lunes, 13 de junio de 2016

NIÑ@S SUPERDOTAD@S Y "NORMALIZACIÓN"

Nunca he llegado a contar la cantidad de ocasiones en las que he oído a lo largo de todos estos años acerca de la necesidad de "normalizar" a l@s niñ@s con sobredotación intelectual. Y he de reconocer que dependiendo del discurso escuchado, estoy en mayor o en menor medida de acuerdo.
Obviamente estoy en desacuerdo en la medida en la que dicha argumentación va en el sentido de "intentar pasar desapercibid@s" en un sistema (tanto educativo, como socio-cultural) que penaliza a toda aquella persona que piensa, siente, percibe....en definitiva ES diferente. De hecho cuando escucho esto, no puedo evitar opinar que en ese caso, lo que hemos de esforzarnos por cambiar, es el sistema.
Sin embargo, sí que me da pie a una reflexión mucho más profunda cuando la argumentación va en el sentido en que ir siempre y en todo momento a contracorriente resulta agotador, tanto física como emocionalmente, con lo que existe la necesidad de encajar en algún grupo de referencia.

Por tanto, quizá quepa la posibilidad de hacernos la siguiente pregunta... ¿qué tendemos a valorar más: la adaptación o la ruptura con el sistema?
Hay ocasiones en las que pienso que nos pasamos gran parte de la vida colocándonos ante situaciones un tanto contradictorias. Por un lado necesitamos encajar....adaptarnos, pero por el otro lado, nos resulta muy complicado seguir a pies juntillas lo que se nos viene dictando desde el exterior y comportarnos como un buen rebaño. En este sentido, vuelvo a preguntarme de nuevo hasta qué punto esa "adaptación", cuando implica ocultarse y dejar de ser un@ mism@, es realmente saludable.
Nos pasamos gran parte de nuestro tiempo en búsqueda de muchos términos que pensamos que nos pueden acercar a la tan ansiada felicidad, tales como seguridad, plenitud o desarrollo óptimo. Pero nos olvidamos de un aspecto fundamental para la consecución de estas metas: es complicado que un individuo solo y aislado del mundo pueda llegar a sentirse realmente feliz. Necesitamos poder tener la oportunidad de sentirnos escuchados, de poder compartir experiencias, opiniones y lucha con otras personas con objetivos similares a los nuestros.
Cada vez que me encuentro a un@ niñ@ que tiende a permanecer en solitario en los recreos, me pregunto hasta qué punto está siendo realmente feliz. Puede que así sea....que su mundo imaginario sea lo suficientemente rico como para suplir esa carencia generada ante la dificultad de encontrar un grupo social de referencia. Y habrá ocasiones en las que así sea. Pero es que además también habrá otras ocasiones en las que el sentido de ese grupo vaya más allá y suponga un arraigamiento en el sentido en el que también resulte un grupo de pertenencia, en el que se sea un individuo socialmente aceptado y cuyas aportaciones sean tomadas en cuenta y en consecuencia le sirva también para generar una idea personal de sentirse una persona válida para las demás.
En este punto, al menos para mí, el sentido de la "normalización" adquiere un cariz mucho más claro, y que puede asemejarse bastante al de sentirse aceptad@s por los demás dentro de nuestras propias diferencias. Qué más da que esta diferencia radique en haber nacido con una potencialidad determinada que nos permita poder llegar a desarrollar problemas matemáticos complejos o manejar la palabra con cierta maestría desde la más tierna infancia  (siempre y cuando el entorno lo elicite). El caso es que sentir que al menos hay un grupo de personas en tu círculo a las que no les importa tu diferencia y que a pesar de tus excentricidades, te puedas llegar a sentir "normal".
Y es que no me cansaré de repetirlo....  la normalidad somos TOD@S, con nuestras peculiaridades, nuestras manías y nuestra particular forma de ver, sentir, interpretar y estar en el mundo.

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