Recuerdo algunas conversaciones cuando aún no tenía hijos (de lo cual, tampoco hace tanto tiempo). En ellas, se debatía acerca de la conveniencia o no de estipular normas claras, de la manera de llevarlas a cabo, del papel que debería de tener (y ejercer) cada miembro de la pareja o de la familia más cercana (abuel@s, tí@s, prim@s...). Claro, lógicamente, todas estas "opiniones" estaban mediadas en un alto grado por una formación en psicología... o más bien, por una formación conductista en psicología.
Un tiempo después, nació mi primer hijo, y fue precisamente entonces cuando poco a poco empecé a comprobar lo que uno de mis profesores en la Facultad de Psicología (digamos que "poco" conductista) nos decía: el método de entregar recompensas para conseguir moldear una conducta no es válido. Ni si quiera lo ha sido para animales no humanos: después de haber sido condicionados para realizar una conducta determinada para conseguir una posterior recompensa, resultó que esos animales comenzaban a ejecutar conductas para las cuales no habían sido entrenados. Es decir, aportaban a lo aprendido comportamientos de su propio repertorio conductual.
Aún así, siguen proliferando programas televisivos en los que nos muestran cómo hacer, la forma de actuar y las recompensas a aplicar para llevar a nuestr@s hij@s por el camino de los buenos modales. Y no es que sea negativo todo lo que se expone. Simplemente puede llegar a ser interpretado de manera demasiado parcial en función de la persona que lo siga (hablando en confianza: Inmunizad@s).
En todo caso, hay bastantes opiniones que cambian o se modifican cuando efectivamente llega una nueva vida a la tuya, y te acabas percatando de que tu papel no puede centrarse en amaestrarle, sino en educarle. Y la educación implica para el mundo adulto muchos aspectos, efectivamente: observar, potenciar, aprender y enseñar, perseverar, insistir,... mucho más que meramente "poner" y "quitar".
Un tiempo después, nació mi primer hijo, y fue precisamente entonces cuando poco a poco empecé a comprobar lo que uno de mis profesores en la Facultad de Psicología (digamos que "poco" conductista) nos decía: el método de entregar recompensas para conseguir moldear una conducta no es válido. Ni si quiera lo ha sido para animales no humanos: después de haber sido condicionados para realizar una conducta determinada para conseguir una posterior recompensa, resultó que esos animales comenzaban a ejecutar conductas para las cuales no habían sido entrenados. Es decir, aportaban a lo aprendido comportamientos de su propio repertorio conductual.
Aún así, siguen proliferando programas televisivos en los que nos muestran cómo hacer, la forma de actuar y las recompensas a aplicar para llevar a nuestr@s hij@s por el camino de los buenos modales. Y no es que sea negativo todo lo que se expone. Simplemente puede llegar a ser interpretado de manera demasiado parcial en función de la persona que lo siga (hablando en confianza: Inmunizad@s).
En todo caso, hay bastantes opiniones que cambian o se modifican cuando efectivamente llega una nueva vida a la tuya, y te acabas percatando de que tu papel no puede centrarse en amaestrarle, sino en educarle. Y la educación implica para el mundo adulto muchos aspectos, efectivamente: observar, potenciar, aprender y enseñar, perseverar, insistir,... mucho más que meramente "poner" y "quitar".
¿Y qué ocurre con lo intangible? Me refiero al respeto, a la tolerancia, a la empatía,... Va mucho más allá del puro moldeamiento, porque creo que no somos plenamente conscientes de la enorme influencia que ejerce nuestro ejemplo en la posterior actitud de nuestr@s hij@s. Modelo vs moldeo.
Quisiera que nos planteáramos qué es susceptible de "entrenamiento" y el grado en que nuestros comportamientos y actitudes pueden estar influyendo sobre la educación aportada a l@s niñ@s.
Y es que no solemos ser del todo conscientes de lo que hacemos, obviamente porque tampoco se incide en la educación para el autoconocimiento. Permitidme que enumere algunas de las equivocaciones más comunes que llevamos a cabo en la labor educativa (familiar y escolar):
1) CRÍTICAS CONSTANTES: bajo la creencia de que si se le corrige lo que no hace bien, aprenderá a hacerlo mejor. Esta es una idea errónea, especialmente porque nos olvidamos de lo que hace bien para centrarnos e incidir sobre lo que consideramos que hace mal. En el cole de mis hijos, he sido testigo de cómo a un niño "revoltoso" se le hace caso sólo cuando hace alguna trastada, pero nunca cuando hace cosas bien...
2) NO PERMITIRLE SER AUTÓNOM@: bajo el pretexto de "es que hay prisa", no se les deja actuar por su cuenta en cuestiones que les incumben de manera individual sólo a ell@s, como el aseo, la ropa, comer, preparar lo que han de llevar al cole...
3) INDIFERENCIA EN LAS CONVERSACIONES: ¿cuántas veces hemos hablado de cuestiones relativas a nuestr@s hij@s a terceras personas con ell@s delante, sin incluirles en la conversación?
