viernes, 23 de octubre de 2020

MUJER Y ALTA CAPACIDAD. SOBRE LA FALACIA DE LA DIFERENCIA A NIVEL CEREBRAL

“Todo el mundo está interesado en las diferencias entre sexos y tiene prejuicios cognitivos que, aunque inconscientes, ejercen una influencia poderosa”
Melissa Hines

Que somos diferentes es obvio, y eso no es en absoluto problemático. Que una persona se oculte o llegue incluso a rechazarse a sí misma porque piense que “no es dign@ representante de su género” (que no sexo), es un problema. Y es serio. Mucho más de lo que tendemos a pensar cuando hablamos de este asunto.
Un asunto obviamente preocupante es la forma en la que somos conscientes de la dificultad de la detección de la alta capacidad intelectual en las niñas con respecto a los niños de su mismo grupo de edad cronológica. La detección precoz, por lo tanto, es aún más urgente cuando estamos ante niñas con altas capacidades.
Hay una mayor probabilidad de que se oculte. ¿Y cuál es el problema? podría alguien preguntarse. No sólo que haya un potencial que se oculte para que se incremente la probabilidad de ser aceptada socialmente, sino por la forma en la que repercute sobre el desarrollo posterior de esa niña. Hay unas inquietudes intelectuales, que se tienden a traducir en necesidades, que van a persistir a lo largo de toda su vida.
Y es que, en palabras de Pilar Domínguez (profesora de Psicología Educativa y de Educación de la  UCM), “Se obliga a las niñas a elegir entre ‘feminidad’ y ‘superdotación’ que es como ‘tener que elegir si amputar su mano derecha o la izquierda“.
Centremos nuestro interés como profesionales y como familias, por tanto, en no permitir que se sigan estableciendo prejuicios que dificulten enormente la detección de la alta capacidad femenina, en lugar de continuar con la línea de intento de explicación de “diferencias a nivel cerebral”. Dejemos de perpetrar con juicios androcéntricos y especialmente, olvidémonos de una vez por todas de continuar manteniendo ideas que NO han sido corroboradas adecuadamente a través del método científico. Frenemos los estereotipos de género y trabajemos para frenar desigualdades a este respecto.


Extracto del libro Tercera serie de 400 pequeñas dosis de ciencia / responsables del contenido René Drucker Colín … [et al]. -México : UNAM, Dirección General de Divulgación de la Ciencia: RaRaRa Editores, 2011.
Mucho se ha hablado sobre las diferencias entre el cerebro del hombre y el de la mujer. Se ha dicho que los hombres tienen habilidades matemáticas y espaciales superiores a las de las mujeres, y que éstas superan al hombre cuando se trata de expresarse verbalmente. El hombre tiende a ser más violento mientras que las mujeres poseen una sensibilidad mayor para captar las emociones que expresan las otras personas.
Aunque lo anterior es cierto, hoy se ha visto que muchas de esas diferencias son aprendidas, mientras que pocas de ellas son innatas. La plasticidad cerebral permite que los intereses, las predilecciones y las tendencias sean inducidas por los padres, los maestros y la cultura en general.
Más o menos a los dos años un bebé se identifica como niño o niña. Esto los impulsa a inclinarse hacia las costumbres que han sido asignadas para cada sexo.
Hoy, que las niñas practican deporte al parejo que los niños, y que tienen acceso a juguetes mecánicos y videojuegos que antes sólo jugaban los niños, su aptitud espacial está casi a la par con la de los niños. El acceso a universidades ha generado muchas mujeres con gran aptitud matemática, en cambio, no se ha aumentado el número de hombres que busquen la literatura o el arte como profesión.
Sin embargo, la tendencia a correr riesgos es mayor en hombres que en mujeres. La agresividad y la violencia son innatas en los hombres debido a los altos niveles de testosterona que recibe el cerebro en la etapa intrauterina.

