(
Transcripción ÍNTEGRA del vídeo en español)
Muchas gracias.
Vine a vivir a los Estados Unidos hace 12 años con mi esposa Terry y nuestros dos hijos. A decir verdad, nos mudamos a Los Ángeles, (Risas) creyendo que nos habíamos mudado a Estados Unidos, pero de todos modos, hay tan solo un corto vuelo desde Los Ángeles a Estados Unidos.
Llegué aquí hace 12 años, y cuando lo hice, me advirtieron varias cosas, como, «Los estadounidenses no entienden la ironía». ¿Han oído de esta idea? No es cierto. He viajado a lo largo y ancho de este país. No he encontrado ninguna evidencia de que los estadounidenses no entiendan la ironía. Es uno de esos mitos culturales como, «los británicos son reservados». No sé por qué la gente piensa esto. Hemos invadido cuanto país hemos encontrado. (Risas) Pero, no es cierto que los estadounidenses no entienden la ironía, solo quería que supieran lo que la gente dice a sus espaldas. Ya saben, cuando salen de habitaciones en Europa, la gente dice que, por suerte, nadie fue irónico en su presencia.
Pero yo sabía que los estadounidenses entienden la ironía cuando supe de la ley de educación «Ningún Niño Rezagado». Porque quien haya pensado en ese nombre, entiende de ironía, ¿no?, porque... (Risas) (Aplausos) ...Porque están dejando a millones de niños rezagados. Entiendo que ese no es un nombre muy atractivo para una ley: Millones de Niños Rezagados. Lo entiendo. ¿Cuál es el plan? Bien, proponemos dejar a millones de niños rezagados, y así es como va a implementarse.
Y está funcionando de maravilla. En algunos lugares del país, el 60 % de los niños abandonan la preparatoria. En comunidades indígenas estadounidenses, esa cifra es del 80 %. Si dividiéramos esa cifra a la mitad, se estima que generaría una ganancia neta a la economía de EE.UU. de casi un billón de dólares en 10 años. Desde un punto de vista económico, el resultado indica que sería bueno, ¿no es así? De hecho, cuesta una enorme cantidad de dinero deshacer el daño de la crisis de deserción escolar.
Pero la crisis de deserción es solo la punta del iceberg. Porque no incluye a los innumerables niños que están en la escuela, pero quienes están desconectados de ella, quienes no la disfrutan, quienes realmente no se benefician de ella.
Y la explicación no es que no estemos invirtiendo suficiente dinero. Estados Unidos invierte más dinero en educación que la mayoría del resto de los países. Las clases tienen menos alumnos por salón que en muchos otros países. Y se impulsan cientos de iniciativas cada año para intentar mejorar la educación. El problema es que, van en la dirección equivocada.Hay tres principios sobre los cuales la vida humana prospera, y se contradicen con la cultura educativa bajo la cual deben trabajar la mayoría de los docentes, y soportar, la mayoría de los alumnos.
El primero es que, los seres humanos son naturalmente diferentes y diversos.
¿Puedo preguntar, cuántos de Uds. tienen hijos propios? Bien. O nietos. ¿Qué tal 2 hijos o más? Bien. Y el resto de Uds. han visto niños alguna vez. (Risas) Gente pequeñita, caminando por ahí. Les voy a hacer una apuesta, y estoy seguro de que la ganaré. Si Uds. tienen dos o más hijos, apuesto a que son completamente diferentes entre sí. ¿No es así? ¿No es así? (Aplausos) Jamás los confundirían, ¿verdad? No dirían «¿Cuál eres tú? Recuérdamelo. Tu madre y yo vamos a comenzar a utilizar algún sistema con códigos de colores, para no confundirnos».
