o a la proliferación de videojuegos con escenas de crueldad extrema con el "enemigo".
El único cambio que podemos estar experimentando en todo caso puede ser debido al medio a través del cual recibimos dicha información (internet): sabemos que la procesamos de manera diferente ya no sólo si nos llega por vía visual, auditiva (e incluso táctil), sino que el universo multimedia nos está descubriendo otra forma de proceder.
Sin embargo, en cuanto a la forma de manifestación de la violencia en el día a día, no podríamos llegar a afirmar que el ser humano nace violento, sino que viene al mundo en todo caso con una predisposición a sentir determinadas emociones, entre ellas, la ira o la rabia, con lo que la reacción deberá ser consecuente a la emoción sentida.
En este punto es donde nos podemos encontrar un abanico de numerosas posibilidades de posible reacción, las cuales irán desde el extremo aparentemente más pasivo (violencia interna, hacia un@ mism@) hasta el más agresivo (expresando violencia muy explícita hacia las demás personas).
Ningún extremo es deseable en este caso...
Cómo se genera la ira
Recordemos que la ira, el enfado, aunque nace de un@ mism@, no se desencadena solo: debe existir un elemento (externo o interno) que lo provoque.
Habitualmente, el elemento externo puede ser una una situación o una persona que ejerce algún tipo de represión, de tal forma que puede estar suponiendo impedimento para desarrollar aquello que se desea. La intensidad del sentimiento de enfado podrá ir en aumento en la medida en la que, como añadido, la persona deba intentar ocultar lo que siente por imposición externa, es decir, porque socialmente no "está bien visto" mostrar enfado en ese momento concreto, como es el caso de las rabietas en la infancia.
Lógicamente, por este motivo puede resultar tan complicado ejercer la paternidad/maternidad: porque parte de la responsabilidad de asumir este rol, será pasarse parte de su vida buscando el equilibrio justo entre 2 extremos opuestos, igualmente peligrosos para el desarrollo de la autoestima:
1. Dejar hacer sin importar las posibles consecuencias:  poseemos la necesidad de sentirnos queridos y apreciados. Sentir que lo que hacemos importa, tanto en sentido positivo, como negativo. Esta es también una forma de desarrollar nuestra propia identidad.
Vamos probando, tentando, ensayando actuaciones para con los demás a lo largo de toda nuestra vida con el objetivo de comprobar las reacciones que nuestros actos generan en los demás.... y cuando NO vemos consecuencias, lo que sentimos es que "no importamos", de ahí que se desencadenen posibles reacciones violentas en hij@s cuyos padres/madres sean excesivamente permisivos.
2. Represión constante de las "necesidades" percibidas por sus hijos/as: cuando una persona asimila que todo aquello que hace o siente es coartado por una "autoridad", llega a desarrollar que vive en un entorno hostil, y por tanto actúa en consecuencia, es decir, desatando su ira al menos desde dos puntos de vista:
a) Habitualmente no lo hace en ese entorno hostil, sino que aprovecha otros entornos en los que pueda sentir que posee ese papel autoritario (colegio, entre amigos, cuando crea su propia familia, etc)
b) Manifestando retraimiento y poca voluntad de relacionarse con el entorno, probablemente por haber asumido una generalización de dicha hostilidad al resto de situaciones de su vida.
¿Es "normal" disfrutar con la violencia?
Si se "disfruta" con la violencia, se da de manera especial cuando nos muestran que vivimos en continua competición: o pisas... o te pisan.
Paradójicamente, la gran mayoría de nosotr@s nos situaríamos en el bando de los buenos, aunque lo que pidamos o deseemos sea sufrimiento ajeno (porque es el de "los malos"). Este tipo de situaciones sería entendibles, y también explicables, cuando estamos ante una situación de dolor extremo. En todo caso, nunca debería ser justificable. Lógicamente, cuando una persona ha sufrido mucho por la actuación de otra, es lógico que se desencadene este tipo de sentimientos, ahora bien, la pregunta a hacernos sería la siguiente: ¿podría ser este tipo de situaciones la base que justifique el "ojo por ojo"?

