**Esta es la primera parte de una entrada hallada en el blog http://krisyeli.blogspot.fr/.
La próxima entrada estará dedicada a la segunda parte.
Cuentan que en una ocasión un león se aproximó hasta un lago
de aguas cristalinas para calmar su sed. Al acercarse al lago, vio su
rostro reflejado en él y pensó: ¡vaya! este lago debe de pertenecer a
este león. Tengo que tener mucho cuidado con él. Atemorizado, se alejó
de las aguas, pero tenía tanta sed que regresó al cabo de un rato. Allí
estaba otra vez el león. ¿Qué hacer? La sed lo asfixiaba y no había otro
lago cercano. Retrocedió. Aunque unos minutos después volvió a
intentarlo y al ver al león, abrió sus fauces de forma amenazadora, pero
al comprobar que el otro león hacía lo mismo, sintió terror. Salió
corriendo no obstante ¡era tanta la sed….! Lo intentó varias veces de
nuevo y siempre acababa huyendo espantado. Pero como la sed era cada
vez más intensa, tomó finalmente la decisión de beber agua del lago
sucediera lo que sucediera. Así lo hizo y al meter la cabeza en las
aguas ¡el león había desaparecido!
A veces parece que preferimos morir
ante las experiencias nuevas, de vivencias, de retos, de ilusiones, de
relaciones, antes que enfrentarnos a lo que nuestra mente ha dibujado. Y
solo con la acción y la experiencia vivida podemos demostrarnos que
podemos, que somos capaces, que si quieres y sabes cómo ¡todo es
posible!
A través de la historia, los seres humanos se han encargado de
descubrir, medir e investigar la Inteligencia humana y las emociones. Es
así como se logró llegar a un fin común en donde tanto la inteligencia
racional como la emocional son determinantes en nuestro desempeño diario
siendo importante el desarrollo de diferentes estrategias para promover
al máximo los tipos de inteligencia, así como el reconocimiento que
todo ser humano, independientemente de su edad puede expresar su
inteligencia a través de distintas manifestaciones y no solo a través de
calificaciones, escalas o evaluaciones.
El ser humano siempre ha tenido
una gran curiosidad por conocer la génesis de la inteligencia y de las
emociones, por lo que a través de la historia muchas personas se han
encargado de descubrir, medir e investigar sobre estas dos capacidades
que ha permitido que cada hombre evolucione en su propia historia. Desde
siempre se han necesitado mecanismos que permitan evaluar la capacidad
mental de los integrantes de la sociedad, fundamentalmente, para
responder a necesidades particulares de estas mismas sociedades, de
manera, que tradicionalmente la evaluación de esta capacidad ha estado
vinculada con los conceptos de Inteligencia.
Por otro lado, el estudio
de las emociones humanas es un tema clásico desde la historia del
pensamiento filosófico y actualmente tanto la filosofía como las áreas
psico-sociales asumen que para aprehender la conducta y existencia del
ser humano es necesaria la exploración y conocimiento de las emociones.
Hacia el entendimiento del término inteligencia es fundamental razonar a
partir de una visión retrospectiva, que permita su definición dentro de
la evolución del pensamiento humano.
Se pueden distinguir varios
enfoques como son: el enfoque empírico, el psicométrico y el de las
inteligencias múltiples.
Encontrándose que hoy en día es necesario
entender que el concepto de inteligencia está experimentando una
transformación y que abarca muchos ámbitos más amplios que la
abstracción, la comprensión de complicados planteamientos o extensos
conocimientos generales. Si no que también involucra aspectos de la vida
como la perspectiva, la espontaneidad, la creatividad, habilidades
sociales y emocionales del propio individuo. La inteligencia de una
persona está formada por un conjunto de variables como la atención, la
capacidad de observación, la memoria, el aprendizaje, las habilidades
sociales, entre otras, que le permiten enfrentarse al mundo diariamente.
