Es realmente costoso plantear una explicación de por qué l@s alumn@s de altas capacidades requieren una atención específica. Efectivamente, tal como algunas madres comentaron el sábado pasado en APADAC, "no estamos pidiendo para nuestr@s hij@s privilegios, sino derechos". De eso se trata. Ni más, ni menos.
Cierto es que no tod@s l@s niñ@s con alta capacidad intelectual pueden llegar a demandar más contenidos... todo dependerá del docente en cuestión que les haya tocado. Esto lo que supone probablemente es que se les dé la posibilidad de tomar decisiones a la hora de efectuar sus tareas, y en realidad eso sea lo que en verdad necesite. Pero llega un momento en que la demanda "especial" se hace patente, lógicamente porque a lo largo de toda su vida de estudiantes no van a tener siempre este tipo de docentes.
Y no se va a tratar de darles 20 multiplicaciones en lugar de 5, como el resto de su clase, sino permitirles un razonamiento propio y personal acerca de la ejecución de esas 5 multiplicaciones.
De hecho, esto es probable que se trate de una cuestión que va a prolongarse a lo largo de toda la vida: poder tener la capacidad de desarrollar un trabajo en el que se permita la toma de decisiones y libertad de ejecución o por contra sentirse "encadenad@" a una labor rutinaria, poco reconocida y en la que alguien "desde arriba" (que normalmente no hace tareas de la misma índole) decide y te instruye con un estilo claramente paternalista, acerca de cómo has de desempeñar tu trabajo, remunerado o no.
Para prácticamente todo hay un porqué, aunque esa explicación solo pueda ser debida a la actuación del azar. Nuestro organismo, y ¡cómo no!, nuestro cerebro busca un grado de homeostasis... de equilibrio. Necesita por tanto que se le aporte el conocimiento en un grado de complejidad adecuada a su capacidad para poder manejar el conocimiento sin llegar al hastío (por excesivamente sencillo y/o pautado externamente) y al mismo tiempo, que no resulte tan complejo que no sea capaz de manejar esa información.
A cada un@... lo suyo. En su momento y en su lugar. Tal y como queda esclarecido en este artículo extraído de la web de
aprende+.
Los bebés aprenden centrando su atención en situaciones de complejidad intermedia
Los bebés centran su
atención en situaciones que presentan una complejidad intermedia,
evitando las que son excesivamente complejas y que su capacidad
cognitiva no es capaz de comprender o las que son demasiado sencillas
por ser aburridas. Es la conclusión a la que ha llegado un equipo de
investigadores de la Universidad de Rochester tras analizar las
reacciones de los bebés ante determinadas situaciones diferentes.
Eva Sereno - Redacción Aprendemas - 28/05/2012
Investigadores de la Universidad de Rochester han
realizado un estudio que arroja nuevos datos sobre el aprendizaje de los
bebés y en el que se pone de manifiesto que centran su atención en situaciones que no son ni excesivamente complejas ni demasiado simples, sintiéndose interesados por aquellas que presentan el nivel justo de complejidad y sencillez. [Ver cursos de Psicología cognitiva]
El estudio, que se ha publicado en la revista PLoS ONE, se realizó con un total de 727 bebés de ocho meses de edad, que fueron conectados a una serie de dispositivos de seguimiento de los ojos mientras veían diferentes animaciones de vídeo en una pantalla, además de colocar varios objetos en diversas áreas de la pantalla en períodos de prueba de corta duración.
La prueba demostró que los bebés pierden el interés cuando lo que veían en la pantalla se convertía en aburrido, es decir, era repetitivo o complicado,
de manera que apartaban la mirada de la pantalla, momento en el que
finalizaba la prueba. Una acción con la que los bebés comprendieron que
tenían en control de los objetos y artículos que estaban viendo, por lo
que aprendieron a mantener sus ojos en la pantalla si querían ver más.
Además, el estudio demostró que los niños son buscadores activos de información en lugar de receptores pasivos y
que buscan información con una complejidad intermedia porque es la
mejor manera de aprender del entorno, según explica Richard Aslin,
coautor del estudio.
La investigación refleja también el alto nivel de procesamiento
cognitivo que se produce dentro del cerebro de los niños, quienes
procesan la información de una manera muy similar y tienen un “punto
dulce” en el que encuentran que la información es suficientemente nueva
como para ser emocionante, pero no tan complicada como para abrumar. De
hecho, si la información que tienen ante sí está más allá de su capacidad cognitiva, pasan poco tiempo con ella.
Según los autores de esta investigación, los datos reflejados en el
estudio pueden explicar también por qué a los bebés les gusta tanto leer
una misma historia una y otra vez. Y es que en cada ocasión hacen una comprensión de algo nuevo y diferente de la historia,
ya sean temas, temores, emociones o preocupaciones. Unos nuevos
conocimientos que podrían demostrar los problemas emocionales,
psicológicos o de desarrollo propias de esa etapa de crecimiento.
Estos hallazgos pueden igualmente ayudar a los padres a juzgar lo que los bebés quieren observando si continúan con la vista, hay gorjeo, vocalizan, mueven los brazos o las piernas, agarran o pierden la atención.
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