La base real de la justicia, no está en las armas. No son ellas quienes provocan cambios profundos. Son las PALABRAS.... especialmente las buenas palabras. He aquí el origen y fin de toda lucha.

Y en lo referente a la infancia... ¿qué sucede con los juegos de violencia? No es negativo en sí mismo disfrutar ocasionalmente utilizando esta actividad lúdica, siempre y cuando no sea la única oportunidad de disfrute en nuestra vida. El peligro real puede sobrevenir en el momento en el que abusamos de ese tipo de juegos en los cuales somos protagonistas activos que infligen daño a otros personajes.
Si existe una continuidad en estas actividades, se corre el riesgo de que disminuya (e incluso se elimine) el desarrollo de empatía hacia el rival, con lo que cuando estamos hablando especialmente de la infancia, en lugar de estar encaminando su educación hacia la asertividad, les estaremos inculcando que en esta vida, el que en definitiva gana... es el más poderoso. Peligrosa actitud. MUY PELIGROSA.

viernes, 4 de julio de 2014

ALTAS CAPACIDADES Y HABILIDADES SOCIALES: ¿SABEMOS RESOLVER CONFLICTOS?

Una de las señas de identidad de las Altas Capacidades en torno a la que más frecuentemente se viene hablando es del desarrollo emocional.
Cuando desde las familias nos percatamos que nuestr@s niñ@s no son como los demás, no siempre estamos aludiendo precisamente a que desarrollan tempranamente habilidades. En la mayoría de las ocasiones me atrevería a decir que es otra cosa bien diferente que a veces no sabemos muy bien como explicar, es un "algo" que percibimos cuando vemos interactuar a otr@s niñ@s y nos damos cuenta de que el nuestr@ es diferente. Asimismo, también nos suele llamar la atención cuando conocemos a otr@s niñ@s con altas capacidades, e incluso nos llegamos a sorprender por la forma en la que nos recuerdan al nuestr@.

Ese "algo" nos puede enorgullecer preocupar al mismo tiempo.
Enorgullecer, porque vemos reacciones en ocasiones de una madurez asombrosa para su edad, como que a los 2 años se preocupe por qué hacer con una niña que acaba de caerse en el parque y quiere ayudarla, o que piense en cómo ayudar a su amiga del cole porque hay un niño que se mete con ella y la hace llorar... ante este tipo de reacciones, por un lado, no podemos evitar pensar que "algo estamos haciendo bien en la manera de educarles", aunque también es cierto que en el fondo sabemos que ell@s mism@s desarrollan esa sensibilidad, y que no ha hecho falta que nadie externo se lo indique, como si les saliese del corazón antes que del cerebro.
Preocupar, porque también sabemos que en este mundo, hay veces que quien pone la cara, es al primero a quien se la parten. Y tenemos que hacer un verdadero esfuerzo para hacerles entender que eso que están haciendo está muy bien, aunque nos invada un miedo inmenso ante la idea de que alguien les acabe haciendo daño.
Les conocemos. Sabemos que su sensibilidad les puede hacer reaccionar de manera noble con la misma intensidad con la que pueden llegar a sufrir e incluso enfadar ante la frustración que genera la incomprensión de su manera de sentir y de actuar en consecuencia.
A veces, este tipo de situaciones nos afectan también en la vida adulta, así que supuestamente deberíamos estar más capacitad@s para convertirnos precisamente en las personas que más les comprendan y apoyen... Ahora bien: si nadie nos ha enseñado a nosotr@s ¿cómo podemos ser su guía en el camino de la adecuada gestión emocional? ¿cómo mostrarles la manera óptima de desarrollar su asertividad?