¿REALMENTE SE PUEDE EVIDENCIAR LA DIFERENCIA CEREBRAL ENTRE SEXOS EN FUNCIÓN DE LAS INVESTIGACIONES EXISTENTES?
Para entender en profundidad el tema que a continuación voy a proponer, quisiera que en primera instancia nos remitiésemos a la propia definición de “ciencia”: Rama del saber humano constituida por el conjunto de conocimientos objetivos y verificables sobre una materia determinada que son obtenidos mediante la observación y la experimentación, la explicación de sus principios y causas y la formulación y verificación de hipótesis y se caracteriza, además, por la utilización de una metodología adecuada para el objeto de estudio y la sistematización de los conocimientos.
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La ciencia nos permite un acceso veraz al conocimiento. Nos insta a la aplicación de experimentación una vez observado un fenómeno, de tal forma que podamos llegar a acceder a sus posibles causas explicativas. Pero para ello, hay que llevar a cabo dicho trabajo desde una perspectiva seria y rigurosa, o lo que es lo mismo:
1. Formular las hipótesis de partida adecuadas, en función de lo objetivamente observado y considerando estudios previos realizados al respecto desde otras investigaciones llevadas a cabo desde disciplinas diferentes a la nuestra, aunque siempre complementarias.
2. Partir de la base de un intento de manejo de todas aquellas variables que puedan estar resultando influyentes en el fenómeno en cuestión.
3. Ser consciente de las limitaciones que todo proceso científico de verificación/falsación de hipótesis puede poseer, como por ejemplo, la imposibilidad de manejar ciertas variables por cuestiones éticas.
Entrando más en materia en lo referente al tema que deseo tocar en este artículo ¿A qué me estoy refiriendo con estos puntos?
1. Las hipótesis de partida no deberían poseer ningún tipo de sesgo cultural. Es decir, debemos ser conscientes de que lo que podemos estar observando en el comportamiento y/o actitud de una mujer con respecto a un hombre, puede tratarse más bien de cuestiones puramente culturales, no tanto biológicas. Para ello, a parte de lo que observemos en nuestro entorno, también hemos de considerar los numerosos estudios antropológicos que nos vienen a evidenciar que NO EN TODAS LAS CULTURAS SE PRODUCE LA MISMA DIFERENCIA ENTRE GÉNEROS.
2. Las variables en cuestión de género que debemos manejar si deseamos intentar corroborar un posible funcionamiento cerebral diferencial han de ser, efectivamente, de tipo biológico (utilizando técnicas y marcadores específicos en función de la estimulación, por ejemplo). Pero también han de ser variables más de tipo cultural, relacionadas ambiente de crianza, posibilidad de acceso a la educación en igualdad de condiciones, dinámica familiar, etc.
3. Para que un estudio que pretenda explicar las diferencias entre sexos aludiendo a una posible causa biológica (nivel cerebral), han de contemplarse una serie de variables que por su dificultad a la hora de su manejo, probablemente no estemos considerando. Es decir, que para llegar a la conclusión de que el cerebro de un hombre y el de una mujer procesa de manera diferente, han de incluirse en el estudio:
*** Mujeres y hombres de otras culturas diferentes en las cuales, la asunción rol de género no es el mismo que en la nuestra (véase el trabajo llevado a cabo por Margaret Mead). Sólo si comprobamos que el cerebro de una mujer de Samoa posee un funcionamiento similar a una de España, o de EE.UU. podemos llegar a establecer una conclusión más certera donde podamos poseer mayor seguridad de que tal diferencia con respecto al cerebro masculino no es debida a causas culturales o ambientales.
*** Que las personas utilizadas para tal estudio, sean neonatas, es decir, bebés recién nacidos, que no han recibido influencia alguna por parte de patrones educativos. Sabemos que existe diferencia incluso en la forma en la que nos dirigimos, hablamos e incluso cogemos en brazos, a bebés niño o a bebés niña. Hay un interesante artículo de Inma Mora Sánchez que trata precisamente este tema (¿Existen diferencias psicológicas relevantes entre hombres y mujeres? ) “Cada persona tiene unas cualidades innatas, pero el aprendizaje hace que desarrollemos o no unas habilidades u otras. Las experiencias personales van encauzando nuestros caminos y, por ello, resulta muy difícil poder asegurar con datos empíricos estas diferencias.”


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