Aunque quizá sería lo que toca en esta ocasión, no voy a hablar del COVID-19. Voy a hablar de las consecuencias que puede tener para muchas familias el confinamiento, que ahora sabemos que se va a prolongar otras 2 semanas más de lo inicialmente pautado.
Hay personas que convivimos con otras, lo cual hace que la sensación de aislamiento se mitigue por momentos, aunque también podamos vernos expuestos a las no tan positivas consecuencias de una convivencia de 24 horas al más puro estilo Gran Hermano... y aprovechando el símil, a más de uno o de una les gustaría ser nominado para salir de la casa jeje. Sin embargo y en general, resulta mucho más ameno el confinamiento en compañía. Hay otras personas que por circunstancias de la vida tienen que pasar esta etapa de cuarentena sol@s en su domicilio, aunque el acceso a redes sociales e internet también vienen a paliar esa sensación de soledad que puede llegar a invadirles. Hay que tener en cuenta sin embargo a aquellos colectivos más vulnerables que no disponen de este tipo de tecnología... urge notablemente centrarnos en ellos.
Lo cierto es que la lógica para toda esta amalgama emocional existe: disponemos de numerosos estudios psicosociológicos que nos relatan cuáles suelen ser las consecuencias del aislamiento social. Pero en estos estudios se hace habitualmente referencia a situaciones mucho más extremas, por tanto no me voy a referir a ellos.
Sí me voy a referir sin embargo al tema que nos compete y que se encuentra reflejado en el título: ¿Hay algún tipo de posible consecuencia derivada del confinamiento para las personas con altas capacidades?
En este punto, quiero realizar un análisis centrándome una vez más en la Teoría de las Sobreexcitabilidades de Dabrowski.
SOBREEXCITABILIDAD INTELECTUAL
La necesidad de ir más allá de la mera información recibida en esa búsqueda constante de llegar al punto de conocimiento que nos permita la comprensión de un fenómeno es una de las características más significativas y probablemente positivas en las altas capacidades intelectuales o superdotación. Sin embargo, en este momento en el que nos encontramos, hay determinadas cuestiones que hay que tener en cuenta (y no sólo en las altas capacidades):
- Huir de la difusión de bulos en torno al virus o a la pandemia.
- Ahora más que nunca urge utilizar el pensamiento crítico para poder llegar a un grado de razonamiento tal que nos permita discernir entre lo factible y lo poco probable. En este punto quisiera hacer un comentario acerca de algunos medios de comunicación que repiten una y otra vez imágenes de personas irresponsables que se saltan la cuarentena decretada por el estado de alarma. Haberlos, haylos.... pero somos much@s más quiénes optamos por la responsabilidad que nos corresponde.
- Buscar información a través de fuentes fiables. Los grupos de whatssapp no siempre son el medio más adecuado para informarse (aunque sí para pasar un buen rato compartiendo chistes jeje).
SOBREEXCITABILIDAD IMAGINATIVA
Es habitual escuchar que el aburrimiento puede agudizar el ingenio y la imaginación... cierto, pero ¡cuidado! No siempre puede resultar así, ya que estamos hablando de personas que necesitan en numerosas ocasiones un incentivo para que se desate dicha capacidad imaginativa y si eso no se produce lo que puede ocasionarse es un bloqueo mental que puede incluso llegar a impedir que se lleven a cabo las tareas caseras más cotidianas.
Es importante por lo tanto seguir buscando estimulación de tal forma que se retome el espíritu creativo (como por ejemplo, "voy a retomar el blog, que lo echo de menos".... y no miro para nadie jajaja!!!).
SOBREEXCITABILIDAD MOTORA
Cuando no se tiene posibilidad de salir, la sensación de inquietud puede llegar a embargar a una persona. No sé sabe qué hacer: se empiezan cosas que no se terminan porque necesitas levantarte una y otra vez, se come más rápido, del sofá se pasa al suelo y de ahí a saltar encima de la cama,....
Hay numerosos consejos de Educación Física que nos están aportando desde la mayoría de los centros para poder desarrollarlos en casa, y aunque en mi opinión no deben de ponerse como imposición, sí podrían resultar de bastante utilidad en este caso.
SOBREEXCITABILIDAD SENSORIAL
No estamos ni mucho menos ante una situación de deprivación sensorial desde una perspectiva física, pero sí social, lo cual puede desencadenar una serie de consecuencias que algunas personas, especialmente aquellas con altas capacidades que perciban con una especial intensidad la estimulación del entorno. En estos momentos, pueden hacer aparición algunas sensaciones que aunque racionalmente sabemos que no son reales, sí pueden ser percibidas como tales. Pueden ser acústicas, como ciertos sonidos, pitidos o mayor grado de alerta ante algunos ruidos que en otro tipo de circunstancias pasarían desapercibidos; o también sensaciones visuales a través de la percepción de movimiento dentro del campo visual, cuando sabemos que no se ha producido; o táctiles (mayor sensación de picor, al frío o al calor) u olfativas, increméntandose la capacidad de detectar cambio de olores en el ambiente. Suelo poner un ejemplo a este respecto: en la infancia es habitual tener miedo a la oscuridad especialmente a la hora de dormir, precisamente por tratarse de deprivación visual y auditiva. Esto hace que se desencadene un mecanismo de hiperpercepción tal, que su mente más imaginativa completa esa ausencia de información sensorial... y así un abrigo en una percha se transforma en una persona mirándole e incluso moviéndose o el sonido que emana de su propio cuerpo se convierte en la respiración de alguien "que está a su lado".
SOBREEXCITABILIDAD EMOCIONAL
Es la primera vez para muchos de nosotr@s que nos encontramos ante semejante situación, donde se mezclan diferentes emociones con igual intensidad, lo que hace a su vez que haya momentos en los que no seamos capaces ni siquiera de decidir qué emoción o sensación es la que más nos domina en ese momento. Puede ser el miedo, el aburrimiento, la solidaridad, agradecimiento, ternura, desasosiego,.... todas ellas y muchas más se apoderan de nuestra mente cada día. Voy a centrarme en la que ahora mismo más me preocupa: el miedo. Tantos días recluidos pueden hacernos sentir que estamos a salvo en esta pequeña burbuja que es nuestro hogar, pero ya han habido varias personas que se ponen en contacto conmigo para contarme que les aterroriza e incluso paraliza el hecho de tener que salir a bajar la basura o tener que desplazarse para hacer las compras básicas, no soportan tocar nada con las manos, ni siquiera el pomo de su puerta para entrar en casa de nuevo.
Lo único que puedo aconsejar es que tengamos precaución, eso siempre y a raudales, pero esforcémonos por aplicar también esa sobreexcitabilidad racional que también nos caracteriza para no permitir que el miedo nos paralice. Si estamos paralizados, no actuamos correctamente y en consecuencia.
Y es importante seguir con la responsabilidad que la mayoría de nosotr@s hemos aceptado como nuestra. Vamos por el camino correcto.....
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