Desde luego, no se trata de estipular cómo han de ser, sino de aceptar cómo son.
Sin embargo, hay ciertas cuestiones que no forman parte de su ser, sino de su actuar, aunque obviamente ambas están íntimamente relacionadas.
En el actuar  sí que nos podemos centrar, al menos para analizar los motivos y poder en todo caso encauzar una actuación en consecuencia para apoyar al niño/a o a su familia.
Concretamente en esta ocasión, me voy a centrar en dos aspectos de sus reacciones emocionales, que podemos intentar guiar hacia un desarrollo asertivo:
1. Las reacciones de agresividad
2. Las reacciones de pasividad

Las reacciones de agresividad
** Reacciones de agresividad "por impulso"
Cuando nos enfadamos, solemos manifestarlo con reacciones de enfado lógicamente, incluso de ira si el sentimiento que nos ha evocado es o lo percibimos como muy intenso.
No se trata de coartar lo que sienten (sería absurdo), sino de comprenderlo en primera instancia, para luego poder actuar.
Comprender no significa justificar, ni "dejarlo pasar", sino en todo caso, no juzgar los sentimientos de la otra persona. Implica por tanto efectuar un análisis de la situación, y aplicando la empatía, ponerse en su lugar, lo cual suele resultar muy complicado puesto que en la edad adulta, tendemos a olvidar con relativa facilidad aquello que sentíamos cuando éramos niñ@s y solemos "juzgar" lo que observamos en la infancia desde una perspectiva actual y de personas mayores.
Una vez que hayamos comprendido cómo se siente, lo más adecuado en todo caso es analizar las reacciones de su entorno, incluyéndonos a nosotr@s mism@s... cuando disculpamos a un@ niñ@ que ha pegado a otr@ porque "el otro pegó primero"  estamos justificando su reacción, lo cual hace que quienes realmente debamos modificar nuestra actitud, seamos nosotr@s mism@s.

Tenemos que tener en cuenta ante todo que sea de la índole que sea, o esté detrás el motivo que esté, cuando alguien desarrolla agresividad ante otra persona, está faltándole al respeto porque está intentando imponer por la fuerza su propio criterio e intenta quedar "por encima".
Lenguaje no verbal: mirada agresiva, fija, aumento del volumen de la voz, gestos o posturas de amenaza, etc.
Consecuencias: positivas (a corto plazo) porque la persona consigue sus propósitos, dejando los derechos de los demás y negativas porque la persona puede experimentar sentimientos de culpabilidad. Negativas (a largo plazo), pues puede ir acumulando tensión en sus relaciones con los demás, o rencor  por parte de éstos. (Fte: http://www.saludality.com/evitando-conflictos-a-traves-de-la-asertividad/
** Reacciones de agresividad tras periodos de "paciencia infinita"
En ocasiones se define a las personas con altas capacidades como impulsivas, lo cual nos puede llevar a cometer el error de fomentar la creencia de que todo lo que hace y experimenta en su vida es debido a un impulso. Craso error. Dependiendo de cada persona (niñ@ o adult@), esa impulsividad puede ser una seña de identidad o por contra se puede manifestar sólo ante determinados contextos, especialmente en aquellos que le aportan mayor seguridad (con mayor probabilidad en aquellas personas con tendencia introvertida).
Esto nos lleva a entender que no tod@s l@s niñ@s con altas capacidades tienen reacciones agresivas de manera impulsiva... de hecho, lo que puede suceder (tal y como me definió una niña de 6 años en una ocasión ;) ) es que tengan más paciencia que el Santo Job. Pero llega un límite en el que no se soporta ni un segundo más y el estallido es monumental.
No tiene por qué ser frecuente, pero obviamente, sí muy llamativo e inesperado desde el punto de vista del observador externo, que se limita a ser testigo de una reacción emocional considerada impropia para esa persona.

Las reacciones de pasividad
Suele ser muy llamativo (y doloroso para padres y madres) ser testigos de la pasividad con la que algun@s niñ@s con altas capacidades reaccionan ante las burlas, gritos e incluso desprecios de algun@s compañer@s (e incluso profes u otras personas adultas).
La primera reacción que se suele tener es la de angustia, seguido de un deseo de reacción por parte del niño/a... sea la que sea, pero que no permanezca con esa pasividad. Además suele ir acompañada de una comunicación no verbal muy explícita: una mirada de tristeza que nos parte el alma, un bloqueo que le impide incluso el movimiento, perplejidad, incomprensión...

