viernes, 30 de noviembre de 2012

LA ACEPTACIÓN DE LO DIFERENTE


...un ser libre en una sociedad sobrecontrolada. Pequeña obra de arte realizada por unos estudiantes franceses...

¿Qué es y qué supone la heterogeneidad? ¿Sabemos realmente diferenciar entre equidad e igualdad? ¿Sabemos respetar las diferencias? ¿Qué opinamos y cómo tratamos a las voces disonantes? ¿Tendemos a perder la identidad personal en pro de la grupal?

Para reflexionar.... y que cada un@ extraiga sus propias conclusiones.
EX - E.T.

viernes, 23 de noviembre de 2012

IR MÁS ALLÁ DEL ENRIQUECIMIENTO CURRICULAR EN LA ALTA CAPACIDAD INTELECTUAL

"Nos encontramos en una época de vertiginosos cambios sociales, a veces con difícil asunción y adaptación a los mismos. El ciudadano debe flexibilizar sus esquemas a todos los niveles, desde lo cognitivo hasta lo emocional. Esta exigencia de moldeabilidad tiene unos límites; es preciso entender que más allá de estos límites, el ser humano debe conservar su esencia y tratar de mantener la racionalidad."

Este es el comienzo de la introducción del artículo "PROGRAMAS DE ENRIQUECIMIENTO: MÁS ALLÁ DEL DESARROLLO INTELECTUAL. LA EXPERIENCIA DE ASAC-GALICIA" publicado desde la Universidad de Santiago de Compostela (Carmen Pomar Rojo, Olga Díaz Fernández y Mirian Fernández Barreiros)

"[...]No concebimos la educación como una mera instrucción, no abogamos por una perspectiva individualista y aislacionista, no entendemos la educación como el mero enriquecimiento de la dimensión intelectual del hombre, sino que, como Hernández (2000, 2002, 2005), adoptamos un modelo de naturaleza socioafectiva."

Efectivamente, cuando hablamos de educación, parece existir la tendencia a pensar en contextos escolares formales. Se nos suele escapar ese concepto por completo si no tomamos consciencia real de que "educar" requiere de intencionalidad por parte de un educador y de un educando, es decir, del interés por conseguir  fomentar la motivación por el aprendizaje de otro sujeto como tarea fundamental, que va más allá de la mera exposición de contenidos académicos (el educador), así como del papel activo y consciente en su propia capacidad de aprendizaje de la persona que está recibiendo información, considerando que ésta puede ser tanto recibida como buscada desde diversas fuentes (el educando).

Si nos centramos en esta última cuestión de manera especial, entonces podremos llegar fácilmente a la conclusión de que no solo es importante lo que se dice, sino también el cómo se dice. Cuando un educador transmite tedio y aburrimiento, no es capaz de sentir pasión por aquello que hace, lo que menos importa son los contenidos. Y esa segunda parte, la más emocional del contexto, no pasa desapercibida para el educando... de manera similar a cuando una persona nos dice que nos quiere, pero ni nos mira a la cara y su tono de voz denota hastío. Nos va a costar creer en sus palabras.

Los seres humanos necesitamos sentir autoconfianza. Pero para llegar a este punto, ha de haberse pasado por todo un proceso evolutivo experiencial y de desarrollo que nos haya fomentado y alentado esta sensación. No basta con ser capaz de conseguir un objetivo, hay que creer en ello y además sentir que ha sido apoyado por nuestras redes sociales cercanas de manera especial. Recordemos que existe vida más allá de la escuela, por eso quisiera recordar que cuando hablamos de "educadores", no nos podemos estar refiriendo solamente al personal docente.... la educación forma parte de la vida, nos rodea y no podemos escapar de ella (ni debemos).