4) EXCESIVA EXIGENCIA PARA SU EDAD: puede parecer el polo opuesto al punto 2), pero en realidad, desgraciadamente, se puede dar de manera simultánea. Nos olvidamos con relativa facilidad de la edad que tienen nuestr@s hij@s. Especialmente cuando estamos hablando de niñ@s con alta capacidad intelectual... y tendemos a exigirles por encima de lo que deberíamos. A veces podemos estar centrándonos tanto en no sobreproteger, que nos olvidamos del término medio.
5) ETIQUETAR: no sólo consiste en afirmar que es "vago", "despistada", "sensible" o "trabajadora"... algo que suele llegar incluso cuando aún están en el vientre materno es a buscar similitudes con algún pariente: "se mueve tanto como la tía", "tiene los ojos de su padre", "sonríe como su abuela".... en realidad es una persona independiente y de pleno derecho. No pasa nada por sentir orgullo de que una criaturita tan chiquitina tenga algún parecido con nosotr@s... ¡pero no nos pasemos! Porque esto nos puede llevar al siguiente punto.
6) COMPARACIONES: y no sólo entre hermanos o hermanas... también a veces entre vecin@s, compañer@s de clase. Todas las personas somos diferentes, con nuestros talentos, nuestras taras,... y de manera individual es como ha de aplicarse la educación (talentos ocultos).
Por último, quisiera proponer una reflexión personal acerca de dos textos que he encontrado circulando por las redes sociales. Estrujemos un poquito las neuronas para poder llegar a entender la importancia del respeto hacia los demás, así como de escuchar sin prejuicios...
Muy buen post Soni. En mi opinión, hoy que tengo una mijitilla de tiempo para nosotras, el primer planteamiento educativo es considerar al niñ@, que coges en tus brazos por primera vez en el parto, como una persona, única, irrepetible. De esa consideración surge el respeto. La mayoría de la actitudes no empáticas que observo en la realidad es porque no compatibilizan con esa consideración. Es el concepto de respeto del que hablas. Cuando tu concepción es de persona, tu concepción es de respeto. Cuando nos convertimos en padres , es igual que cuando hablamos, sacamos lo mejor y lo peor de nosotr@s mism@s. El plantearte la educación de tus hij@s como un ejercicio de reflexión permanente te da la opción de sacar los mejor de ti mism@. No sé si a ti te pasa, entiendo que si, que te sucede como a mi, ese permanente cuestionamiento de cómo mejorar, ese ejercicio de apartar lo que te han transmitido y vivido y de querer hacer tu propio ejercicio de maternidad y de paternidad, es motor para educar con empatía y respeto. un beso guapa. Con todo mi cariño !!!!
ResponderEliminarEs cierto que ser madre (o padre) es un hecho que te cambia la vida. Lo que necesitamos es percatarnos de que no es algo fortuito, porque podemos elegir en qué medida y hacia qué dirección se produce ese cambio.
EliminarQuizá por eso estar cuestionándonos de manera continua la dirección que vamos a elegir, la vía por la que optamos seguir, es lo que hace que sea una tarea tremendamente complicada. Aunque también la más hermosa.
¡Un besazo grande también para ti, Yoli!
Como siempre, super blog!!! te propongo lo siguiente: La idea es hacer conocer el blog, si quieres conocerlo y dejar un mensajito, estaría buenisimo!!! http://lablogoteca.20minutos.es/todo-preescolar-15750/0/
ResponderEliminarTe espero y graciassssssss
pd: te tienes que registrar!! si tienes un blog, inscribelo, si no puedes votar 5 estrellas, como obra maestra!!! por supuesto si te parece!!! cariñosssssssssssssssssss
Muchas gracias, Mariela.
EliminarInteresante propuesta :-)
Me encanta,Sonia, no paro de aprender gracias a ti. Me gusta muchísimo cómo enfocas todos los aspectos relacionados con la educación, coincido mucho.Empatía y respeto son las bases sobre las que se puede construir.
ResponderEliminarGracias Laura... todo resulta mucho más interesante si podemos compartirlo con los demás. Especialmente contigo: sabes que muchas ideas que son tuyas acaban plasmadas en un post :-)
EliminarHace muy poco que he conocido tu blog y me satisface completamente debido a que comparto muchos de los conceptos allí vertidos.
ResponderEliminarElegí hacer un comentario a esta nota porque creo que los padres determinamos en gran medida la conducta de nuestros hijos: Si los respetamos o no, si los escuchamos o no, Si consideramos valiosa su opinión o no, y si los criticamos o subestimamos.
No sería mejor acercarse a ellos señalando primero los valores que poseen y las cosas que realizan bien?............
Claro que sí, Adriana... a la hora de educar hay ocasiones en las que se hace más hincapié en intentar "perfeccionar" lo que no hacen bien (y por lo tanto, recordar constantemente aquello en lo que creemos que fallan) en lugar de potenciar todo aquello que sí que logran con éxito.
EliminarCreo que es un gran error, porque en realidad no se trata de adiestrar para crear seres perfectos, sino educar para apoyar el crecimiento de cada persona, cada una con sus propias potencialidades.
Es un placer contar con tu comentario, Adriana. Espero que sigas participando: el objetivo real de este blog es el de seguir aprendiendo un@s de otr@s. ¡GRACIAS! :-)