Hemos de llevar a cabo pasos similares a los descritos ante las reacciones agresivas: observemos y analicemos la situación.
En ocasiones se tiende a pensar que ese tipo de reacciones es típica de niñ@s sobreprotegid@s y muy vinculados a su padre o a su madre, pero nada más lejos de la realidad. Esta creencia es peligrosa en el sentido en que la reacción o el "consejo" inmediato suele ser el de que tenemos que dejarlos ser más independientes y no "mimarlos tanto".... ¿a nadie se le puede haber ocurrido que simplemente pueda tener que ver con un desarrollo emocional asíncrono?
Puede tratarse de un@ niñ@ con la suficiente capacidad como para no poder evitar que no se le escape ni una sola de las reacciones que el entorno tiene hacia él/ella, pero al mismo tiempo, no encontrarse preparad@ emocionalmente para entender el motivo de dichas reacciones. Y eso... resulta doloroso.
Es probable que esté anteponiendo sus propios derechos en favor de los de los demás porque aún no ha conseguido desarrollar ese equilibrio necesario entre el respeto por los demás y la defensa de sus propias necesidades y derechos. Por eso el apoyo que proporcionemos especialmente desde la familia en esos casos, será fundamental, de la misma forma que lo será la reacción que podamos tener.
Lenguaje no verbal asociado: bajar la mirada, voz vacilante, movimientos corporales nerviosos  o inapropiados, etc.
Consecuencias: La persona pasiva se siente incomprendida, manipulada, con sentimientos de culpa, depresión, baja autoestima, etc. El interlocutor no sabe si se está o no aprovechando de la persona que no está diciendo realmente lo que quiere decir, además se puede sentir cargado de responsabilidad, porque es él quien tiene que tomar las decisiones. (Fte: http://www.saludality.com/evitando-conflictos-a-traves-de-la-asertividad/

En conclusión....

“La asertividad es la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Negociando con ellos su cumplimiento”.

La conducta asertiva
Lo primero de todo es tener claros nuestros objetivos, qué queremos conseguir, o los límites que no queremos que traspasen, hasta dónde estamos dispuestos a aceptar. Es importante que valoremos si nuestro objetivo es más importante que “quedar bien” con el otro o “quedar por encima del otro”. Estas dos reacciones tienen premio, pero sólo en el corto plazo. Durante la conversación, no pierdas de vista el objetivo.
Otro aspecto importante es no tener prejuicios sobre las intenciones del otro. Esto puede enturbiar nuestro comportamiento y reaccionar de forma negativa. Sobre todo hay que mantener la calma y recordar que debemos tratar de entender las verdaderas necesidades del otro.
Elegir el momento y lugar adecuado. Normalmente, las situaciones conflictivas no se planean. Si tu reacción no ha sido la deseada, piensa en crearte una segunda oportunidad para hacer ver tu opinión a la otra persona. No te lo guardes!!.
Preparar las líneas generales de lo que vamos a decir. Puedes escribirlo e incluso después, ensayarlo.
Los pasos clave de un diálogo asertivo son:
 1. Describir los hechos concretos. Tal como han ocurrido, de modo que el otro no pueda negarlos o rebatirlos. Por ejemplo: no se trata de decir “eres un irresponsable que llegas siempre tarde” sino “la última semana has llegado 3 días 1 hora tarde”. Huir de juicios de valor.
2. Manifestar nuestros sentimientos y pensamientos. Es decir, comunicar de forma contundente y clara cómo nos hace sentir aquello que ha ocurrido. Lo que sientes tú es imposible que nadie lo rebata. En lugar de decir “me tienes harto y no quiero verte más” puedes decir “me siento decepcionado y triste por esos retrasos”.
3. Pedir de forma concreta lo que esperamos del otro.  En lugar de decir “quiero que respectes más el trabajo de tus compañeros o los horarios de la oficina”, puedes decir “quiero que todos los días llegues a tu hora, que son las 9:00. Son conductas concretas que el otro puede entender y hacer.
4. El Banco de Niebla y el Disco Rayado. En el momento en el que tenemos que hablar al otro podemos utilizar el Banco de Niebla (dar la razón al otro en lo que está diciendo: “puede que lleves razón; pero…” y a continuación dices y repites si hace falta (Disco Rayado) aquello que no pudiste decir o donde fuiste interrumpido. Aunque parezca una tontería, es efectivo!

domingo, 29 de junio de 2014

23 MAESTROS DE CORAZÓN... PARA NIÑ@S

Después del documental ideado por Carlos González (Entre Maestros), y del libro Veintitrés Maestros, de Corazónnos encontramos con este maravilloso cuento de María José Llorach, en su versión para niñ@s.

