miércoles, 9 de julio de 2014

¿POR QUÉ ODIAR A L@S NIÑ@S SUPERDOTAD@S? I

Puede resultar un título un tanto chocante, llamativo e incluso podría tildarse de sensacionalista. Estoy de acuerdo... relativamente.
Y digo "relativamente" porque aunque pienso que es mucho más beneficioso, no sólo para las personas a título individual, sino también además para la sociedad (a título grupal) centrarse en aquellos aspectos positivos que podemos extraer de las altas capacidades, como parte del "ser" de aquellos individuos que las posean, también es verdad que a lo largo de todos estos años que llevo reflexionando en torno a este tema, la visión experimentada desde las familias tiende a resultar a veces un tanto "bipolar": orgullo por un lado, y angustia desmesurada por el otro.
¿Qué es lo que está en la base de esa angustia que traspasa incluso fronteras? Tendemos a creer que "en otros sitios están mejor que en el nuestro", pero desengañémonos: esa sensación es compartida de manera común mucho más allá de las fronteras, con independencia del país al que nos estemos refiriendo.

Habría que buscar e indagar acerca del origen para poder así atajar el problema de raíz:

1) En primera instancia, dentro de cada un@ de nosotr@s mism@s:
          a) Qué prejuicios seguimos manteniendo que tanto daño pueden estar haciéndonos, tanto en lo referente a las altas capacidades, como a la crianza de l@s hij@s en general, qué tipo de contradicciones mantenemos a lo largo de toda su educación, como por ejemplo, ¿queremos niñ@s obedientes pero al mismo tiempo con pensamiento crítico? ¿queremos niñ@s que mantengan esa actividad creciente en la medida en la que se ilusionan con un proyecto pero al mismo tiempo que hagan todo sentad@s tranquilamente en el sofá y sin moverse demasiado?
          b) Qué debilidades podemos estar mostrando sin ser realmente conscientes de ellas: por ejemplo, que nos cueste percatarnos de que aún son pequeñ@s para determinadas cosas, especialmente las referidas al desarrollo moral y/o emocional, puesto que tenemos la sensación de que tenemos un "pequeño gran hombre o mujer" en casa.... recuerdo que en una ocasión mi hijo mayor me dijo "¿sabes mami? ...ya sé cuál es mi problema. Es que creo que tengo un cerebro de adulto... pero en pequeñito".

2) En segundo lugar, dentro de la/s cultura/s:
          a) Que no pondera los aciertos con la misma vehemencia, con la que castiga los errores. De esta forma, finalmente acabamos buscando con mucho más ahínco los errores cometidos, porque de lo contrario, vemos peligrar nuestro sistema de valores.
          b) Que tiende a mantener una visión muy equivocada de la objetividad, pensando que para entender y trabajar mejor el objeto de estudio, hay que "mirarlo por encima", sin llegar a indagar más allá de lo meramente observado de forma externa. De esta forma, se tiende a concluir fácilmente que "si no saca buenas notas... es imposible que sea superdotad@".
         c) Y por último lugar, pero desde luego, quizá sea el punto más importante, que no educa en la diversidad desde una perspectiva de apertura; una cultura que describe las diferencias, pero no se pone en su piel. Vivimos en una sociedad en la que cuando vemos a un@ niñ@ que reacciona con intensidad ante determinadas situaciones, en lugar de entenderle, automáticamente, se le juzga (y en ocasiones también se juzga a su familia: "no está bien educado", nos dicen).

Esta es la perspectiva crítica y analítica que desearía que se mantuviese a la hora de entender el título de la entrada, que en esta ocasión, dividiré en dos partes. La segunda parte es una traducción realizada de un artículo de Barbara Kerr, titulado precisamente:  ¿Por qué la gente odia a l@s niñ@s superdotad@s?: Un experimento mental"

No hay comentarios:

Publicar un comentario