domingo, 26 de mayo de 2013

CAMBIO DE PERSPECTIVA SOBRE LA EMPATÍA APLICADA A LA EDUCACIÓN

Hay problemas que se nos van planteando a lo largo de toda la vida y a los que no logramos encontrar una solución. Algunos no es que carezcan de ella, sino que en realidad no está en nuestra mano.
Sin embargo, sí que podríamos abrir aún más el abanico de posibles soluciones cuando nos esforzamos en poner en práctica la empatía.

Por empatía se suele entender "ponerse en el lugar de los demás"... pero nos cuesta comprender que eso no implica en ningún momento sentir lo que la otra persona está sintiendo.
Cuando vemos a un ser querido que está sufriendo, sentimos sufrimiento efectivamente, pero no por empatía, sino por el amor que sentimos hacia esa persona... no es un reflejo de su sufrimiento por tanto, sino el nuestro propio.

La empatía es un concepto algo más complejo, por tanto. Porque sería aquella capacidad que en grado sumo nos permitiría entender incluso los sentimientos, actitudes y comportamientos, aun tratándose de nuestro peor enemigo:
- porque no implica sentir compasión, sino comprensión.
- porque no implica justificar sus actos, solo entenderlos.

Si partimos de estas premisas, podremos avanzar un paso más en la búsqueda de posibles alternativas ante la presencia de un problema, especialmente porque podremos aplicar el principio de reversibilidad en nuestra mente.
Dicho principio consiste en plantearse en primera instancia la posibilidad de que la dirección de nuestro pensamiento esté yendo en una dirección equivocada, y por lo tanto, quizá debamos cambiar la perspectiva.
Un ejemplo bastante claro lo podemos hallar cuando ejercemos nuestra labor de padres o madres. Ante el reto de educar a un@ niñ@ que en un momento determinado se está portando mal, la primera idea que nos suele venir a la cabeza es la de cómo puedo hacer para que se porte bien. Eso nos sume en toda una serie de aportaciones (algunas de nuestra cosecha, otras de cosecha ajena) y acciones para que es@ niñ@ se "porte bien", como intentar los castigos, las riñas, ignorarle, etc...

Pues bien, quizá cabe plantearse el tema desde otro punto de vista, haciéndose las siguientes preguntas:

1) ¿Siempre se ha portado así?
Es probable que la respuesta sea negativa. No nacemos con un comportamiento inamovible, sino que lo perfilamos conforme vamos experimentando con la vida y las personas que nos rodean.

2) ¿Cuándo empezó a portarse así?
Suele haber un antes y un después... aunque no siempre seamos conscientes de ello.
En las altas capacidades (aunque por supuesto, también es extrapolable a cualquiera) puede resultar frecuente encontrarse en los siguientes supuestos:

* ¿Qué hay detrás de un niño que empieza a suspender cuando siempre sacaba buenas notas? De hecho cuando esto sucede en la adolescencia, tendemos a culpar con demasiada facilidad a esas sustancias que nos resultan tan socorridas cuando no deseamos asumir la responsabilidad que nos corresponde: "las hormonas".
* ¿Qué hay detrás de un@ niñ@ que siempre ha sido "obediente" y de pronto empieza a desafiar a sus figuras de "autoridad"? ...quizá lo que deberíamos es empezar a pensar que NO es bueno que sean obedientes y que cuestionárselo todo es parte NECESARIA de su aprendizaje.
O quizá debemos indagar en el motivo por el que ahora no hace bien las cosas: ¿le atendimos adecuadamente cuando lo hacía bien?
* ¿Qué hay detrás de un@ niñ@ con mirada triste?
Es cierto que sobrevaloramos la sensación de felicidad en la infancia, puesto que como una etapa más de la vida, tiene sus ventajas y sus inconvenientes... pero una mirada triste en un@ niñ@ que se prolonga demasiado en el tiempo, es signo de que algo importante está sintiendo y necesita apoyo.

3) ¿Estamos dispuest@s padres, madres y maestr@s a aceptar las críticas por parte de nuestros hijos e hijas? ....la pregunta del millón.
¿Qué sucede cuando nos acusan de ser causa de lo que les está pasando? ¿nos paramos a reflexionar y aplicamos la autocrítica o nos limitamos a culpar a otras personas que les rodean, tildándolos de "malas influencias"? ¿empezamos a reflexionar para comprender cómo se siente por nuestra actitud hacia ell@s o por contra nos enfadamos porque "son unos desagradecidos y mentirosos"?

No suelo dar respuestas.... no me gusta cuando se refiere a la vida de los demás. Prefiero aplicar el método socrático, de tal forma que en todo caso, se emitan preguntas, que puedan ir encaminándonos hacia la consecución de una vida más plena.... para nosotr@s mism@s y de manera especial para los seres más importantes de nuestra vida: NUESTR@S HIJ@S.

4 comentarios:

  1. Preciosa entrada sobre la empatía muy comentada últimamente y que tan poco se pone en práctica.
    Me gustan tus preguntas invitando a la reflexión...
    beset
    Silvina

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    1. ...probablemente puedan surgir a partir estas muchas más preguntas. Lo importante en todo caso no es tanto encontrar siempre las respuestas, sino estar en continuo movimiento para buscarlas.
      Beset!!

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  2. Esta propuesta, me hace pensar no sólo en la empatía en relación a nuestros hijos, sino como docente, también hacia nuestros alumnos. En un medio social tan conflictivo, nuestras aulas no escapan a problemáticas que inciden en visibles cambios de actitudes en los chicos. Actitudes, que si no son analizadas, con el interés y el cuidado que merecen, repercuten negativamente en su desarrollo personal.Es una tarea pendiente...pero no imposible.Me encanta tu aporte, Sonia. Marcela

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  3. Es un aporte muy útil e interesante. Muchas gracias.

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