miércoles, 17 de junio de 2015

NIGÚN/A NIÑO/A DEBE DE "DAR PENA"

Nos movemos en un mundo realmente muy contradictorio. Habitualmente asistimos a campañas de sensibilización en las que se nos muestran a niñ@s desnutrid@s, desatendid@s, con "dificultades",... y pienso que es enormemente necesario que actuemos en conjunto para que tod@s y cada un@ reciban la atención que necesitan en función de sus necesidades, que podrían resumirse en una común para tod@s: EL DERECHO A SER NIÑ@ Y DISFRUTAR DE SU INFANCIA EN PLENITUD.
Desgraciadamente, estas campañas tienden a utilizar el recurso de "dar pena" para llegar a un mayor número de personas, y me vais a permitir una crítica feroz a ese respecto: no es la pena la que tiene que movernos para sensibilizarnos y actuar, sino el sentimiento de JUSTICIA. Y cuando no hay justicia, lo que se siente no es pena, sino indignación.
Podría parecer una diferencia sutil, pero no lo es en absoluto. La pena nos lleva a actuar sólo cuando pensamos que estamos en un plano de superioridad con respecto a la otra persona, la justicia nos coloca en situación de igualdad de derechos.
La pena se cura más rápido cerrando los ojos (o cambiando de canal de TV); la indignación nos lleva al movimiento.
Otro gallo nos cantaría si lográsemos superar esta barrera e identificar terminológica e ideológicamente que la lucha por los derechos de la infancia va destinada a que cada niño y cada niña se pueda desarrollar en plenitud, en función de sus capacidades y potencialidades, en lugar de intentar paliar problemas según vayan surgiendo. No se trata por tanto de "trabajar por debajo", sino "potenciar por arriba", porque cada niñ@ tiene mucho que aportar, tan sólo hay que facilitárselo.

Este es uno de los motivos por los que pienso que NINGÚN/A NIÑO/A DEBE "DAR PENA", en todo caso, lo que sí urge es que nos movilicemos contra algo que de seguir así, sí que da pena:

- Un sistema que oprime y no atiende a tod@s l@s niñ@s dentro de su diversidad.
- Un sistema que a través de la creación de nuevas leyes, discrimina y complica el derecho a la educación en su sentido PLENO (no sólo de rendimiento académico).
- Un sistema que no atiende a la diversidad, sino que adoctrina bajo el demagógico lema de "café para todos".
- Un sistema que trabaja por y para aquell@s que se adaptan a su enfoque, en lugar de esforzarse por adaptarse a la gran diversidad existente en las aulas.
- Un sistema que DESTRUYE la educación, en lugar de CONSTRUIR posibilidades y en igualdad de derechos.
- Un sistema que no sólo no ofrece oportunidades en función de las necesidades individuales de cada niñ@, sino que además echa por tierra la posibilidad de acceso a las mismas.

Es por esto, que si lo que realmente deseamos es luchar para poder un mejor futuro para nuestr@s hij@s, debemos unirnos TOD@S para hacer posible que se empiece actuar ya. Desde el presente: AA.CC. La Rebelión del Talento. Contra la orden 1493/2015 BOE 15 de junio 2015, de la CC.MM.

martes, 16 de junio de 2015

COMUNIDAD DE MADRID: UN PASO ATRÁS EN LA DETECCIÓN DEL TALENTO

De mi amiga Sher Ezade:

Hay que rebelarse ya!!!
Anoche fue una auténtica tormenta, entre los hilos abiertos y el twitter el teclado echaba fuego.
La orden publicada ayer en la comunidad de Madrid no fue más que otra puñalada por la espalda a un colectivo que ya lo tiene complicado de por sí. Y la verdad es que he estado dándole vueltas esta noche pensando cómo podemos luchar.
Precisamente uno de los hilos que se abrió ayer era sobre la forma que tenemos de luchar, dividiendo nuestras fuerzas en distintas causas en lugar de remar en una dirección. Pero eso hay que cambiarlo.
Y este es el momento...
Quizá lo que voy a decir es un auténtico disparate. No entiendo de legislación y puedo equivocarme. Corregidme si estoy equivocada. Pero a mí me explicaron una vez que una ley de un rango inferior no puede ser contraria a otra superior salvo si con ello es favorable al ciudadano. Que tiene que estar supeditada a la que está por encima. No he analizado punto por punto la orden de Madrid que fue publicada ayer, pero una primera lectura me indica que ha cambiado puntos que marca la Lomce afectando negativamente al ciudadano. Vamos, que se pasan por el forro de la chaqueta ciertas jerarquías.
Mi propuesta es que centremos nuestras fuerzas en este caso ahora mismo, canalicemos nuestras energías para pedir que se derogue este orden.
Y cómo? Pues recogiendo firmas, ya sea a través de una plataforma online como en un documento físico. Podemos abrir una petición pública por un lado. Y por otro que se realice una plantilla para la recogida de firmas. Y se repartan por los colegios, los comercios, las asociaciones de AACC, las de otros colectivos, en las bibliotecas, en los centros culturales etc, etc. Luchemos, hagámoslo, vamos...son nuestros hijos, no consintamos más que los pisoteen. A la lucha...


(PDF)
[...]
Artículo 6
Adaptaciones curriculares de enriquecimiento y/o ampliación curricular para alumnos con altas capacidades intelectuales

1. Para la atención a alumnos con altas capacidades se establecen las siguientes medidas:
a) El enriquecimiento curricular supone la realización de ajustes del currículo ordinario en algunos contenidos específicos de las áreas. Consiste en un aprendizaje interdisciplinar de mayor profundidad y extensión que el habitual.
b) La ampliación curricular supone la modificación de los objetivos, contenidos, criterios de evaluación y estándares de aprendizaje evaluables en relación con el curso, o el ciclo en el caso de Educación Infantil, que al alumno con altas capacidades intelectuales le corresponde por edad. Estas adaptaciones implican la adquisición de objetivos y contenidos de cursos superiores.

2. Este tipo de adaptaciones de ampliación y/o enriquecimiento deben llevarse a cabo cuando se valore que el alumno, en relación con el currículo que le corresponde por edad, presenta un rendimiento excepcional en un número determinado de áreas o un rendimiento global excepcional y continuado.

3. Las adaptaciones curriculares de ampliación y/o enriquecimiento de una o varias áreas del currículo se podrán realizar dentro del grupo de referencia del alumno o mediante la asistencia al curso inmediatamente superior al que realiza en ese momento.

Artículo 7
Flexibilización de la duración de las enseñanzas
La medida excepcional de flexibilización de la duración de las enseñanzas de Educación Infantil y de Educación Primaria para los alumnos con altas capacidades intelectuales se atendrá a lo dispuesto en el capítulo II de esta Orden

domingo, 7 de junio de 2015

¿CREES QUE TU HIJ@ TIENE ALTAS CAPACIDADES? PUES...."MEJOR NO ETIQUETAR..."

En la entrada anterior, habíamos hablado de algunas de las excusas para no atender a las altas capacidades. Hay con toda probabilidad bastantes más que tendemos a escuchar, y no sólo desde el ámbito escolar, en ocasiones desde el familiar, y todas ellas basadas en prejuicios y estereotipos, algunos de ellos incluso "bientintencionados" y adornados con lenguaje políticamente correcto. Ese es el caso del argumento que tiende a proporcionarse para justificar la no identificación de las altas capacidades: "piénsatelo mucho... es mejor no etiquetar".
A este respecto, tengo mucho que decir, porque tengo que reconocer que estoy muy enfadada, especialmente cada vez que a algun@s polític@s se les llena la boca afirmando que el trato al alumnado en el sistema educativo ha de ser equitativo e individualizado, pero luego por otro lado, se quedan tan agusto cuando sueltan ese famoso "huyamos de las etiquetas". Posteriormente, saldrán en prensa haciendo alarde de sus "éxitos" y sus palabras biensonantes, pero cargadas de crueldad y demagogia políticamente correcta. Porque la realidad es, a todas luces, bien diferente.

