"Quien hace la ley, hace la trampa"...al menos eso es lo que se dice (o se escucha). En cambio yo más bien pienso que en según qué temas no existe tanta maldad a la hora de hacer las leyes. Una ley basada en los derechos fundamentales de todo ser humano no debería de suponer ninguna trampa para l@s ciudadan@s. El problema lo podemos encontrar no a la hora de "hacer" la ley, sino a la hora de "interpretarla" y "aplicarla".
Ahí sí que puede existir cierta malicia, especialmente si las personas sobre las que se desea aplicar dicha ley, desconocen sus derechos y confían en que otras personas se lo vayan a explicar con total honradez.
Cada vez me parece más curioso cómo a la hora de imponer restricciones sobre l@s alumn@s de un colegio, como no abrirles la puerta de acceso al patio a aquell@s niñ@s que no se quedan al comedor hasta la hora exacta a la que comienza de nuevo el horario lectivo (lo cual supone tener a est@s niñ@s pegados a la puerta de entrada, llueva o no, viendo cómo juegan dentro sus compañer@s que sí se quedan al comedor y cuando les abren la puerta sea para inmediatamente ponerse a la fila para volver a clase)... y es que por "ley" la puerta de acceso al patio tiene que permanecer cerrada hasta esa hora de entrada.
Sin embargo, si no recuerdo mal, POR LEY, no se puede fumar a menos de 50 metros del recinto escolar, y... es curioso que ni maestr@s, dirección, ni cuidadoras respeten esa ley.
La ley no tiene por qué ser mala (o inexistente): sólo el uso que se haga de ella. Y este es el motivo fundamental por el que tod@s debemos conocer cuáles son nuestros derechos y los de nuestr@s hij@s.
Una vez más, quisiera recordar que quejarnos de la situación de desinterés general por las altas capacidades intelectuales, que padres y madres vivimos (desgraciadamente) con demasiada frecuencia en cuanto a la actuación por parte de colegios y/o administración pertinente es el primer paso necesario, pero no puede ser el único. El siguiente ha de ser la acción... la actuación. Y para ello, en primera instancia, tenemos que esforzarnos en conocer qué derechos tienen nuestr@s hij@s, amparad@s por ley:
LEGISLACIÓN IMPORTANTE SOBRE ALTAS CAPACIDADES
Por último, y no por ello menos importante, un recordatorio de un paso primordial cuando una familia decide solicitar el reconocimiento de la alta capacidad en su/s hij@/s: PRESENTAR POR ESCRITO, CON FECHA, SELLO Y FIRMA, Y POR DUPLICADO CUALQUIER RECLAMACIÓN, PETICIÓN O ENTREGA DE INFORME PRIVADO A LOS COLEGIOS O ADMINISTRACIÓN.
Las palabras, efectivamente, se las lleva el viento. Y probablemente no sea yo la única, pecando de exceso de confianza, la que haya vivido en propias carnes aquello de "donde dije digo, digo Diego".
Pero un escrito es una prueba irrefutable de que eso se habló, que el informe se entregó y que la petición fue realizada desde la fecha señalada. Al fin y al cabo, eso es lo que se necesita: aportar pruebas, datos en los que poder basarnos para demostrar de una vez por todas que no somos "un@s poc@s".
De hecho, es probable que aquellas personas que nos den su apoyo en el colegio, entiendan esta medida a la perfección. Y aquellas que no la entiendan... quizás son las que más nos han de hacer sopesar la necesidad de desconfianza por nuestra parte.
Debemos olvidarnos de algunos lastres que en nuestra cultura llevamos arrastrando a lo largo de años:
* NO hay que obedecer a la autoridad cuando ésta no está mostrando el respeto que debería (especialmente cuando hay una ley que nos ampara).
* NO se es peor persona por leer primero de aquello que alguien desea hacernos firmar... es curioso, porque en ocasiones parece que nos avergüenza o leer lo que nos piden firmar, o negarnos a aceptar una serie de medidas que a todas luces nos parecen inadecuadas.