La educación, bajo la ley Ningún Niño Rezagado, no está basada en la diversidad, sino en la conformidad. Se exhorta a las escuelas a averiguar qué son capaces de hacer los niños en un espectro muy limitado de logros. Uno de los efectos de la ley Ningún Niño Rezagado ha sido el de reducir el foco hacia las llamadas disciplinas STEM, que son muy importantes. No estoy aquí para discutir contra la ciencia y la matemática. Al contrario, son necesarias, pero no son suficientes. Una verdadera educación debe darle la misma importancia a las artes, las humanidades y la educación física. Una gran cantidad de niños... Lo siento, gracias. —(Aplausos)— Se estima que en Estados Unidos, actualmente alrededor de a un 10 % de los niños, se los diagnostica con varios trastornos bajo un título amplio de desórdenes de déficit de atención. TDAH. No estoy diciendo que esto no exista. Simplemente no creo que sea una epidemia como tal. Si sientan a los niños, hora tras hora, a hacer trabajo administrativo de bajo grado, no se sorprendan si comienzan a inquietarse, ¿no? (Risas) (Aplausos) Mayormente, los niños no padecen de ningún trastorno psicológico. Sufren de niñez. (Risas) Y lo sé, porque pasé los primeros años de mi vida siendo niño. Y pasé por toda la cosa. Los niños prosperan mejor con un amplio plan de estudios que celebra sus diferentes talentos, no solo una pequeña porción de ellos. Y por cierto, las artes no solo son importantes porque mejoran las calificaciones en matemáticas. Son importantes porque llegan a rincones del interior de los niños, que de otra manera quedan intactos.
El segundo, gracias... (Aplausos)
El segundo principio que determina la prosperidad de la humanidad es la curiosidad. Si pueden encender la chispa de la curiosidad en un niño, con frecuencia, aprenderán sin mucha ayuda. Los niños son aprendices naturales. Es un gran logro apagar esta habilidad,o reprimirla. La curiosidad es el motor del éxito. Y la razón por la cual digo esto, es porque uno de los efectos de la cultura actual aquí, si me permiten decirlo, ha sido desprofesionalizar a los docentes. No hay sistema en el mundo en ninguna escuela de ningún país que sea mejor que sus maestros. Los maestros son el alma del éxito en las escuelas. Pero enseñar es una profesión creativa. La enseñanza, propiamente concebida, no es un sistema de transmisión. Uno no está allí solo para transmitir la información recibida. Los grandes maestros hacen eso, pero lo que también hace un buen maestro es guiar, estimular, provocar, involucrar. Verán, al fin y al cabo, la educación se trata del aprendizaje. Si no hay aprendizaje, no hay educación. Y se puede pasar muchísimo tiempo discutiendo acerca de la educación, sin discutir nunca acerca del aprendizaje La gracia de la educación es que la gente aprenda.
Un amigo mío, un viejo amigo, de hecho muy viejo, ya murió. (Risas) Me temo que eso es lo más viejo que se puede llegar a ser. Pero qué tipo maravilloso que era, un estupendo filósofo. Él solía hablar de la diferencia entre la tarea y el sentido del logro. Ya saben, porque se puede estar muy involucrado en alguna actividad, sin estar logrando realmente nada, como hacer dieta. Que es un buen ejemplo. Allí está él, Está a dieta. ¿Está perdiendo peso? Realmente no. Enseñar es una palabra como esa. Pueden decir, «Esa es Deborah, está en el salón 34, está enseñando». Pero si nadie está aprendiendo, ella puede estar involucrada en la tarea de enseñar sin estar de hecho cumpliéndola.
El papel de un docente es facilitar el aprendizaje. Eso es todo. Y parte del problema es, a mi criterio, que la cultura educativa dominante, no se ha enfocado ni en enseñar o aprender, sino en evaluar. Ahora bien, evaluar es importante. Los exámenes estandarizados tienen su lugar. Pero no deberían ser la cultura educativa dominante. Deberían ser un diagnóstico. Deberían ayudar. (Aplausos) Si yo me realizo un examen médico, quiero que se hagan pruebas estándar. De verdad. Quiero saber cuál es mi nivel de colesterol, comparado con el de los demás en una escala promedio. No quiero que sea en una escala cualquiera que mi médico haya inventado camino al consultorio.
«Su colesterol está en lo que yo llamo Nivel Naranja».
«¿De veras? ¿Eso es bueno?» «No lo sabemos».