El rendimiento que obtenemos de nuestras actividades diarias depende en
gran medida de la atención que les prestemos, así como de la capacidad
de concentración que manifestemos en cada momento. Pero hay que tener en
cuenta que, para tener un rendimiento adecuado intervienen muchas otras
funciones como, por ejemplo:
- un estado emocional estable
- una buena
salud psico-física
- un nivel de activación normal
Dentro del enfoque
empírico se sabe que desde los tiempos más remotos la gente ha
calificado a las personas como brillantes, ingeniosas o inteligentes y
en caso contrario, como tontas o estúpidas. Estas expresiones sobre el
desempeño de una persona ante su mayor o menor capacidad para enfrentar
los retos de la vida cotidiana eran meramente empíricas y relacionadas
con el entorno cultural del grupo. Sin duda la gente hablaba a menudo
del concepto de inteligencia, sin que para ello existiera una definición
clara y científica, pero es evidente que las personas eran capaces de
distinguir las capacidades de otros para lograr éxito dentro de su
propia comunidad, ya fuera como dirigentes, pensadores, guerreros,
artesanos, entre otros.
Howard Gardner, neuropsicólogo e investigador de
la Universidad de Harvard, profesor de educación y de psicología, y
también profesor de Neurología en la Facultad de Medicina de Universidad
de Boston. Define la inteligencia como "la capacidad de resolver
problemas o elaborar productos que son de gran valor para un determinado
contexto comunitario o cultural".
La importancia de la definición de
Gardner es doble:
1º) Amplía el campo de lo que es la inteligencia y
reconoce lo que todos sabíamos intuitivamente y es que la brillantez
académica no lo es todo a la hora de desenvolvernos en esta vida no
basta con tener un gran expediente académico. Hay gente de gran
capacidad intelectual pero incapaz de por ejemplo, elegir bien a sus
amigos y por el contrario, hay gente menos brillante que triunfa en el
mundo de los negocios o en su vida personal, triunfar en los negocios o
en los deportes requiere ser inteligente, pero en cada campo utilizamos
un tipo de inteligencia distinta.
2º) Gardner define la
inteligencia como una capacidad hasta hace muy poco tiempo la
inteligencia se consideraba algo innato e inamovible, se nacía
inteligente o no y la educación no podía cambiar ese hecho. Tanto es así
que en épocas muy cercanas las personas con retardo mental no se les
educaban porque se consideraba que era un esfuerzo inútil.
Gardner
sostiene que la psicología y la educación han invertido demasiado tiempo
en el estudio de la inteligencia en el salón de exámenes cuando
deberían estar observando más el mundo real en busca de ejemplos sobre
cómo las personas resuelven los problemas y crean productos que
modifican la cultura; también afirma que se evidencia mejor la
inteligencia en acción al observar cómo un mecánico resuelve un problema
con el carburador o cómo el contador resuelve un dilema financiero que
con cualquier resultado de una prueba.
Es importante recordar que cada
persona tiene las ocho inteligencias y las utiliza en combinaciones
diferentes durante el curso de su vida diaria, así mismo, se debe tener
presente que cada persona exhibe estas ocho inteligencias a su manera.
Algunas personas se destacan en varias de ellas, otras tienen
dificultades especiales en varias inteligencias pero la mayoría están en
el intermedio; tenemos una o más inteligencias que expresamos con
facilidad, otras de nivel intermedio, y una o más que nos cuesta mucho
trabajo utilizar. Por lo tanto todos tenemos las ocho inteligencias en
mayor o menor medida.
En conclusión: el dominio de nuestras emociones,
la autoconciencia, la flexibilidad, la tolerancia, la escucha activa, el
respeto y la aceptación de la realidad son las ventanillas para que
toda persona alcance sus metas, así como la comprensión que todo ser
humano independientemente de su edad puede expresar su inteligencia a
través de distintas manifestaciones y no solo a través de
calificaciones, escalas o evaluaciones, en donde el modelo
lógico-racional y cognitivo se deja de lado para que el nuevo paradigma
del equilibrio entre Inteligencia Académica e Inteligencia Emocional.
Demuestren que las partes son mayores que el todo y LAS EMOCIONES SON LA CLAVE.
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