Quisiera finalizar con otro fragmento de el artículo anteriormente mencionado, donde se exponen los resultados obtenidos con posterioridad a un trabajo realizado con adolescentes de altas capacidades:


"Los resultados los exponemos a continuación:
- A la mayoría de los miembros de este grupo les costaba hacer amigos fuera de la Asociación
- En sus contextos de desarrollo social (sobre todo en el escolar) advertían que sus compañeros no confiaban en ellos
- Mostraban actitudes desconfiadas en sus interacciones sociales e incluso se mostraban reacios a conocer a nuevas personas y a mostrar afecto a aquéllas que ya conocían.
- En sus interacciones sociales en el marco de la Asociación se ponían de manifiesto sus sentimientos de inseguridad respecto a su autovalía personal y la carencia de recursos para entablar relaciones de amistad con sus pares de edad cronológica.
- Creían que, injustificadamente, se les exigía más, a nivel familiar y social, por su condición de sobredotación intelectual.
- Se sentían desplazados (en algunos casos incluso excluídos) socialmente y vapuleados por los estereotipos concernientes a características asociadas con la sobredotación intelectual (arrogancia, aires de superioridad, excentricidad,…etc.)

Teniendo en cuenta estos resultados, se programaron un total de 4 actividades que se llevarían a cabo, simultaneándolas, con el diseño de la página WEB. Los objetivos que se plantearon fueron los siguientes:

propiciar que los miembros de este grupo lleguen a un mayor conocimiento entre ellos
establecer un contexto ambiental óptimo para que formen lazos de unión
generar conciencia de grupo
fomentar la cohesión entre los miembros del grupo
* mejorar el déficit de habilidades sociales para relacionarse con las personas de su misma edad, que presentan estos adolescentes
* elevar su autoestima"

http://gtadeaacc.blogspot.com.es/2012/11/ir-mas-alla-del-enriquecimiento.html


jueves, 22 de noviembre de 2012

EL ABURRIMIENTO EN LAS ALTAS CAPACIDADES

Quisiera compartir este comentario realizado desde facebook, ya que considero muy importante que nos esforcemos por entender que la distracción en las aulas (y frecuentemente también en casa) en la alta capacidad, probablemente tenga más que ver con su capacidad de abstracción hacia un mundo interior más rico en contenido que con un problema o déficit de atención...

Gabinete Psicopedagógico García Gutiérrez

"Los diagnósticos diferenciales son vitales en el proceso de detección de niños con altas capacidades. Por ello, os dejo unas ideas que hacen pensar sobre sobre los niños con altas capacidades y/o con trastorno por déficit de atención...
La mayoría de niños con alta capacidad no diagnosticados, o aún diagnosticados que no están recibiendo educación especial, se aburren en clase. Cuando los demás niños necesitan varias repeticiones para un mismo tema, ellos, si les interesa lo captan a la primera, y después se aburren.
¿Qué hace un niño aburrido sentado en clase, obligado a no moverse durante horas? Se pone a pensar en sus cosas o molestar a los demás.
En el primer caso pueden

 estar absolutamente abstraídos durante la clase, sin enterarse de cuando el profesor les hace una pregunta, o cuando un compañero les habla. La capacidad de abstracción elevada es típica de los superdotados, tanto niños como adultos, y en los niños se manifiesta pensando en las musarañas y mirando al techo o a algún punto indefinido en la ventana. Efectivamente presentan falta de atención.
En el segundo caso, ante la incapacidad de atender y para no aburrirse se buscan distracciones alternativas, no aceptadas en el entorno de la clase que habitualmente terminan en reprimenda o castigo y sus comportamientos pueden confundirse a veces con la hiperactividad.
A esto se une que estos niños pueden desmotivarse pronto, no hacer sus tareas y rebelarse incluso contra las órdenes del profesor. Cómo el rendimiento es bajo lo último que se les ocurre a los profesores es que el niño pueda tener alta capacidad. No, lo más sencillo es pensar que el niño tiene problemas de comportamiento, y puede terminar en un psiquiatra que le diagnostica falta de atención o hiperactividad, y le medica en consecuencia, sin haberle hecho una prueba de inteligencia.
Cuando en el ámbito escolar nos encontramos con niños diferentes, los estándares de actuación no siempre son válidos.
¿Están nuestras escuelas preparadas para los niños diferentes? O resolvemos los problemas con los chicos diferentes de la forma más sencilla, medicándoles en lugar de investigar cuál es el verdadero origen de su diferencia, y qué necesitan."

martes, 20 de noviembre de 2012

UN INTENTO DE RE-DEFINIR LA "NORMALIDAD"