Pongo como máxima garantía que soy totalmente consciente de la necesidad de huir de las etiquetas, especialmente cuando estamos refiriéndonos a la infancia. Es un tema no sólo peliagudo, sino también peligroso, especialmente porque el ser humano (no puedo llegar a afirmar con rotundidad si este hecho se da por naturaleza o es dependiente de nuestra cultura, o probablemente, una combinación de ambas variables) tiende a actuar de manera sesgada en función de las expectativas que en torno a él se generan, llegando a caer en el llamado Efecto Pigmalión, según el cual, actuamos hacia esa persona en función de lo que suponemos que ha de ser, en lugar de centrarnos en lo que realmente es, guiados por los prejuicios que rodean a ese tema concreto.
Recuerdo a la perfección cómo tuve que escuchar de la maestra de música del anterior colegio, como afirmaba con rotundidad que ponía muy en duda las altas capacidades de mi hijo mayor, puesto que según ella, "no tenía sentido del ritmo, ni destreza musical", cuestión por otro lado absurda, especialmente cuando lo que se había considerado era su rendimiento en la escuela, impartido por una maestra que no tenía ni idea de música y a lo que les obligaba a los 6 años era a bailar "El Tiburón" y a colorear fichas de "La Bella y la Bestia" al tiempo que les ponía la banda sonora de Disney en un CD. Todo esto, sin tener conocimiento alguno (ni ganas de tenerlo) de que su rendimiento en la escuela de música estaba siendo excelente. Hasta el punto en el que su profe, aun sin conocer de sus altas capacidades, me llamó un día para comentarme que Jon... desde luego era diferente.
 Obviamente  en lo que respecta a las altas capacidades intelectuales es muy peligroso si lo que manejamos en torno a este tema son ideas basadas en un rendimiento brillante en todas aquellas áreas que toque, llegando incluso a olvidar el aspecto más importante de las AA.CC. en la infacia y no es otro que el de que siguen siendo NIÑ@S. La ignorancia tiende a ser mucho más osada que la prudencia y la cautela.

A mí no me gusta etiquetar. Mis hijos tienen nombre y apellidos, son Jon, Álex e Íker, entre sí son diferentes, tienen su propia identidad y es algo que se va definiendo mucho más allá de si "son" o "no son" de altas capacidades.
De la misma forma, y probablemente con la misma intensidad, también afirmo que si bien ya resulta complicado en sí, que se actúe y se trabaje una vez identificadas las altas capacidades, desde luego, si no las IDENTIFICAMOS, eso sí que será una garantía de que no se va a hacer NADA. Me da exactamente igual que basándose en argumentos demagógicos se hable de la importancia de la escuela inclusiva, de la atención individualizada y de la importancia de no poner una etiqueta, porque sabemos de sobra que detrás de todo esto está una realidad que experimentamos en el día a día una amplia mayoría de las familias de niños y niñas con altas capacidades, y es precisamente que la sensación con la que nos vamos a casa cada vez que oímos todos estos argumentos no es otra más que se nos ha vendido (una vez más) toneladas de humo. Porque una cosa es no etiquetar y otra muy diferente es cerrar lo ojos ante la evidencia.
¿Cómo podemos determinar el tratamiento más adecuado para una persona que padece diabetes? ¿No "etiquetándola como diabética" para que así haga una vida lo más normalizada posible?

Despertemos de una vez y empecemos a llamar a las cosas por su nombre, porque el argumento de "mejor no etiquetar" lo que está llevando detrás implícito es "no me des guerra, que no quiero hacer absolutamente NADA con tu hij@". Y eso como familias, simplemente no lo podemos seguir consintiendo.

miércoles, 3 de junio de 2015

¿EXISTE IGUALDAD A LA HORA DE PONDERAR LA INTELIGENCIA?

Tod@s y cada un@ de nosotr@s solemos afirmar con rotundidad que entendemos la educación desde un punto de vista igualitario y de no discriminación de género.
De manera lógica, es complicado llegar a asumir que quizá estemos haciendo "algo" que nos incline hacia una educación diferencial en función de si lo que tenemos es un niño o una niña... pero obviamente, cabe siempre ese proceso de autocrítica constructiva en el sentido en el que sí podemos estar contribuyendo de alguna forma a una educación sexista.

