Curiosa es la inteligencia en el ser humano, al menos entendida como capacidad para adaptarse al medio que nos rodea.
A lo largo de los siglos se ha venido promoviendo la creencia de que somos un ser superior gracias a una capacidad intelectual de la que estamos dotados y que supuestamente es la que nos diferencia del resto de especies animales... lo cual también acaba por resultar chocante, especialmente ante la gran paradoja de por qué no somos capaces de entendernos como una especie más fruto de un proceso evolutivo. No... necesitamos colocarnos en una cúspide que nos destaque sobre el resto. Una vez más, hace aparición la maldita competitividad, en la cual un@s salen ganando y otr@s perdiendo.
Este tipo de cuestiones es algo que me aterra cuando hablamos de altas capacidades intelectuales, término que prefiero a "superdotación" quizá por la connotación que de ello se puede derivar (súper = superior a). Y digo que me aterra porque me hace sentir mucho más que miedo el pensar que no podemos ser capaces de entender nuestra propia naturaleza cuando nos toca explicar a alguien qué es o qué implica ser diferente por este tipo de cuestiones, y no por cualquier otra. Ese alguien a quien debemos explicar esta condición puede ser alguien ajeno a la misma (algún amigo, alguna maestra,...) o puede ser alguien que incluso posee dicha condición pero no logra comprenderse.
Y es que las altas capacidades no nos dotan de sabiduría por sí mismas, en todo caso nos pueden predisponer a que con mucho esfuerzo podamos hallar un paso más en la consecución de nuestro autoconocimiento... ese ha de ser el objetivo y el fin último. Y ese propio conocimiento de un@ mism@ será el que nos posibilite dotar a la intuición del valor que realmente tiene... porque por tener AACC no significa que tu intuición nunca te falle. De hecho quizá una de las cosas que primero se llega a comprender al lograr un pleno desarrollo es la DUDA mucho más allá que la certeza.
Hay tanta variabilidad, tanta heterogeneidad que lo que quizá nos toca es intentar no buscar tanta ley universal por la que se rijan TODAS las personas con AACC y que dé explicación a cada movimiento y cada pensamiento, y por contra, no cesar en interesarnos por cada caso particular.
Qué necesita, qué piensa, qué siente.... y cómo podemos actuar para ayudarle.
Y especialmente escucharle, atender sus necesidades más allá de una postura paternalista (entiendo que esto sí resulta muy costoso), lo cual va a implicar no aconsejar desde fuera ("por su bien") en función de lo que alguien nos ha dicho que funciona, sino ir más adentro e intentar indagar qué puede funcionar para esa persona en particular.
Quién sabe... quizá por ese motivo me gusta tanto mi profesión.
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