"Esta es la historia de 23 maestros que aprenden a abrir su corazón... incluso cuando tienen miedo [...]"

miércoles, 25 de junio de 2014

JUNIO: FINAL DE CURSO Y MES DE GRADUACIONES

Recuerdo la llegada del mes de junio desde mi infancia como el comienzo de una fiesta. En realidad más de la mitad del mes aún tenía clase, pero la sensación ya era similar a la que ahora mismo poseo cuando llega el viernes: hay trabajo por hacer, pero el fin de semana ya pica a la puerta.
Esta sensación ha ido cambiando con los años, aunque ha seguido conservando esa misma áurea de festividad. En la universidad era un mes duro, de exámenes... pero ya no había clases... y cuando empezaron mis hijos al colegio, la sensación ha ido mutando, aunque sigue siendo de índole similar.
Sin embargo he de reconocer que la mutación vivida a lo largo de este curso escolar ha sido muy diferente.
En la última reunión de familias con la tutora de Jon, mi hijo mayor, la profe nos preguntó acerca de cómo habíamos percibido las familias el curso escolar. Yo respondí que corto.
Lógicamente, muchos añadieron que "el tiempo pasa rápido".... pero creedme que no siempre es así. Estos años de atrás, el tiempo era lento, tedioso, angustioso... la llegada de junio anunciaba no sólo descanso, sino también por fin reposo, paz, tranquilidad. Yeste año con el cambio de cole, ha sido muy diferente. Necesitábamos descanso, por supuesto, pero la angustia se fue difuminando poco a poco a lo largo de todo el curso escolar, para dar paso a lo que siempre tenía que haber sido: ganas de aprender.

Este año además también fue el año de comienzo al cole de Íker, mi hijo pequeño... se me hace mayor.
Fue también el año en que Álex termina la etapa de Infantil para dar paso a la Primaria para el curso que viene. Se mezclan muchos sentimientos, pero la angustia se ha ido y ha dejado paso al orgullo.
Así ha de ser. Así tenía que haber sido siempre.



Hay un discurso, no sólo leído, sino también redactado por Raúl, el hijo de mi amiga gaditana Eva, que quisiera también dejar plasmado aquí, no sólo porque ha planteado genialmente los puntos fundamentales que suponen la gran motivación para ir al colegio, sino porque refleja a la perfección la idea de que "así ha de ser... así tenía que haber sido siempre".
¡Enhorabuena por el discurso Raúl!... estoy segura que en Secundaria te va a ir también genial.

"Hoy es un día al que nos ha costado llegar.Y en especial no únicamente por el hecho de que nos graduamos, sino por los que nos graduamos. Desde el primer curso de Educación Primaria hemos aprendido matemáticas, lengua, conocimiento del medio, inglés... Pero lo más importante que hemos aprendido es a respetarnos, valorarnos, ayudarnos, preocuparnos de los demás y a ser un gran grupo.
Y ¿cómo hemos aprendido todo esto? Pues bien, lo hemos aprendido entre alumnos/as y profesores/as, entre alumnos/as y otros alumnos/as. Entre amigos, compañeros, personas que se han tenido que ir y otras que han venido. Esto no habría sido posible sin los profesores y las profesoras. Ellos son los que nos han enseñado datos, fechas, hechos y sobre todo han fomentado la convivencia. Por eso, queremos dar las gracias, desde a los profesores y a las profesoras de Infantil, hasta a los de Primaria, al apoyo, confianza y conocimiento que habéis transmitido durante todos estos años.

