jueves, 1 de agosto de 2013

CÓMO HABLAR CON LAS NIÑAS: LA INTELIGENCIA COMO VALOR AÑADIDO

CÓMO HABLAR A UNA NIÑA (Y CÓMO NO HACERLO)

Superar la "tentación" de caer una vez más en sesgos culturales de género es una tarea muy complicada. De hecho, lo es mucho más de lo que pensamos.
¿Cuántas veces nos habremos podido ver a nosotr@s mism@s halagando el vestido de una niña, sus ojos, su hermosura,...? Es curioso que posteriormente nos sorprendamos cuando esas niñas desean mostrarse hermosas ante la sociedad en lugar de mostrarse realmente como personas inteligentes que son.
En otras ocasiones hemos hablado en este y otros blogs de cuestiones de suma importancia, como que la mujer no posee, o son excasos, los modelos exitosos en el mundo de la ciencia, las artes, el pensamiento filosófico, la literatura, etc.

Hemos tratado temas tan llamativos como preocupantes, relativos al número de niñas con altas capacidades detectadas, frente al número de niños, así como hemos incidido en la importancia de una detección temprana, puesto que si dejamos pasar el tiempo (y me refiero incluso a veces a unos pocos meses o un año), esas niñas se camuflan entre la masa... que no nos sorprenda que hayan aprendido demasiado pronto que una mujer para triunfar ha de ser bella y poco espabilada, pero desde luego, nunca inteligente (o al menos no más que su pareja).
Sabemos que niños y niñas captan mucha más información de que la aparentemente pretendemos aportar con nuestros halagos y comentarios. Lo no verbal no pasa desapercibido para las nuevas generaciones de seres humanos.... ¿y aún nos sorprendemos de que se sigan manteniendo diferencias de género tan abrumadoras entre niños y niñas de muy corta edad?
Dejemos de acharcar estas diferencias a cuestiones biológicas y empecemos a tomar la responsabilidad que a cada un@ nos corresponde.