Pero todo esto debería respaldar el aprendizaje. No debería obstruirlo, lo cual, por supuesto, sucede a menudo. Así que en lugar de la curiosidad, lo que tenemos es una cultura de cumplimiento. Se incentiva a nuestros niños y maestros a seguir algoritmos de rutina en lugar de estimular el poder de la imaginación y curiosidad. Y el tercer principio es este: la vida humana es inherentemente creativa. Es la razón por la cual tenemos distintos curriculums vitae. Creamos nuestras vidas, y podemos recrearlas a medida que vivimos. Es la moneda corriente de ser un ser humano. Es la razón por la cual la cultura humana es tan interesante y diversa y dinámica. Digo, claro que otros animales pueden tener imaginacióny creatividad, pero eso no es tan evidente como en nosotros, ¿verdad? Pueden tener un perro. Y su perro puede deprimirse. Pero no se pone a escuchar Radiohead, ¿o sí? (Risas) Ni se sienta a mirar por la ventana con una botella de Jack Daniels. (Risas)
Uno le preguntaría, «¿Te gustaría dar un paseo?»
Y él contestaría, «No, estoy bien. Ve tú. Yo esperaré aquí. Pero saca fotos».
Todos creamos nuestras vidas a través de este proceso incesante de imaginar alternativas y posibilidades, y uno de los papeles de la educación es despertar y desarrollar estos poderes de creatividad. En cambio, lo que tenemos es una cultura de estandarización.
Pero, no tiene por qué ser así. De verdad, no es necesario. Finlandia, con frecuencia está en primer lugar en matemáticas, ciencia y lectura. Ahora bien, sabemos que en eso les va bien porque es lo único que se evalúa actualmente. Ese es uno de los problemas de la evaluación. No examina otras cosas que son igual de importantes. Lo que sucede con el trabajo en Finlandia es lo siguiente: no se obsesionan con estas disciplinas. Poseen una estrategia muy amplia de educación que incluye humanidades, educación física, las artes.
En segundo lugar, en Finlandia no existen los exámenes estandarizados. Quiero decir, hay un poco de eso pero no es lo que hace que la gente salga de sus casas. No es lo que los mantiene en sus escritorios.
Y lo tercero, y recientemente estuve reunido con algunas personas de Finlandia, finlandeses de verdad, y alguien del sistema estadounidense le decía a los finlandeses,«¿Qué hacen con el índice de deserción en Finlandia?»
Y un poco perplejos, dijeron, «No tenemos deserción escolar. ¿Porque abandonarías la escuela? Si hay alumnos en problemas, llegamos a ellos rápidamente y los ayudamos y apoyamos».
La gente en general dice, «Bien, ya saben, no se puede comparar Finlandia con Estados Unidos».
No, creo que la población en Finlandia, es de cerca de cinco millones. Pero pueden compararla con un estado en EE.UU. Muchos estados en EE.UU. tienen mucha menor población. Yo he visitado algunos estados en los cuales yo era el único allí. (Risas) De verdad. Me pidieron que cerrara con llave cuando me fuera. (Risas)
Pero lo que hacen todos los sistemas de alto rendimiento en el mundo es lo que, lamentablemente, no es evidente a lo largo de los sistemas en Estados Unidos; quiero decir, como un todo. Uno de ellos es este: Individualizan la enseñanza y el aprendizaje.Reconoce que quienes están aprendiendo son alumnos y que el sistema debe involucrarlos a ellos, a su curiosidad, su individualidad, y su creatividad. Así es como hacen que aprendan.
Lo segundo, es que le atribuyen un estatus muy alto a la profesión docente. Reconocen que no se puede mejorar la educación si no se elige a personas estupendas para enseñar y si no se les provee un respaldo constante y desarrollo profesional. Invertir en desarrollo profesional no es un gasto. Es una inversión, y todo país próspero, lo sabe, ya sea Australia, Canadá, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong o Shanghai. Saben que esto es así.
Y lo tercero, es que delega la responsabilidad al nivel escolar para completar el trabajo.Verán, hay una gran diferencia entre ingresar en modo de orden y control en educación.Eso es lo que sucede en algunos sistemas. Los gobiernos centrales deciden o los gobiernos estatales deciden que saben mejor que nadie lo que hacen y que les van a decir qué hacer. El problema es que la educación no sucede en las salas de comités de nuestros edificios legislativos. Sucede en salones de clases y escuelas, y las personas involucradas son los maestros y alumnos, y si se quita su criterio, deja de funcionar. Hay que devolvérselo a la comunidad educativa. (Aplausos)
Se está llevando a cabo un trabajo maravilloso en este país. Pero debo decir que se está llevando a cabo a pesar de la cultura educativa dominante, no gracias a ella. Es como si las personas estuviesen todo el tiempo navegando contra la corriente. Y creo que la razón es la siguiente: que mucha de las políticas actuales, están basadas sobre conceptos mecánicos de educación. Como si la educación se tratara de un proceso industrial que puede mejorarse teniendo mejor información, y creo que, en algún rincón de las mentes de algunos legisladores existe esta idea de que si la afinamos lo suficientemente bien, si lo logramos, va a sonar perfectamente también en el futuro. No será así, nunca fue así.