Es por eso por lo que hoy estamos aquí y es por eso por lo que seguiremos celebrando graduaciones, actos,... cada vez más formados y preparados, pues lo que aprendimos y aprenderemos será la base de nuestra vida, una vida llena de amistades, retos, objetivos y agrado.


Y por último, pero no menos importante, algo que nunca podremos olvidar y que ha sido lo más significativo desde que nacimos. Algo que tenemos que agradecer a los padres y madres. Ese algo es el esfuerzo, apoyo, dedicación y preocupación por nosotros. A ellos, que nos han dado la vida, nos han cuidado y querido con todas sus ganas. Porque son, fueron y serán los que impulsan nuestra educación desde la posición más cercana a todos los niños y niñas: la familia."

jueves, 19 de junio de 2014

ESTIMULACIÓN PRECOZ Y ALTA CAPACIDAD INTELECTUAL

Precocidad... Ese suele ser uno de los rasgos característicos cuando buscamos algún tipo de definición de "Alta Capacidad Intelectual".

Y sí, claro que es cierto. Pero precoces ¿en qué?
No desarrollamos todas las habilidades por igual, de manera lineal (exista o no alta capacidad), lo cual hace que halla niñ@s que comenzaron a andar antes de los 10 meses, otr@s desarrollaron sus dotes comunicativas de manera sorprendentemente temprana (y con ello no me refiero a pronunciar ciertos sonidos, como pa-pa-pa, ma-ma-ma o ta-ta-ta, sino a utilizarlos para expresar un deseo, llamar tu atención e incluso saludar). Hay niñ@s con altas capacidades (como fue el caso del mío mayor) que mostraron una asombrosa capacidad visoespacial en el juego con puzles y construcciones; o también niñ@s que aprendieron la lectura y el cálculo a unas edades muy tempranas.

Pero no tod@s l@s niñ@s con alta capacidad intelectual mostraron precocidad en todas estas áreas por igual ¿Qué tienen en realidad en común tod@s est@s niñ@s? Siempre he manifestado mi opinión de que no se trata de QUÉ o CUÁNDO (es decir, a qué edad) lo hacen, sino que la clave de todo este asunto está en el CÓMO. Aquí encontraríamos el quid de la cuestión.

He de confesar que no me gusta encontrar listados en los que se pretende describir cómo son las personas con altas capacidades, de la misma forma que no me gusta encontrar adoctrinamientos acerca de cómo ha de ser su educación, vayan en el sentido que vayan: en el momento que hablan de "prohibir" algo, eso me remite al concepto de imposición, por mucho que en sus teorías vaya por delante la palabra "libertad".

Entiendo sin embargo que hemos de manejar puntos comunes (e incluso poner un nombre para saber de qué es de lo que estamos hablando... sin caer en el oportuno etiquetaje) porque aunque todas las personas somos diferentes, cuando hablamos entre las familias, ciertamente nos podemos llegar a sorprender de hasta qué punto nuestros hijos e hijas se parecen en ciertas cuestiones, incluso expresiones, forma de hablar, etc...

Entiendo también que la rigidez educativa es algo que de manera muy habitual les hace daño de manera especial, porque les impide pensar por sí mism@s, poseer pensamiento crítico y desarrollarse por tanto en plenitud.
La rigidez les obliga a ir metiéndose progresivamente en su propio mundo y en algunos casos (demasiados a mi entender) hasta llegar al punto en el que pueden pensar que es necesario ocultarse, que es mejor pasar desapercibid@s, e incluso desear no ser como son. En este punto, no habrá profesional, ni teoría psicológica capaz de convencerme de que "tienen que aprender a socializarse con los demás". Porque la pregunta que me quedaría en el aire es la de que "¿acaso los demás no tienen que aprender a respetar la diferencia?"