En todos los años que llevo escribiendo en este blog, desde luego he de reconocer que he tenido críticas por lo que he escrito, y que parte de las que han surgido tenían algún tipo de fundamento lógico, con lo cual he de decir que no sólo han sido bienvenidas, sino que además me han ayudado para continuar aprendiendo y creciendo, algo que de manera obvia sucederá a lo largo de toda mi vida. En ese sentido, sólo me resta daros las gracias.
Sin embargo, también es cierto que han habido algunas ocasiones en las que la crítica no ha sido dirigida hacia el contenido de cada entrada en sí misma, sino hacia mi forma de expresarme, en la que procuro evitar lenguaje sexista y nombrar tanto el género femenino como masculino, en ocasiones utilizando la "@". A esas personas, ya les he comentado con educación que soy consciente de que no está reconocida en la RAE como letra propia de la lengua española, y su uso no tiene otro fin que el de dejar patente que considero que el uso del masculino genérico no representa a un sector importante de la población, que es la femenina, y aquello que no se nombra, no existe. No obligo a nadie a hacer lo mismo que yo, puesto que tampoco considero que esté en condición de hacerlo, pero sí exijo que sea respetado. Pues bien, eso también ha sido objeto ocasional de crítica.

Comenzaba diciendo que nos cuesta reconocer que no hemos llevado a cabo una educación en igualdad de condiciones para niños y niñas, pero lo cierto es que las distintas experiencias nos vienen a demostrar lo contrario, hasta tal punto que cuando se convive con un niño y una niña en la misma casa, es frecuente llegar a argumentar tanto sus comportamientos y actitudes diferentes, como sus gustos y aficiones desde la perspectiva del género: "claro... es que las niñas son más sensitivas", "los niños son más brutotes", "las niñas prefieren juegos más tranquilos"...y un largo etcétera.
He de deciros algo: yo tengo 3 niños y los 3 son diferentes entre sí, en cuanto a sensitividad, tranquilidad o inquietud e incluso empatía. Tan diferentes son que si, por ejemplo, mi segundo hijo hubiese sido niña, en más de una ocasión se habría achacado su sensibilidad a su sexo de nacimiento.

Y a la hora de ponderar la inteligencia como un valor positivo, también se tienden a hacer distinciones. A una niña, tendemos a valorarle ciertas cualidades con mayor frecuencia, tales como su dulzura o su coquetería, y por contra, tendemos a tildarla de mandona cuando tiene iniciativa y se auto-erige como líder de un grupo. ¿Cuántas veces habré oído yo que mis hijos cuando eran bebés "parecían niñas con esa carita tan dulce" que tenían? ...creo que después de 3, ya perdí la cuenta.
Es un tema tan importante como real, lo cual debería de preocuparnos profundamente: la cantidad de detecciones de alta capacidad en niñas sigue siendo alarmantemente inferior al de los niños. Y es que las niñas no pasan más desapercibidas simplemente por el hecho de que su cerebro funciona de manera diferente según su sexo de nacimiento (echad un vistacillo a esto: MUJER Y ALTA CAPACIDAD. SOBRE LA FALACIA DE LA DIFERENCIA A NIVEL CEREBRAL). La cuestión fundamental a trabajar no radica en la biología, sino en la educación.
Sin ir más lejos, no he escuchado aún de ningún papá ni de ninguna mamá de niños pequeños ese "temor" que tienen a qué pasará cuando lleguen a la adolescencia y empiecen a salir con chicas. ¿Sabéis cuántas veces lo he oído cuando lo que tienen es una niña? Podéis llegar a imaginároslo... En lo relativo a temas de sexualidad (y sin pretensión de generalizar) sigue costando una barbaridad tratar el tema con la misma naturalidad ante un niño que ante una niña.
Y más cosas: no se les suele comprar el mismo tipo de juguetes, por mucho que se diga que sí que se ha hecho, no l@s cogemos en brazos de la misma forma cuando nacen, no les hablamos en los mismos términos, ni ponderamos por igual el mismo tipo de "virtudes". Y para muestra... estas viñetas. Si pincháis sobre ellas, podréis verlas en su tamaño original.