El punto es que la educación no es un sistema mecánico. Es un sistema humano. Se trata de personas, personas que o bien quieren aprender, o no. Cada alumno que abandona la escuela tiene una razón para ello que está enraizada en su propia biografía. Puede que les resulte aburrida. Puede que les resulte irrelevante. Puede que les resulte incompatible con la vida que llevan fuera de la escuela. Hay tendencias, pero las historias siempre son únicas. Hace poco estuve en una conferencia en Los Ángeles sobre lo que llaman programas alternativos de educación. Estos programas están diseñados para re insertar a los niños en el sistema educativo. Tienen algunas características en común. Son muy personalizados. Poseen un gran respaldo para los docentes, lazos cercanos con la comunidad, y un programa de estudios amplio y diverso, y con frecuencia, programas que involucran a los alumnos dentro y fuera de la escuela. Y funcionan. Lo que me resulta interesante, es que se llaman «educación alternativa». ¿Saben? Toda evidencia alrededor del mundo indica que, si solo hiciésemos eso, no haría falta una alternativa. (Aplausos)
Así que creo que deberíamos adoptar una metáfora diferente. Debemos reconocer que se trata de un sistema humano, y que hay condiciones bajo las cuales las personas prosperan, y condiciones bajo las cuales no lo hacen. Después de todo, somos criaturas orgánicas, y la cultura educativa es absolutamente esencial. Cultura es un término orgánico, ¿no?
No lejos de donde vivo, existe un lugar llamado Valle de la Muerte. El Valle de la Muerte es el lugar más cálido y árido de EE.UU., y allí no crece nada. Allí no crece nada porque no llueve. Por eso se llama, Valle de la Muerte. En el invierno de 2004, llovió en el Valle de la Muerte. Cayeron ciento setenta y siete milímetros de lluvia durante un breve periodo. Y en la primavera de 2005, ocurrió un fenómeno. Absolutamente todo el suelo del Valle de la Muerte se cubrió de flores por un tiempo. Lo que esto demostró fue que: el Valle de la Muerte, no está muerto. Está latente. Justo bajo la superficie hay semillas de posibilidadesperando las condiciones apropiadas para desarrollarse, y como con los sistemas orgánicos, si las condiciones son propicias, la vida es inevitable. Sucede todo el tiempo. Si se toma un área, una escuela, un distrito, si se cambian las condiciones, dándole a las personas un sentido diferente de posibilidades un conjunto diferente de expectativas, un repertorio más amplio de oportunidades, si se abrigan y valoran más las relaciones entre docentes y alumnos, si se le ofrece a las personas el criterio para ser creativos y para innovar en lo que hacen, las escuelas que solían estar desoladas, reviven.
Los grandes líderes lo saben. El verdadero papel del liderazgo en educación -- y creo que es cierto tanto a nivel nacional, estatal, y a nivel escolar,-- no es y no debería ser orden y control. El verdadero papel del liderazgo es control de clima, creando un clima de posibilidad. Y si lo hacen, las personas se mostrarán a la altura de la situación y lograrán cosas que no pudieron anticipar para nada y no podrían haber esperado.
Hay una cita maravillosa de Benjamín Flanklin. «Existen tres clases de personas en el mundo: Aquellos que son inamovibles, quienes no entienden, y no quieren entender, y no harán nada al respecto. Hay personas que son movibles, quienes ven la necesidad de un cambio y están preparadas para escucharlo. Y personas que se mueven, quienes hacen que las cosas sucedan». Si podemos alentar a más personas, eso será un movimiento. Y si el movimiento es lo suficientemente fuerte, ese es, en el mejor sentido de la palabra, una revolución. Y eso es lo que necesitamos.
Muchísimas gracias. (Aplausos) Muchísimas gracias. (Aplausos)