Llevo tiempo dándole vueltas al tema de la normalidad. Sabemos que la tendencia actual transcurre en torno a la creencia de que es normal aquello que es "habitual", es decir, lo que hace, dice, piensa o siente la mayoría.
Sin embargo, en mi obcecación por intentar comprender esta idea, cuanto más la medito, en realidad creo que menos me aclaro :-)
Y es que creo que me cuesta entender cómo no llega la noción de que "lo normal" no puede contradecir a "lo natural". Es decir, lo normal en un@ niñ@ pequeñ@ es lo que su naturaleza le dicta: correr, saltar, explorar, distraerse con cada elemento que pase a su lado, porque lo acaba de descubrir y eso es maravilloso. Recuerdo mi ensimismamiento con las motitas de polvo que se perciben en el aire cuando de pronto un haz de luz entra a través de la ventana de mi habitación: ¡¡maravilloso!! ¡¡mágico!!... "el aire se mueve y hace que se muevan esas motitas, aunque yo no sea capaz de percibirlo si no las miro directamente"...eso pensaba.
En ese momento, algún "especialista" podría haberles dicho a mi padre y a mi madre que "su hija padece TDA" (en mi caso hubiese sido sin "H", que era muy dócil y tranquila en el aula).


El mundo es fascinante, solo que en la vida adulta nos olvidamos de esto, porque estamos demasiado ocupados en darnos prisa para todo, en dar importancia a aquello que en esencia carece de ella. Me sorprende la rapidez con la que se olvida lo que se sentía, la manera en la que se percibía la vida y la necesidad de (ante todo) SER niñ@.

¿Qué es ser normal para mí? Es complicado. Entiendo que por mis propias circunstancias, la normalidad es percibida en mi familia de manera diferente a lo "habitual". En todo caso, quisiera exponerlo a través de estos 4 puntos:

1) Lo normal en la infancia es poseer curiosidad.- Por lo tanto, la distracción está a la orden del día y de hecho es deseable. La persona adulta responsable de su educación, en todo caso, debería de estar ahí para aprovechar ese momento, no para corregírselo. Por ejemplo, si l@s niñ@s juegan a llenar los vasos con agua, eso es por alguna razón.... ¿y si lo aprovechamos para explicarles mediante su propio juego ciertas leyes de la física?...¡¡se están interesando por el estado de los fluídos!!
Una vez más, sale a colación la importancia del aprendizaje significativo.

2) Lo normal en la infancia es el movimiento.- Este hecho es una necesidad... sabemos que la mayoría de l@s niñ@s no aprenden a andar, sino a ¡¡correrr!! Si nos parásemos a pensar detenidamente en ello, puede resultar mucho más complicado pretender que alguien de 5 ó 6 años se esté quiet@ sentado durante varias horas que entender que de vez en cuando necesiten la actividad física. Mediante sus acciones experimentan con el mundo... y mediante las nuestras, procesan la información acerca de cómo es el mundo.

3) Lo normal en la infancia es el afecto.- Las personas adultas somos su referente, pero no solo en lo que a ideas o comportamientos se refiere. Somos además su referente de cariño, de afecto, de amor... un@ niñ@ necesita ese cariño tanto como el respirar. Necesita sentir que efectivamente es la persona más importante en tu vida. No basta con que tú lo sepas: él o ella necesita también saberlo mediante tus actos y tus palabras.

4) Lo normal en la infancia es la diversión.- El juego en l@s niñ@s no solo implica distracción u ocio. Es la base de su aprendizaje: aquello que aprenda jugando será lo que con mayor fuerza se adhiera al recuerdo. Y el juego puede proponerse, pero ante todo es libre. Es su momento. Es el instante en el que las normas las ponen ell@s, las decisiones las toman autónomamente y muestran su verdadera capacidad de organización, sus verdaderas pasiones y talentos.

...y es que mis hijos son normales. Yo soy normal. Todas las personas lo somos... solo queda esperar a que llegue la comprensión de que para que quepamos en este mundo todas las personas normales, debe existir una palabra mágica: RESPETO. Y a partir de ahi, cada un@ de nosotr@s, como personas "normales" que somos, tenemos derecho a decidir cómo sentir y cómo expresar nuestra propia "normalidad".