domingo, 20 de mayo de 2012

LA MÚSICA Y LA ACTIVIDAD CEREBRAL

Algunos científicos proponen  utilizar la música en la terapia neurofisiológica, por ejemplo para mejorar las habilidades lingüísticas, la memoria o los estados de ánimo de las personas.

La música sería útil para este fin debido a que las regiones cerebrales implicadas en la práctica musical se utilizan también para otras funciones, como la memoria o el lenguaje. Cualquier mejora que favorezca la música en estas áreas del cerebro, favorecería, por tanto, las capacidades en otros campos del conocimiento.

Desde luego, el cerebro de una persona con conocimientos musicales es estructuralmente diferente  al de otra que no los posea. En 2008, una investigación realizada por especialistas de la Harvard Medical School de Boston reveló que los niños que tocan un instrumento una media de dos horas y media a la semana desarrollan un 25% más el cuerpo calloso, la zona que conecta los dos hemisferios cerebrales y que ayuda a la coordinación de ambas manos.

Dados los resultados de diversas investigaciones al respecto, en 2009, investigadores de la Universidad de Zurich señalaron que la plasticidad cerebral que propicia la música podría ser aprovechada para desarrollar terapias destinadas a mejorar las habilidades cognitivas.

Desde luego y en todo caso, personalmente considero un tema importante y a considerar, aunque no puede implicar en ningún caso que forcemos a l@s niñ@s a instruirse en nociones musicales en contra de su voluntad. Procuremos no olvidar que en gran parte del desarrollo de cualquier potencial lo que más interviene es la disposición de cada individuo para desempeñar determinadas tareas... o lo que es lo mismo, que disfruten con ellas.

La música de pianos y violines aumentan la actividad del lóbulo temporal, que tiene entre sus funciones principales la audición, el lenguaje y la memoria, afirma Luis Concha Loyola, médico e ingeniero biomédico, del Instituto de Neurobiología (INb) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien comprobó ésto con ayuda de equipos de resonancia magnética funcional.
“Mi investigación consiste en estudiar la manera en que la corteza auditiva (que forma parte del lóbulo temporal) procesa los estímulos sonoros complejos, es decir, aquellos que cambian a lo largo del tiempo y tienen muchas frecuencias al mismo tiempo”, explicó Concha Loyola, en entrevista.
Comentario:
En su artículo el médico e ingeniero biomédico Luis Concha Loyola, nos muestra como los estímulos externos, como en este caso la buena música, no solo afectan nuestras emociones, si no que también llegan a afectar áreas mas internas como nuestro propio cerebro, permitiéndoles un mayor desarrollo. Este estudio viene a corroborar otros estudios, desarrollados por la neurobiología, donde nos muestran que tan interconectados estamos con nuestro medio ambiente y como este nos afecta, ya sea desarrollándonos en una forma positiva o negativa. Como en este caso, la buena música viene a permitirnos desarrollar de una manera positiva nuestro lóbulo temporal.
“Los sonidos de música que escuchamos habitualmente producen ciertas activaciones selectivas en una parte muy específica del lóbulo temporal. La actividad en esa zona es mayor que si oímos algo producido por un auto, un estornudo o voces de personas que hablan”, detalló.
En su estudio, confrontó la reacción de profesionales de la música con quienes la escuchan esporádicamente.
“Al comparar a músicos con no músicos, encontramos que los primeros reclutan más actividad en esa área del lóbulo temporal, lo hacen de los dos lados del cerebro, y en una parte donde los no músicos normalmente reclutamos para el lenguaje”, reveló.

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