CÓMO HABLAR CON NIÑAS PEQUEÑAS
Traducción del artículo “How to Talk to Little Girls” publicado enThe Huffington Post el 22 de junio de 2011 por Lisa Bloom, autora de ‘Think: Straight Talk for Women to Stay Smart in a Dumbed Down World’ (Piensa: Hablar claro para que las mujeres sigan siendo inteligentes en un mundo idiotizado).
Asistí a una cena en casa de un amigo el fin de semana pasado y conocí a su hija de cinco años de edad.
La pequeña Maya tiene el cabello café y rizado, ojos de corderita, y se veía adorable con su vestido de noche rosado brillante. Yo quería gritarle, “Maya, ¡eres muy tierna! ¡Mírate!¡Da una vuelta y modela ese vestido de vuelos, cosita hermosa!”
Pero no lo hice. Me contuve. Como me muerdo la lengua siempre cuando conozco niñas pequeñas, reprimiéndome mi primer impulso de decirles lo tiernas /lindas/ bonitas/ bien vestidas/ bien peinadas que están o lo bien arregladas que tienen sus uñas.
¿Qué hay de malo en eso? Es el rompe hielos estándar en nuestra cultura cuando le hablamos a las niñas pequeñas ¿no es así? y ¿por qué no hacerles un halago sincero para potenciar su autoestima? Justamente por lo adorables que son, quiero explotar cuando las conozco, honestamente.
Mantengan ese pensamiento solo por un momento.
Esta semana, ABC News reportó que a casi la mitad de todas las niñas entre tres y seis años de edad, les preocupa el estar gordas. En mi libro, “Think: Straight Talk for Women to Stay Smart in a Dumbed-Down World [Piensa: Hablar claro para que las mujeres sigan siendo inteligentes en un mundo idiotizado] yo revelo que en la actualidad, entre un 15 y un 18 por ciento de niñas menores de 12 años usan máscara de pestañas, delineador y lápiz labial regularmente; los desórdenes de la alimentación aumentaron y la autoestima ha bajado; y 25 por ciento de las jóvenes estadounidenses preferirían ganar America’s Next Top Model [concurso para ser la próxima supermodelo estadounidense] que el Premio Nobel de la Paz. Incluso las mujeres universitarias brillantes, exitosas dicen que preferirían ser sexy que inteligentes. Una madre de Miami acaba de morir por causa de una cirugía cosmética, dejando a 2 hijos adolescentes. Esto continúa sucediendo y me parte el corazón.
Enseñar a las niñas que su apariencia es lo primero que usted nota en ellas, les dice que la apariencia es más importante que cualquier cosa. Las predispone a hacer dieta a los 5 años, a ponerse base a los 11, a hacerse cirugía de senos a los 17 y ponerse Botox a los 23. Debido a que nuestro imperativo cultural de que las niñas deben estar hermosas 24/7 se ha convertido en la nueva normalidad, las mujeres estadounidenses se han vuelto cada vez más infelices. ¿Qué es lo que falta? Una vida significativa, una vida de ideas y leer libros y de ser valoradas por nuestros pensamientos y logros.
Por eso es que me obligo a hablar a las niñas de la siguiente manera.
“Maya”, le dije, acuclillándome hacia su nivel, mirándola a los ojos: “me da mucho gusto conocerte”.
“Me da mucho gusto también”, dijo ella, con la voz para hablarle a los adultos. Entrenada, de niña buena, educada.
“Ey, ¿Qué estás leyendo?” le pregunté, con brillo en mis ojos. Amo los libros. Me enloquecen. Permito que eso sea evidente.
Sus ojos se engrandecieron y la expresión facial practicada y educada abrió camino para la emoción genuina sobre este tema. Hizo una pausa, pensó, con un poco de timidez hacia una extraña como yo.
“YO AMO los libros” le dije. “¿Y tú?”
La mayoría de los niños y niñas los aman.
“SÍ”, dijo ella. “¡Y ahora los puedo leer yo por mi cuenta!”.
“¡Wow, sorprendente!” le dije. Y de hecho lo es para alguien de 5 años. Tú sigue así, Maya.
“¿Cuál es tu libro favorito?” pregunté.
“¡Voy a traerlo! ¿Puedo leértelo?”
Purplicious fue el que seleccionó Maya (nuevo para mí). Maya se acurrucó a mi lado en el sofá y leyó orgullosamente cada palabra en voz alta, acerca de nuestra heroína a quien le encanta el rosado pero es atormentada por un grupo de niñas en la escuela que visten solo de negro. Ay, se trataba de niñas y la ropa que usan y cómo su elección de guardarropa define sus identidades. Pero después que Maya cerró la última página, dirigí la conversación hacia los asuntos más profundos en el libro: las niñas malvadas y la presión de grupo y el no llevarse con el grupo. Le dije que mi color favorito en el mundo es el verde, porque amo la naturaleza, y ella estuvo de acuerdo.
Ni una vez discutimos sobre ropa, el cabello, los cuerpos o quién era hermosa. Es sorprendente cuán difícil es alejarse de esos temas con las niñas pequeñas, pero yo soy terca.
Le dije que yo acababa de escribir un libro, y que esperaba que ella también escribiera uno algún día. Ella estaba realmente emocionada con esa idea. Ambas nos entristecimos cuando Maya tuvo que irse a dormir, pero le dije que la próxima vez eligiera otro libro, que lo leeríamos y hablaríamos de eso. Ups. Esto la estimuló demasiado como para dormir y ella vino desde su habitación varias veces, toda emocionada.
Entonces, una pequeñísima dosis de oposición a una cultura que envía todos los mensajes errados a nuestras niñas; un pequeñísimo empujón hacia el valorar la inteligencia de las mujeres; un breve momento de dar intencionalmente modelos a imitar. ¿Cambiarán pocos minutos con Maya nuestra industria multibillonaria de la belleza, los shows en vivo que degradan a la mujer, nuestra cultura maniaca por las celebridades? No. Pero yo cambié la perspectiva de Maya, al menos por esa noche.
Intenten eso la próxima vez que se encuentren con una niña pequeña. Es posible que ella se sorprenda y se muestre insegura al principio, porque pocas personas le preguntan sobre su mente. Pero sea paciente y continúe. Pregúntele qué está leyendo. Qué le gusta y qué no le gusta y por qué. No existen respuestas incorrectas. Usted estará únicamente generando una conversación que respeta su inteligencia. Para chicas más grandes, pregúnteles sobre eventos de actualidad: contaminación, guerras, los recortes a los presupuestos educativos. ¿Qué le preocupa a ella del mundo exterior? ¿Cómo lo arreglaría si tuviera una varita mágica? Es posible que usted reciba respuestas intrigantes. Dígale sus ideas, logros y sus libros favoritos. Bríndele un modelo de lo que una mujer pensante dice y hace.
Y permítame conocer las respuestas que usted reciba en twitter y Facebook.
He aquí una contribución para cambiar el mundo, una niña a la vez.

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