No puede avergonzarnos luchar por nuestros derechos, y mucho menos por los de nuestr@s hij@s. En todo caso a quien se le debería de caer la cara de vergüenza es a toda aquella persona que sin pestañear pone en entredicho los informes que se les entrega aludiendo a toda una sarta de prejuicios sin ningún tipo de justificación más allá de la autoimpuesta.
Tomaos un pequeño tiempo para leer y atender este texto. Merece la pena:
LA IMPORTANCIA DE LOS ESCRITOS
Ahí sí que puede existir cierta malicia, especialmente si las personas sobre las que se desea aplicar dicha ley, desconocen sus derechos y confían en que otras personas se lo vayan a explicar con total honradez.
Cada vez me parece más curioso cómo a la hora de imponer restricciones sobre l@s alumn@s de un colegio, como no abrirles la puerta de acceso al patio a aquell@s niñ@s que no se quedan al comedor hasta la hora exacta a la que comienza de nuevo el horario lectivo (lo cual supone tener a est@s niñ@s pegados a la puerta de entrada, llueva o no, viendo cómo juegan dentro sus compañer@s que sí se quedan al comedor y cuando les abren la puerta sea para inmediatamente ponerse a la fila para volver a clase)... y es que por "ley" la puerta de acceso al patio tiene que permanecer cerrada hasta esa hora de entrada.
Sin embargo, si no recuerdo mal, POR LEY, no se puede fumar a menos de 50 metros del recinto escolar, y... es curioso que ni maestr@s, dirección, ni cuidadoras respeten esa ley.
Una vez más, quisiera recordar que quejarnos de la situación de desinterés general por las altas capacidades intelectuales, que padres y madres vivimos (desgraciadamente) con demasiada frecuencia en cuanto a la actuación por parte de colegios y/o administración pertinente es el primer paso necesario, pero no puede ser el único. El siguiente ha de ser la acción... la actuación. Y para ello, en primera instancia, tenemos que esforzarnos en conocer qué derechos tienen nuestr@s hij@s, amparad@s por ley:
LEGISLACIÓN IMPORTANTE SOBRE ALTAS CAPACIDADES
Por último, y no por ello menos importante, un recordatorio de un paso primordial cuando una familia decide solicitar el reconocimiento de la alta capacidad en su/s hij@/s: PRESENTAR POR ESCRITO, CON FECHA, SELLO Y FIRMA, Y POR DUPLICADO CUALQUIER RECLAMACIÓN, PETICIÓN O ENTREGA DE INFORME PRIVADO A LOS COLEGIOS O ADMINISTRACIÓN.
Las palabras, efectivamente, se las lleva el viento. Y probablemente no sea yo la única, pecando de exceso de confianza, la que haya vivido en propias carnes aquello de "donde dije digo, digo Diego".
Pero un escrito es una prueba irrefutable de que eso se habló, que el informe se entregó y que la petición fue realizada desde la fecha señalada. Al fin y al cabo, eso es lo que se necesita: aportar pruebas, datos en los que poder basarnos para demostrar de una vez por todas que no somos "un@s poc@s".
De hecho, es probable que aquellas personas que nos den su apoyo en el colegio, entiendan esta medida a la perfección. Y aquellas que no la entiendan... quizás son las que más nos han de hacer sopesar la necesidad de desconfianza por nuestra parte.
Debemos olvidarnos de algunos lastres que en nuestra cultura llevamos arrastrando a lo largo de años:
* NO hay que obedecer a la autoridad cuando ésta no está mostrando el respeto que debería (especialmente cuando hay una ley que nos ampara).
* NO se es peor persona por leer primero de aquello que alguien desea hacernos firmar... es curioso, porque en ocasiones parece que nos avergüenza o leer lo que nos piden firmar, o negarnos a aceptar una serie de medidas que a todas luces nos parecen inadecuadas.
No puede avergonzarnos luchar por nuestros derechos, y mucho menos por los de nuestr@s hij@s. En todo caso a quien se le debería de caer la cara de vergüenza es a toda aquella persona que sin pestañear pone en entredicho los informes que se les entrega aludiendo a toda una sarta de prejuicios sin ningún tipo de justificación más allá de la autoimpuesta.
Tomaos un pequeño tiempo para leer y atender este texto. Merece la pena:
LA IMPORTANCIA DE LOS ESCRITOS
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