Por eso creo que la estimulación precoz sí que sería importante, pero no en el sentido en el que habitualmente se aplica, que no es otro que el de intentar a toda costa que adquieran habilidades para las cuales niños y niñas aún no se encuentran cognitivamente preparad@s, sino en el sentido en que si algo hay que estimular precozmente A TOD@S L@S NIÑ@S, es la noción de respeto por la diversidad, la adquisición del concepto de normalidad entendido como variedad y diferencia.
De esta forma, dejaría de importarnos tanto la edad a la que aprenden a leer para preocuparnos de la edad a la que empiezan a sentir... que no es otra que desde el mismo momento en el que nacen.

martes, 3 de junio de 2014

ALTA SENSIBILIDAD

Cuando hablamos de prejuicios, en numerosas ocasiones no nos remitimos exclusivamente a etiquetas impuestas a determinadas personas en función de determinadas "características" que comparten entre sí (y a su vez les diferencia de otras personas).
Los mitos o prejuicios también son extrapolables a determinados conceptos, como es el caso de la sensibilidad, concepto con multitud de acepciones, pero ninguna de ellas hace alusión a "sinónimo de debilidad". Sin embargo, tiende a asumirse con demasiada frecuencia dicho prejuicio.

Y dado que con mayor frecuencia se habla de la "alta sensibilidad" también como rasgo  definitorio característico (aunque con matices individuales) de las altas capacidades, quizá la mejor forma de desmitificar el término es ir desgranando y analizando las acepciones que sí se encuentran recogidas y reconocidas por la RAE, más allá de las puramente referidas a acepciones más inertes (como el grado o medida de la eficacia o precisión de ciertos aparatos):

** Capacidad propia de los seres vivos de percibir sensaciones y de responder a muy pequeñas excitaciones, estímulos o causas.
A pesar de tratarse de una definición excesivamente "conductista" (estímulo-respuesta) para mi gusto, sí que hay que reconocer la aportación de comprensión a una cuestión que en ocasiones genera confusión cuando nos referimos a las altas capacidades: cuando una persona reacciona de una manera percibida desde el exterior como desmesurada, no es por una condición innata propia de la condición de AC, sino debida a una reacción provocada por una sensación desmesurada. Es decir: el enfado, la alegría, la tristeza, el miedo.... todo ello surge del individuo, pero por un motivo habitualmente externo, o lo que es lo mismo, por haber percibido algo en el entorno que obra como la causa de la dicha reacción. Un@ niñ@ llora y dice no querer ir al colegio porque hay algo ahí que le hace sentir mal; protesta constantemente en casa, porque es probable que no se sienta comprendid@ por parte de personas importantes para él/ella.... prácticamente todo en esta vida tiene un porqué y el hecho de que no lo conozcamos no significa que no exista.
** Tendencia natural del ser humano a sentir emociones, sentimientos.
No podemos evitar sentir. Cualquier hecho, situación o persona.... nos evoca un sentimiento, que puede situarse en un continuo de tal forma que se inclina más hacia el aprecio o hacia el desprecio (o la indiferencia en el término medio, que en todo caso también es un sentimiento).
Por eso cuando hablamos de "aprender a controlar emociones en las altas capacidades", más bien deberíamos centrarnos una adecuada gestión de las mismas. La intensidad con la que se siente no es susceptible de control, ahora bien, a la hora de gestionar su expresión (y expresividad) hay un amplio abanico de posibilidades.
Cuando sentimos ira o enfado, en ningún momento está justificada la agresión hacia otra persona... y esto es fundamental hacérselo entender especialmente ya desde la infancia.
** Capacidad de entender y sentir ciertas cosas, como el arte.
Quizá entra en íntima relación con otros dos conceptos más de suma importancia: el desarrollo de diversas habilidades diferentes a las puramente académicas (como la expresión corporal o la inteligencia musical) y la capacidad de abstracción que nos posibilita la necesidad de búsqueda de más de un sentido ante una misma percepción.
De ahí que ante una misma experiencia percibida por 10 personas distintas, hará que con toda probabilidad surjan 10 historias diferentes, acorde a la diversidad con la que ha sido percibida.

Lo cierto es que no sólo se percibe con mayor intensidad, sino también se recibe mayor cantidad de estimulación. ¿Podemos hablar de "don"? Honestamente, no creo que nada en esta vida sea un don o una maldición per se.... todo va a depender una vez más, del ojo que lo mire (y del cerebro que lo interprete)